Cambio horario y autismo
Miguel Ángel teme al desajuste de los relojesPsicólogos y especialistas alertan de la ansiedad que provoca en las personas con TEA la adopción de la hora de invierno: «Se angustian y pueden llegar a autolesionarse»
Esta pasada madrugada, a las tres fueron las dos, lo que implica que amanecerá y anochecerá antes y que la calma se volverá tormenta para ... muchas de las cerca de 15.000 personas que, según las cifras de incidencia, presentan Trastorno del Espectro Autista (TEA) en la Región de Murcia. El cambio horario de invierno, que viene realizándose en España de forma ininterrumpida desde el año 1974, supone apenas un leve cambio en los patrones de sueño para la mayoría de los ciudadanos, pero para las personas con autismo es una montaña de ansiedad que escalar. «El motivo es que presentan una gran inflexibilidad a los cambios y se alteran cuando ocurre algo que no esperan», explica el psicólogo de Astrade Pablo Rodríguez. Por eso, que se haga de noche a una hora que no es la habitual puede tener efectos imprevisibles en muchos de ellos. «Si tienen alguna actividad de tarde, como puede ser piscina, logopedia o cualquier otra terapia y, cuando salen a hacer la actividad, ven que el día no es como esperaban, ese pequeño cambio les puede desequilibrar».
Javier Ruiz todavía recuerda el día en que su hijo Miguel Ángel, diagnosticado de TEA, echó a correr tras mirar el cielo después de un cambio horario. «Lo llevábamos a la piscina a una actividad que se hizo a la hora de siempre, y cuando íbamos a salir y vio que era de noche, se metió al polideportivo, porque no se esperaba que estuviera oscuro cuando la vez anterior había salido de día».
El cambio puede provocar desde una aumento de la agitación a un comportamiento violento e, incluso, desencadenar una crisis aguda. «Cada uno responde de una manera -señala el psicólogo Pablo Rodríguez-, unos se muestran más nerviosos, otros más irascibles, pero, en general, esto les provoca mucha ansiedad y puede desencadenar conductas disruptivas. Se angustian y pueden llegar a autolesionarse», explica el psicólogo Pablo Rodríguez.
«Una vez, al salir de la piscina y ver que ya era de noche, se metió corriendo al polideportivo», recuerda su padre, Javier Ruiz
Miguel Ángel, que tiene 18 años, no ha llegado nunca a esos extremos, pero cada año sufre con la modificación de los relojes. Un circunstancia que para muchas familias no es fácil de detectar. «El problema es que no caes en la cuenta de por qué está así. Él no te lo explica -afirma Javier-. Puedes ver que se tira al suelo, que patalea, que se niega a comer, que grita o que no te obedece, pero no sabes de dónde viene. Lo primero que piensas es que es porque ha visto algo que no le ha gustado o que se ha peleado con alguien, pero te cuesta llegar a la conclusión de que lo que le pasa es que le ha afectado el cambio de hora».
Falta de luz
Además, hay otro factor que hace que retrasar la hora suponga una mala noticia para el colectivo TEA. Un estudio liderado por Elena Martínez Cayuelas, coordinadora del grupo de trabajo de sueño de la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP), y que se realizó en 52 niños y adolescentes con trastorno del espectro autista, y con 26 controles, concluyó que en el 100% de los casos las personas diagnosticadas de TEA contaban de media con una hora menos de exposición a la luz natural. «Eso se explica, sobre todo, por los chicos que están institucionalizados en residencias o los chavales que están en el colegio y a veces no pueden salir al recreo o realizan menos actividades al aire libre porque tienen dificultades de conducta o cualquier otro problema», señala Pablo Rodríguez.
Numerosas investigaciones han probado la relación que existe entre la falta de luz solar y las afecciones de salud mental, una cuestión que en el autismo cobra especial relevancia. Se han encontrado evidencias en revisiones sistemáticas y ensayos clínicos de que los niveles bajos de vitamina D pueden contribuir al desarrollo del TEA, así como de que la suplementación con esta vitamina puede, en algunos casos, mejorar ciertos síntomas. «Eso hace que, ya de por sí, el horario de invierno, que favorece una menor exposición a la luz del sol, les perjudique especialmente», apunta el psicólogo.
La rigidez mental asociada al trastorno hace que el retraso de la hora genere malestar emocional y problemas de conducta
A eso se añade, como explica la profesora del grado de Farmacia e investigadora de la UCAM Pura Ballester, que ha estudiado la relación del sueño y el autismo, «la desalineación circadiana que presentan las personas con autismo, es decir, que el punto medio de su sueño no sucede en concordancia con el resto de variables: con el punto medio de su exposición a la luz, el punto medio de la temperatura corporal, el centro de la actividad, etcétera».
Para minimizar los efectos que el horario de invierno puede tener en las personas con autismo y reducir la ansiedad asociada al cambio, la labor de las familias y los terapeutas es clave. Durante la pasada semana, a Miguel Ángel ya comenzaron a anticiparle la situación para que estuviera preparado. «Es lo único que puedes hacer -asevera Javier-. No es solo que le digas que algo va a ocurrir, sino que hay que intentar que lo entienda y lo interiorice. Le dices: 'Mira, a partir de mañana, cuando te vaya a recoger del colegio va a ser de noche'». A Miguel Ángel le resulta ahora más fácil que hace unos años, según reconoce su padre. «Ahora ya tiene 18 años y es un asunto un poco menos crítico porque tiene la experiencia de otros años. Le digo: '¿Te acuerdas que pasó esto?', y es más sencillo que lo entienda».
Se trata de convertir en territorio conocido las arenas movedizas del cambio. «Para Miguel Ángel, la rutina es un salvavidas, su forma de ubicarse en el mundo». Aunque esté más oscuro.
Una costumbre que seguirá rigiendo en España al menos hasta 2026
La polémica sobre la conveniencia del cambio de hora, que tiene como fin el ahorro energético, ha estado presente en la Unión Europea de forma especial desde septiembre de 2018, cuando la Comisión Europea inició una consulta pública sobre esta práctica que se saldó con unos resultados que hicieron repensar la vigencia de esta práctica. La mayoría de los europeos se pronunciaron en contra del cambio de horario, con el argumento de que la modificación puede tener efectos negativos en la salud de la población. En España, el 64% de los encuestados se manifestaron a favor de poner fin a esta costumbre. Aunque algunas diferencias de posicionamiento entre Estados y la irrupción de la pandemia dejaron congelada la iniciativa. Ante la parálisis europea, el Boletín Oficial del Estado fijó en marzo la fecha de los próximos cambios de hora hasta el año 2026 para cumplir con la obligación de anticiparlos que recoge el Artículo 5 del Real Decreto 236/2002. Habrá que esperar, al menos hasta entonces, para poder plantear si conviene continuar adelantando y atrasando los relojes.
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