Pedro Fernández Alén: «Ante la falta de personal en la construcción, regularizar a inmigrantes sería un avance»
Alerta de que persiste «el grave problema de la falta de relevo generacional», a la vez que reivindica una mayor apuesta por la Formación Profesional
El extremeño Pedro Fernández Alén (Badajoz, 1974) es presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), al igual que de la Fundación Laboral ... de la Construcción, entidad que ha cumplido 30 años y a cuyo acto conmemorativo en Murcia asiste mañana. Anteriormente, fue secretario general de la patronal sectorial. Licenciado en Derecho y máster en Dirección de Empresas Constructoras e Inmobiliarias, desempeñó también el cargo de secretario general de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme).
–Cuánto ha cambiado el sector en las tres últimas décadas, quién hubiera imaginado hasta su desarrollo industrial.
–La evolución ha sido absolutamente brutal, lo que pasa es que muchas veces no lo apreciamos, Antes se trataba de carretilla, arena y ladrillo, pero ahora también estamos hablando de tecnología y maquinaria extraordinariamente compleja y de técnicas constructivas que son muy distintas. Y ahí hemos demostrado también que somos líderes mundiales, porque construcción es tanto la reforma de un pequeño cuarto de baño, como la obra del estadio Santiago Bernabéu en el centro de Madrid. Es de los sectores que más han evolucionado, aunque seguirán existiendo albañiles clásicos. Claro que utilizarán nuevos materiales, técnicas innovadoras y hasta inteligencia artificial.
–Los empresarios alertan desde hace tiempo de la falta de personal y en la Región es evidente, ¿de qué grado es el problema?
–Existen unas carencias de mano de obra, sobre todo en el ámbito de las pequeñas y medianas empresas, puesto que las grandes compañías de infraestructuras no van a tener nunca tanta escasez. Además, ocurre en un contexto en el que el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia va a suponer casi 7.000 millones de euros para la actividad de la rehabiltación de generación urbana en España. Se trata, principalmente, de pequeñas obras, cerramientos, instalar placas fotovoltaicas, optimización energética de viviendas, reformas de edificios que normalmente lo hacen las pymes. Y es ahí donde falta mano de obra de una forma notable. Pero mientras tenemos escasez de jóvenes en el sector, a la misma vez hay un desempleo juvenil de casi el 30% y eso es un problema importante. Por otro lado, en cuanto a la presencia de mujeres es verdad que en los dos últimos años hemos crecidos dos puntos, al pasar de una tasa del 9%, y eso es un avance. Pero la realidad es que hay solo 5.900 mujeres en obras en España. Y después existe la gravedad del envejecimiento de las plantillas y la falta de relevo generacional.
«Se van a jubilar el 35% de nuestros trabajadores en quince años, pero tenemos el paro juvenil disparado»
–¿No hay recambio posible?
–Es que son cuatro los problemas importantes: jóvenes, mujeres, envejecimiento de las plantillas y relevo generacional. Sobre el envejecimiento hay que tener presente que en 2008 los trabajadores de menos de 30 años eran el 25% en el sector de la construcción, en cambio ahora son el 9,2%. Es decir, menores de 30 años en el sector hay uno de cada diez como mucho. Entonces es un problema enorme que tenemos. Asimismo, con más de 60 años tenemos el 7,5% de los trabajadores. Una situación que en Murcia es similar al de otras regiones, ya que aquí existe también un tejido empresarial potente y las firmas murcianas están presentes de una manera habitual en otros territorios como Andalucía, Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana.
–¿Qué puede hacer el pequeño empresario para poner solución a estos problemas? ¿Y cómo debe implicarse la Administración?
