El empresario de Molina reclamó en junio una orden de alejamiento de sus hijos

Sostiene que fue una discusión que se fue de las manos, pero que nunca tuvo intención de acabar con su vida. Felipe H., el hijo mayor del empresario Felipe Hernández, fallecido este sábado en Molina de Segura como consecuencia de la presunta agresión sufrida a manos de este, ingresó este lunes en prisión provisional, según confirmaron fuentes judiciales. La titular del tribunal de Instancia número 1 del municipio envió a la cárcel al principal sospechoso acusado de un presunto homicidio tras escuchar una versión de lo sucedido que pretende confrontar en las próximas semanas con numerosas pesquisas que la Policía Nacional ya tiene en marcha y que aguardan respuesta.

Su hermana menor, acusada también de un presunto delito de omisión del deber de socorro, quedó en libertad provisional. La magistrada le impone, no obstante, la obligación de comparecer ante el juzgado quincenalmente.

El informe definitivo de autopsia y el análisis de los teléfonos móviles de los dos hermanos serán claves para esclarecer el homicidio en el establecimiento Tejidos Hernández, que la víctima regentaba en plena calle Mayor de Molina y que ha conmocionado a la localidad. La muerte del empresario, de 65 años, se produjo en la mañana del sábado, después de que mantuviese una acalorada discusión con dos de sus hijos en el despacho del negocio familiar.

La riña, según confirmaron fuentes cercanas a la investigación, quedó grabada por las cámaras de seguridad del negocio. Unas imágenes que ya están en poder de la jueza y en las que se aprecia como los dos hermanos entran en el despacho riñendo con su progenitor, propinándole el principal sospechoso varios golpes. Felipe Hernández salió del negocio familiar aturdido por el golpe y cruzó la calle hasta llegar a la puerta de un estanco, donde se desplomó y quedó inconsciente en el suelo. La Policía Nacional detuvo horas después en Archena tanto a Felipe como a Rosario H, su hermana menor, presente en el momento de la agresión.

Los investigadores bucean ahora en el papel que cada uno de los hijos habría tenido en los hechos, en la relación que mantenían con su progenitor -que estaba divorciado- y en las denuncias previas que este había presentado contra sus vástagos. Fuentes judiciales explicaron que el mes pasado la víctima presentó una denuncia en la que aseguraba que uno de sus hijos le había robado el móvil. Una denuncia que estaba tramitándose. El empresario hizo constar en ese momento que existían denuncias previas y pidió una orden de alejamiento respecto a sus hijos. Fuentes cercanas a la investigación apuntaron a que las rencillas entre el fallecido y sus hijos se debían a motivos económicos, concretamente el alquiler de unos garajes.

Los dos sospechosos prestaron declaración ante la jueza sometiéndose únicamente a las preguntas de su abogado, Pablo Martínez. Explicaron que mantenían unas desavenencias con su padre por unos bienes que, según su versión, este les había puesto a su nombre, teniendo ellos que asumir los costes y disfrutando él de los beneficios económicos.

Esa disputa fue el motivo que, explicaron ambos, les llevó ese sábado a la tienda de su padre, aunque descartaron que acudieran con intención de acabar con su vida. Remarcaron que cuando se fueron no atisbaron en ningún momento la posibilidad de que la agresión pudiese acabar con su vida. Los dos acusados han entregado sus teléfonos móviles para que la Policía investigue si existió alguna conversación previa entre ellos que pueda denotar una intencionalidad en la muerte.

El funeral por el empresario Felipe Hernández, que regentaba un negocio familiar, fundado por su padre en 1948, se celebrará en la tarde de este lunes, a las 19.15 horas, en la iglesia de la Asunción.

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