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Un policía nacional, en el registro de una 'caleta' desmantelada en la Era alta. Edu Botella / AGM

Las mafias del Este y africanas controlan el negocio de la sustracción de vehículos

Unespa cifra en 2.571 el número de coches, todoterrenos, furgonetas y camiones robados anualmente en la Región

Lunes, 4 de junio 2018, 07:42

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Una máquina troqueladora láser de última generación, capaz de reproducir la tipología de los caracteres de primeras marcas automovilísticas, era el 'juguete' con el que un ucraniano dedicado al robo de vehículos de alta gama en la Región y Alicante se encargaba de modificar los diecisiete dígitos del VIN, con el objetivo de vender sus 'adquisiciones' en el mercado legal. Un garaje de la pedanía murciana de Era Alta se había convertido en la 'caleta' donde almacenaba los Land Rover, Toyota y Lexus robados, para retroquelar el número de bastidor. «La máquina era de tipo industrial, iba destinada al etiquetado, se vendió en Suiza y llegó a Ucrania», comenta el subinspector Juan Francisco Verdejo sobre la operación desarrollada el 13 de mayo y que permitió al Grupo de Tráfico Ilícito de Vehículos de la Policía Nacional recuperar cuatro todoterrenos sustraídos.

El Grupo de Tráfico Ilícito de Vehículos ha recuperado 60 autos en tres macro operaciones

La investigación sigue abierta y todo apunta a que el detenido en Era Alta solo era un eslabón de una organización criminal. «El robo de vehículos de alta gama requiere altas dotes de especialización», apunta el inspector jefe Marcos Castro. Los robos comunes de vehículos, de manera individual y al 'estilo quinqui', han pasado a la historia y, desde 2013, todo lo controlan organizaciones de delincuencia transnacional, compuestas por hasta dieciséis individuos. «Son como una empresa, hay un reparto de tareas, un ánimo lucrativo y trabajan de forma itinerante». En la Unión Española de Entidades Aseguradoras (Unespa) coinciden con el análisis de la Policía Nacional: «Ahora hay bandas organizadas que sacan beneficio del robo de vehículos». Dos son las grandes mafias que se reparten el 'pastel' del robo de vehículos. Las del Este, formadas por búlgaros, rumanos y ucranianos, que controlan los vehículos de lujo y alta gama. Y las africanas, cuya actividad la centran en coches de media gama para venderlos por piezas.

«Estas organizaciones se reparten demarcaciones: zonas de trabajo», resalta el inspector jefe Castro. «Cuando hay invasiones de terreno, se dan ajustes de cuentas entre ellos y entran en juego otros delitos: secuestros, asesinatos...». La patronal del seguro presentará el próximo jueves, en Madrid, el informe 'Estamos Seguros', que refleja los últimos datos que dispone de robos en la Región y que señala que en 2016 se robaron 2.571 turismos, todoterrenos, furgonetas y camiones.

El trabajo de los 'ojeadores'

Ese dato sitúa a Murcia en la undécima posición del 'ranking' nacional, muy alejada de las cifras que presentan autonomías como Madrid (42.872 robos), Andalucía (30.951), Cataluña (21.788) y Valencia (13.601).

Una de las claves para que la Región esté en la parte baja del top estatal es el trabajo que desde 2009 viene realizando el Grupo de Tráfico Ilícito de Vehículos, tal y como reconocen desde Unespa: «Hacen una labor francamente buena». Prueba de ello son las tres últimas macro operaciones que les han permitido desmantelar en la Región bandas del Este dedicadas al robo de vehículos de alta gama, recuperando más de 60 automóviles.

Estas organizaciones cuentan con 'ojeadores' para buscar sus objetivos. Los vehículos más codiciados en la Región suelen ser Lexus, Land Rover, Jaguar y Audi. El 'ojeador' realiza un seguimiento de la víctima, ubicando el garaje y anotando las rutas que cubre a diario. Esa información se entrega al 'robacoches' para que perpetre el golpe empleando la tecnología más sofisticada.

