Los pediatras advierten de los riesgos para la salud por el calor en las aulas y reclaman «un plan urgente»

La evidencia científica «es clara»: a partir de los 27 grados «disminuye el rendimiento cognitivo y los resultados académicos». Por cada grado de descenso en aulas de entre 20 a 25 grados, se incrementan un 10% las respuestas correctas en Matemáticas, y los estudiantes que se sienten térmicamente cómodos obtienen hasta un 4% más de aciertos.

Pero cuando la temperatura llega a 30 grados, el problema ya no es solo de rendimiento. Hay «riesgo para la salud, especialmente en niños y niñas». Pero «también lo sufre el profesorado: fatiga, cefaleas, ansiedad y agotamiento físico están cada vez más presentes». Juan Antonio Ortega advierte de que en esas condiciones «no se puede enseñar ni aprender». El presidente de la SPSE acusa a las autoridades educativas de «negligencia institucional».

La Sociedad de Pediatría del Sureste recomienda «adaptar la actividad lectiva o suspender si no se toman medidas adecuadas a partir de los 27 grados, en base a la evidencia científica sobre confort térmico y rendimiento escolar».

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo recomiendan mantener la temperatura en actividades sedentarias, como el estudio, entre 20 y 24 grados. «Esto hace evidente que ya a partir de los 27 se sobrepasa el rango óptimo». A pesar de las evidencias y reclamaciones, «seguimos viendo colegios sin sombra, sin climatización, con ventanas selladas o barracones prefabricados sin ventilación cruzada», lamentan los pediatras.

Los profesionales reclaman la «instalación de sistemas de climatización con contratos de energía verde», así como la «ampliación de ventanas y facilidades para lograr ventilación cruzada eficiente». También plantean que haya «infraestructura verde, sombra en patios, arbolado, arquitectura bioclimática», y apuestan por «educación al aire libre como estrategia complementaria».