Las piezas que no encajan en el 'caso Ivo'
Con el hallazgo del cuerpo del joven de 16 años en el Mar Menor se inicia la fase de la investigación de la Guardia Civil, que deberá aclarar las numerosas incógnitas que rodean su muerte
Todo puzle tiene sus piezas y un lugar exacto en el que deben encajar. Es inútil intentar insertar a golpes una parte de un rompecabezas en la posición que no le corresponde. El caso del fallecimiento del adolescente Ivaylo Petrov, alias 'Ivo', de nacionalidad búlgara y 16 años, es un cubo de Rubik que el Grupo de Homicidios de la Guardia Civil trata de completar colocando cada pieza en su sitio.
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El principal hilo que estaba suelto quedó amarrado el pasado jueves con el hallazgo del cuerpo del joven tras 20 días desaparecido en el Mar Menor. Los experimentados buzos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (Geas) de la Benemérita lo localizaron sumergido a cinco metros de profundidad y a poco más de un kilómetro de distancia del puerto deportivo de Los Alcázares.
La autopsia de los forenses del Instituto de Medicina Legal resolverá las causas exactas de su muerte, aunque existen muchas dudas de que pueda identificar algún signo de violencia. Es más, la primera inspección del cuerpo, una vez que fue rescatado del fondo del mar, no indican que existan tales señales, según afirman fuentes cercanas al caso.
Francisco Javier relató que los dos navegaban en una tabla y se partió. En la travesía había una tercera persona subida en otra tabla y los dejó atrás
La primera pieza que no encaja en la investigación del caso -el juzgado número dos de San Javier ha decretado el secreto de sumario- es la que tiene que ver con las declaraciones cambiantes ofrecidas por los dos supervivientes sobre el naufragio de la piragua. La última versión ofrecida por Francisco Javier M., de 22 años, y José David, de 17 años, a los agentes de la Guardia Civil acerca de lo ocurrido mantiene que se habían adentrado en el mar con Ivo Petrov en una piragua que encontraron y que habían naufragado. Una vez en el agua, ambos comenzaron a nadar hacia la orilla y perdieron de vista al menor de los tres.
Esta versión, no obstante, choca con el primer relato que Francisco Javier dio a la Policía Local de Los Alcázares cuando fueron rescatados en la madrugada del 5 de enero. Según el atestado policial, los agentes recibieron un aviso del 112 a las 2.30 horas, alertando de unos gritos de auxilio provenientes de mar adentro de una o varias personas frente al Club Náutico Mar Menor, en la zona de playa Carrión, en Los Alcázares. Dos agentes acudieron al lugar y se echaron a la mar en un bote junto a un marinero. Los rescatadores se dirigieron hacia la isla Perdiguera, desde donde procedían los gritos de auxilio. Cuando llevaban varios minutos navegando, encontraron en el agua a dos jóvenes, con síntomas de hipotermia y que apenas podían mantenerse a flote.
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Los sacaron del agua, los subieron a la embarcación y, cuando se dirigían a tierra firme, uno de los rescatados, Francisco Javier, les relató que los dos navegaban en una tabla y que esta se partió. En la travesía había una tercera persona subida en otra tabla, que iba por delante y que los dejó atrás.
La mujer de Francisco Javier, que acudió al lugar alarmada por el aviso del naufragio, fue la primera persona en contradecir a su pareja. Según declaró a los policías locales, su marido «había salido a pescar con dos amigos y habían utilizado una embarcación que se encontraba cerca de la orilla y que, supuestamente, la habían estado observando durante todo el día con síntomas de abandono». Poco después se descubrió que la piragua, tipo kayak, no estaba abandonada, sino que la habían sustraído del garaje de un vecino de la zona. Por este hecho, Francisco Javier está citado a declarar el próximo mes de marzo como investigado por el robo de la canoa, mientras que el menor debería comparecer ante la Fiscalía de Menores. El siguiente fragmento suelto del rompecabezas tiene que ver con las llamadas y mensajes de móvil que Ivo recibió poco antes de marcharse de su casa en la madrugada del día 5 de enero.
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Tenía pánico al mar
«Por qué llamaron esa noche a mi hijo para que saliera a la calle» los otros dos jóvenes, se preguntó Magleva en una rueda de prensa que ofreció la familia la semana pasada. Ivo no contó a sus padres a dónde iba ni explicó para qué salía esa noche. En los mensajes, se puede intuir que la iniciativa de salir de su casa no fue del chico, sino que le obligaron a acudir a la playa por algún motivo aún no aclarado. Tampoco llevaba un calzado -iba con unas chanclas- ni ropa adecuada para echarse a la mar de noche y en invierno, por lo que es de suponer que no tenía intención alguna de navegar. Además, y esto es una convicción de la madre del menor fallecido, Ivo tenía pánico al mar, por lo que él nunca se adentraría en el agua en esas condiciones. Este supuesto lleva directamente a la pregunta de por qué el adolescente envió su ubicación cuando estaba en el mar al teléfono de dos amigas.
Un agente preguntó si cabía la posibilidad de que el menor de edad desaparecido hubiera podido llegar a tierra. «Está muerto», respondió J. David
Existe otra manifestación, quizá la que más llama la atención en todo el caso, y es la que hizo José David poco después de ser rescatado y en la que daba por hecho que Ivo no estaba vivo.
Los dos jóvenes esperaban en tierra firme a que llegara una ambulancia para que les trasladara al hospital. Ya habían sido atendidos por los policías locales de los primeros síntomas de hipotermia que sufrían y las palabras del menor de 17 años retumbaron en la cabeza de un agente cuando le preguntó si cabía la posibilidad de que el otro menor de edad desaparecido hubiera podido llegar a tierra. «Está muerto», le respondió.
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«El móvil de Ivaylo es resistente al agua y puede tener datos valiosos»
Uno de los dos abogados de la familia de Ivo Petrov, Sergio Marco, del despacho MMB, asegura que existe una contradicción clave en el caso y tiene que ver con el motivo de quedar esa noche. Según afirmaron los dos supervivientes del naufragio, fue iniciativa de Ivo verse y fue él quien les avisó. «Sin embargo, los mensajes de WhatsApp que se enviaron atestiguan que fueron ellos dos quienes exigieron a Ivo que saliera de su casa porque 'tenían que hacer cosas'. Esas 'cosas' no están aclaradas». Un elemento que el abogado resalta también es el interés que tiene la familia en que se encuentre el móvil que Ivo llevaba esa noche. «Un iPhone resistente al agua que puede tener información muy valiosa. Lo llevaba en una bandolera con su documentación y su cartera, y no ha aparecido». Asimismo y a la espera de que la investigación de la Guardia Civil empiece a dar sus frutos, el letrado apunta que ya se podría comenzar a valorar la responsabilidad penal que puede tener la persona rescatada que es mayor de edad, «cuando decidió meterse en el mar con una canoa de noche y con dos menores, sabiendo que uno de ellos no sabía nadar».
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