Medalla de Oro para todos los murcianos

El millón y medio de ciudadanos de la Región de Murcia subieron ayer al escenario de la restaurada iglesia de San Esteban para recibir su Medalla de Oro, un reconocimiento compartido en agradecimiento por la «ejemplar actitud» de los murcianos durante la crisis sanitaria. Con ellos, también el recuerdo presente de los 150 murcianos que han perdido la vida por el coronavirus, que tomó presencia en una butaca vacía sobre la que se fueron depositando ramos de rosas blancas, con la caricia del adagio interpretado por el cuarteto de cuerda de la Orquesta Sinfónica de la Región.

La interpretación del himno de España (las banderas estaban presentes ayer en mascarillas, cinturones, corbatas...) abrió el inusual acto institucional del Día de la Región, que este año ha sido sencillo y sobrio, con apenas 50 invitados: el equipo de Gobierno, la oposición, responsables políticos, militares, eclesiásticos y judiciales de la Comunidad y representantes de colectivos y profesiones que se han implicado en la lucha contra la enfermedad.

Las llamadas al entendimiento, al diálogo y al consenso entre la clase política marcaron las intervenciones, que cerró el presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, apelando a «la esperanza, el trabajo, el esfuerzo y la superación». Para el presidente, las situaciones graves «no admiten indiferencia, sino responsabilidad, actuación, compromiso y afrontarlas desde la unidad», por lo que insistió en llamar al entendimiento frente a «otros que han puesto en las últimas semanas el acento en la discrepancia», dijo durante el acto conmemorativo del 38 aniversario del Estatuto de Autonomía.

El Gobierno de coalición de PP y Cs, sustentado por Vox, fue el ejemplo de entendimiento que planteó Miras, convencido de que esa alianza demuestra que el «consenso es posible» consolidando «acuerdos de libertad» en contraposición a los que apuestan por la «división, la separación y el enfrentamiento».

La necesaria regeneración del Mar Menor y el apoyo a los vecinos de Los Alcázares afectados por la DANA marcaron también la intervención de López Miras, quien reclamó que «demandar ayuda para ello no puede ser interpretado como una crítica, sino como un grito de auxilio. Exigir que cada uno desarrolle todas las competencias que legalmente le corresponden no es una búsqueda de enfrentamiento, sino el único camino para avanzar y lograr un objetivo que compartimos todos». En «el día de todos», López Miras pidió a los ciudadanos prudencia. «Las situaciones graves no admiten indiferencia, sino responsabilidad, actuación, compromiso y valentía. El virus sigue en la calle. Hay que seguir con las medidas de protección e higiene para no poner en riesgo a nadie».

Con los gritos de fondo de los manifestantes venidos del Mar Menor para denunciar su desastroso estado, el presidente de la Asamblea Regional, Alberto Castillo, también se refirió a la necesidad de su regeneración y ofreció el apoyo de su Gobierno a los vecinos de Los Alcázares. A la entrada de la iglesia desacralizada, más de un centenar de vecinos indignados clamaban por la regeneración de la laguna. Los manifestantes representaron el entierro de la albufera en un ataúd y con la raspa de un pescado. Castillo agradeció también el esfuerzo a todos los trabajadores sanitarios, las fuerzas y cuerpos de seguridad, los farmacéuticos, los trabajadores del campo, de los supermercados, los profesores...

«Somos una gran sociedad y debemos sentirnos orgullosos de la Región», dijo, antes de alertar de las consecuencias socioeconómicas para la población, que ahondarán en los ya altos indicadores de pobreza y brecha salarial.

En representación del municipio anfitrión, el alcalde de Murcia, José Ballesta, alertó sobre la aparición del «populismo en tiempos de incertidumbre» y defendió la necesidad de entendimiento en estos momentos. «No son buenos tiempos para los que creemos en la moderación y la templanza. El consenso no es una rendición. La firmeza y la moderación no son enemigos», resaltó Ballesta.

La imposición simbólica de la Medalla de Oro a los habitantes de la Región de Murcia sobre un busto y los acordes de 'La vida es bella', de Nicola Piovani, a cargo del cuarteto de cuerda de la Orquesta Sinfónica de la Región, cerraron el acto, durante el que se mantuvieron las distancias de seguridad.

Los pocos invitados estuvieron sentados en sillas distanciadas por la nave del templo desacralizado, y todos llevaron mascarillas.