El territorio neandertal se amplía en Santomera

La Cueva de La Capilla, en el paraje de Los Ásperos, está «en una intersección de dos vías de comunicación elementales: Rambla Salada y el Valle del Segura, con un control visual privilegiado de varios pasos de norte a sur y de este a oeste (que conectan el Valle del Segura y el del Guadalentín con el litoral)», detalla Miguel Pallarés, presidente de Patrimonio Santomera, arqueólogo y profesor de Geografía e Historia.

Los descubrimientos, realizados durante prospecciones en la zona promovidas por Patrimonio Santomera, amplían así el territorio neandertal en la Región a localizaciones hasta ahora desconocidas. En concreto, La Capilla ha aportado innumerables materiales desde el musteriense (hace entre 100.000 y 40.000 a. C.) hasta contemporáneos, pasando por restos neolíticos, romanos, andalusíes y modernos. Gran parte de ellos en superficie y en la ladera próxima, aunque las sucesivas campañas les han llevado a comprobar la riqueza e importancia del yacimiento, constatadas por especialistas como el profesor de Prehistoria de la UMU Ignacio Martín Lerma, el paleoantropólogo de la Universidad de Barcelona y especialista en neandertales Joao Zilhao y el profesor emérito de la UMU y paleoantropólogo Michael J. Walker.

«En las dos primeras campañas se alcanzaron niveles de la Edad de Hielo, en torno a 20.000 a. C., con hallazgos de fósiles de grandes mamíferos como el caballo o el ciervo, consumidos por los humanos. Además, han aparecido miles de piezas líticas pertenecientes a distintas actividades humanas, entre las que destacan todas las fases de la talla lítica y la caza. Se trata, en relación a sus dimensiones (13x7x5 m), de uno de los yacimientos más ricos en lítica de nuestra región, que seguro supondrán un hito en el estudio del Paleolítico en el sur peninsular», detalla Pallarés.

De entre estas piezas, el equipo investigador, liderado por Norman Fernández, Cristina González, Gonzalo Linares y Miguel Pallarés y que ha contado con el apoyo del Ayuntamiento de Santomera, así como de la Dirección General de Bienes Culturales, destaca una flecha de pedúnculo y aletas (solutrense), un raspador paleolítico de gran soporte para separar la piel de la carne, una punta bifacial u hoja de laurel paleolítica, un raspador paleolítico de reducidas dimensiones y sílex rojo (magdaleniense), una lasca de cuarcita tallada (musteriense, neandertal) y una raedera en sílex con huellas de uso sobre madera.

También bajo la necrópolis del Cabezo Malnombre, datado en la Edad del Bronce (1.000 a. C.) y del que junto a los restos humanos se han hallado textiles, anillos y otros materiales asociados al uso ritual de la cueva en una decena de sepulturas, los investigadores han detectado «un nivel con huellas de hábitat y ocupación del periodo magdaleniense (Paleolítico)», detalla Pallarés, empeñado, como presidente de la Asociación Patrimonio Santomera en poner en valor y divulgar los tesoros arqueológicos del municipio.