–Esto es una cuestión de Estado. El 35% de nuestras plantillas se van a jubilar en quince años. Ese tiempo no es nada, pero, sin embargo, no hay relevo generacional. Eso significa que el saber de esos profesionales que conocen el oficio, y que se van a marchar, no se lo van a poder trasladar a jóvenes. Pero, por el contrario, tenemos elevados niveles de desempleo juvenil. Por lo tanto, algo se está haciendo mal. Porque no estamos potenciando sectores en los que somos líderes. No lo hacemos atractivo. Por decirlo de alguna manera, es como el hecho de que tengamos los mejores chefs del mundo, pero no tuviéramos quien recoja las judías verdes y las lleve a la cocina. Y eso es algo que pueden sufrir diferentes sectores, aunque lo vemos sobre todo en la construcción. Y, en segundo lugar, tampoco se potencia correctamente la Formación Profesional.
«El subsector de la vivienda lo está pasando ahora un poquito peor; la subida de tipos hace ser más prudentes»
–¿La apuesta por la FP en la construcción podría ser decisiva?
–En toda España, tenemos solo 6.256 alumnos de Formación Profesional en Edificación y Obra Civil. Apenas es el 0,6% de la gente que realiza FP. Pero es que, además, terminaron la formación en esta especialidad tan solo 1.678 personas en 2022, cuando hablamos de un sector que ocupa a 1.400.000 trabajadores. Es decir, el abandono de estudios en esta rama es del 48,8%. Entonces, es evidente que, primero, no estamos potenciando oficios que realmente son necesarios para la sociedad. Y, en segundo lugar, no hemos potenciado la Formación Profesional, que es lo que nos da trabajadores en condicione óptimas. Al final, estamos permitiendo que haya una generación perdida, con una franja importante de jóvenes que tienen menos de 30 años y que no han cotizado nunca.
–¿Hay que incorporar a más trabajadores inmigrantes para paliar ese déficit? Porque crecen las voces que piden más facilidad para contratar en origen.
–No se puede plantear únicamente traer gente de fuera. Creemos que, ante la falta de personal en el sector, sería un avance incorporar a muchos de los inmigrantes irregulares que hay, regularizándolos, como una forma de luchar también contra la propia economía sumergida. Eso sí, sin olvidar que seguimos con un elevado desempleo juvenil y un paro cercano a los 3 millones de personas. Por tanto, si realmente ofreciésemos el trabajo adecuado que necesitan las empresas, bajarían esas cifras. Pienso que la contratación en origen en muchas ocasiones se ha propuesto como la panacea, pero hay que tener en cuenta luego que hay que traer a esos trabajadores y ver si tienen las destrezas que se requieren o si, por otro lado, hay que formarlos. De ahí que la contratación en origen sea más compleja.
–Pero el sector se ha implicado siempre para generar mano de obra, ¿cómo valora al respecto el papel de la Fundación Laboral?
–Hay que recordar que esta entidad se crea con el primer convenio general del sector de la construcción en 1992. De hecho, el origen viene para mantener la paz social y para la formación de trabajadores del sector por los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla. Y, bueno, se van creando luego los diferentes consejos territoriales. En la actualidad, contamos con 55 centros propios, donde formamos a más de 90.000 trabajadores al año –en prevención, oficios–, y tenemos un presupuesto de 80 millones de euros anuales. Es decir, es de las fundaciones más grandes que hay en España. También hay que destacar que se nutre principalmente de la cuota que pagan los empresarios.
«Hay que ponerse las pilas, tras caer la licitación un 60% en la Región en el primer semestre»
–Hablemos del momento en el que se encuentra su sector, ¿cómo lo ve? ¿Y su futuro próximo?
–La construcción vive una época importante, está en evolución, y además los fondos europeos van a pasar necesariamente por esta actividad. Van a llegar 7 de cada 10 euros y vamos a ser los principales canalizadores para ejecutar los proyectos de infraestructuras que transformarán España para cumplir así con los compromisos contraídos, ya que hay que construir redes de transporte, desaladoras, depuradoras, infraestructuras de energías renovables, hospitales de última generación y una lista interminable de proyectos. Por ello, el sector tiene muy buen futuro, salvo algunos problemas, como la escasez de mano de obra, sobre todo para las pymes.