Inhibidores y centralitas informáticas empleadas para el vehículo de robos de alta gama. CNP

«Pueden usar inhibidores de frecuencia», ejemplifica el subinspector Verdejo. Al inutilizar la llave que emplea la víctima para abrir y cerrar a distancia las puertas, solo tienen que esperar a que lo aparque para meterse en el vehículo y arrancarlo. Nunca hacen puentes, eso es una técnica analógica: «Llevan una centralita informática que se introduce debajo del volante y con un 'software' acceden al navegador y arrancan el coche».

Suelen contar con garajes o naves para «enfriar» los vehículos robados, tratando de dar esquinazo a las Fuerzas de Seguridad. En estos talleres clandestinos comienza el trabajo de los 'técnicos', otro eslabón de estas bandas, y que se ocupan del maquillaje: modificar el número de bastidor, falsificar la matrícula...

Los 'pasadores' o 'correos' sacan los vehículos del país y la mafia los introduce en el mercado legal de compra y venta a través de canales como internet. Los coches suelen venderse a Rusia, Polonia, Lituania, Rumanía y Ucrania. «Obtienen un beneficio del 60% del valor real que tiene el coche en el mercado».

Para combatir a las bandas colaboran en sus investigaciones con Europol e Interpol

Para frenar a estas organizaciones, el Grupo de Tráfico Ilícito de Vehículos colabora con Europol e Interpol, aumenta los controles fronterizos y recurre a la tecnología, como rastrear el GPS que suelen llevar estos coches de lujo. Aunque no todos los casos se resuelven igual. En la 'Operación Land Rover', fue un empresario del sector de la seguridad privada el que detectó que unos ucranianos le estaban haciendo un seguimiento y alertó de ello a la Policía Nacional. El resultado fue cuatro detenidos y nueve vehículos recuperados.

Después vino la 'Operación Porche', en el garaje de un chalé de Lorquí se interceptó este deportivo y se incautó una máquina troqueladora en cuya memoria se habían modificado los números de bastidor de cincuenta vehículos que actualmente se están recuperando en distintos países de Europa. También hallaron documentación que les permitió iniciar la 'Operación San Javier', destapando un garaje en la localidad costera, en el que ocultaban un BMW 318 y un Audi Q7 sustraídos en Marbella.

Catalizadores a 1.000 euros

Las organizaciones africanas tienen una estructura similar, cuentan con 'ojeadores', 'robacoches'... , pero su objetivo son los coches de media gama para venderlos por piezas en Marruecos, Argelia y Mauritania. «Desmontan los turismos como si fuesen un mecano: apilan puertas, volantes...», explica el inspector jefe Marcos Castro. El 'modus operandi' también es menos sofisticado, emplean una ganzúa o rompen los cristales, pero es mucho más contundente porque actúan en modo comando, simultáneamente en distintos puntos de la Región o de un municipio. «En 48 horas pueden llevarse de 5 a 6 turismos». Son robos para atender una demanda de piezas de un modelo de turismo específico. En la Región buscan sobre todo Seat León y Volkswagen Golf.

En cuanto el grupo detecta que se han recibido varias denuncias por sustracción de un mismo modelo, se intensifican los controles por carretera y en el puerto de Cartagena, así como en Almería y Alicante, porque tienen rutas directas con el Norte de África. «Despiezan el coche en una nave y ocultan las piezas en contenedores cargados de chatarra». Para terminar de ponerlo más difícil, ocultan en un contenedor las puertas, en otro asientos... porque les va el negocio en ello, ya que solo por la venta de un catalizador pueden ganarse entre 800 y 1.000 euros.

Los coches asiáticos no gustan a los cacos

Unespa explica que un «factor determinante» para la sustracción de un vehículo es su antigüedad. A juicio de la patronal, hay más actividad delictiva en los vehículos utilitarios que en los de gama alta. «Buscan coches con más de diez años, tienen menos medidas de seguridad y su objetivo es atender la demanda de piezas para reparaciones». De hecho, uno de los turismos más robados en España es el Citroën Xsara: «Se ha dejado de fabricar, pero fue durante años un superventas». Esta dato contrasta con la escasa estadística de robos de modelos fabricados por Kia y Hyundai: «Los coches que menos se roban son los asiáticos, porque tienen una implantación más reciente en el mercado». La excepción es Dacia, una nueva marca cuyas piezas son compatibles con modelos antiguos de Renault.

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