El campo gana eficiencia con robots y trampas dotados de IA en la Región

La inteligencia artificial ya está presente en los campos de cultivo murcianos para producir una agricultura cada vez más tecnificada, más respetuosa con el medio ambiente y con más garantías de seguridad alimentaria para el consumidor final. Así lo explicó ayer la coordinadora del proyecto europeo PestNu, Ria Pechlivani, durante la presentación de los primeros resultados obtenidos en campo.

Los responsables y socios de PestNu –20 de 9 países de la UE, cuatro de ellos españoles– demostraron a escasos 5 meses de finalizar el proyecto, que comenzó en octubre de 2021, que las pruebas realizadas a cielo abierto en el Centro de Demostración y Transferencia Agraria (CdTA El Mirador, San Javier) y en el invernadero de Tilamur (Lorquí) han resultado un éxito que permitirá a los agricultores aplicar las últimas tecnologías digitales y espaciales reduciendo tanto el coste de la producción –más automatizada, de mayor precisión y con una sustancial reducción del consumo de agua, abono y biocidas para combatir las plagas–, como el impacto negativo en el entorno de la agricultura –ha desarrollado bioestimulantes y biopesticidas–. Un «modelo de economía circular con productos orgánicos, ecológicos, que persigue resolver el reto de reducir el uso de fertilizantes un 50% para 2030, afrontar el cambio climático y hacer la vida más fácil al agricultor», aclaró Pechlivani.

Robots autónomos dotados de cámara hiperespectral detectan plagas y enfermedades en las plantas y aplican con precisión y de manera localizada los biopesticidas y bioestimulantes desarrollados en PestNu. Lo hacen mediante el análisis con inteligencia artificial de las imágenes que recoge el robot.

También las trampas desarrolladas en PestNu permiten capturar los insectos y, mediante IA, determinar las especies de aquellos que dañan las cosechas de manera precoz para evitar que se conviertan en un grave problema para el agricultor.

Además, los productos ecológicos empleados para promover el desarrollo de los cultivos (bioestimulantes) o para combatir las plagas (biopesticidas) se desarrollan a base de aminoácidos de microalgas, cultivadas en aguas residuales que depuran con anterioridad mediante una bacteria.

Por último, sensores y sistemas automatizados de análisis permiten conocer en tiempo real las necesidades exactas de abono del cultivo, tanto en suelo, para evitar su contaminación, como en acuaponia (combina cría de peces y cultivos hidropónicos) para ahorrar fertilizante.

La consejera de Agricultura, Sara Rubira, que acudió a la presentación, defendió estas prácticas, que confió en que puedan aplicarse en breve en la Región, «porque ayudan al sector a reducir el impacto ambiental de la agricultura y también los costes en fertilizantes y fitosanitarios al menos en un 20%. Es la agricultura del futuro», apostilló Rubira.

La socia 'pestnu' Agroinsider, pyme portuguesa, ha desarrollado y ahora mejorado «la 'app' SmartAG, que recibe información de los satélites de Copérnico para monitorear, reportar y verificar las parcelas agrícolas en tiempo real. SmartAG permite analizar el verdor de la vegetación, el contenido de agua en planta (estrés hídrico) y la altura de la vegetación», cuenta Patricia Lorenço, gestora de proyectos de Agroinsider, para detectar desde el aire anomalías puntuales de crecimiento que alerten al agricultor de manera precoz y le indiquen el punto exacto donde intervenir.