–¿La construcción residencial parece más damnificada?
–Es verdad que ahora lo está pasando un poquito peor el subsector de vivienda, porque con la subida de los tipos de interés ha tenido un frenazo importante. Se construye menos al ser prudentes con la actual subida de los tipos, y conseguir financiación se ha hecho más problemático. Hay que tener en cuenta también que la vivienda de protección oficial hace mucho tiempo que se olvidó, aunque ahora está empezando a resurgir otra vez.
–¿Cómo ayudaría el impulso de la vivienda de protección oficial?
–La vivienda de lujo no ha tenido problemas nunca y se sigue vendiendo perfectamente, sobre todo a clientes extranjeros y sin financiación. Otra cosa es la construcción de vivienda para un segmento de población menos favorecido, puesto que la clase media sí lo está pasando peor. Con todo, la construcción de VPO en el primer trimestre del año supuso un 80% más que en el año 2022.
–¿Y cómo está la obra pública? ¿Hace falta una mayor apuesta de las administraciones?
–Hay que hacer un esfuerzo mayor de inversión, pero para eso, sobre todo, hay que solucionar la burocracia y hay que fomentar la participación de las autonomías en la gestión de los fondos del Plan de Recuperación. Pero hay que ponerse las pilas en la Región de Murcia, tras caer las licitaciones un 60% en el primer semestre. En cualquier caso, esta comunidad ha sido siempre pionera en ayudar al sector y hemos tenido la respuesta favorable del Gobierno regional en cuanto a la necesidad de actualizar los precios de los contratos.
«No termina de solucionarse el tema de la actualización de los precios»
–¿Pero el problema con la desindexación que bloquea la revisión de precios sigue estancado?
–Es un tema que no se termina de solucionar. El sector impulsa la modificación de la ley de contrato del sector público para que se establezca un sistema de equilibrio, como funcionaba perfectamente en España hasta 2015, cuando se tomó una decisión política errónea. Porque la realidad es que el empresario no puede prever a largo plazo cuánto va a costar el aluminio que se usará dentro de 3 años, o el coste del asfalto en un contrato de mantenimiento de carretera. Ante un conflicto como el de Oriente Medio cómo vas a saber si se va a disparar el betún. Creemos que un sistema de estabilización juega a favor de la Administración y del contratista.
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«El coste de los materiales se estabiliza, pero no significa que bajen»
–Uno de los grandes problemas del sector en los últimos dos años ha sido el sobrecoste de la materia prima, ¿se ha frenado?
–Se dice que se están estabilizando los precios, pero eso no significa que bajen. Porque la realidad es que partimos de una base de 2018-2019 y, desde ahí, han crecido mucho. Lo que sí es cierto es que algunas materias primas han moderado la subida, pero aquel alza sigue adelante. Aparte, si la energía sigue con el incremento, eso lo altera todo. Porque es un componente importantísimo dentro de las obras, ya que junto a los materiales básicos suponen hasta un tercio del coste total.
–Al final, si no existe una contención, lo que es claro es que muchos proyectos son inviables.
–Por ejemplo, en las iniciativas de vivienda de protección oficial, hay que actualizar los precios, ya que no puede ser lo mismo que había hace cinco años. Si se actualiza el módulo, se puede hacer más VPO.
–¿De que manera puede ayudar reducir la presión impositiva a todo el sector inmobiliario?
–Sin duda alguna, la fiscalidad presiona cada vez más y un reajuste de la misma haría que bajase el precio de la vivienda de una manera sensible, ya que todo este sector está grabado muchísimo. Otra cosa es la voluntad que puede tener la Administración de soltar esta pieza. También reclamamos una bajada en reforma y rehabilitación, lo que evitaría mucha economía sumergida si se produjesen desgravaciones fiscales en el IRPF.
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