Luzón adquiere la centenaria bodega riojana Corral por 3,8 millones de euros
La empresa jumillana del Grupo Fuertes se compromete a mantener a los trabajadores, tras autorizar un juez la venta en un proceso concursal
Alberto Gil
Logroño
Sábado, 20 de abril 2024, 08:11
El juzgado de Primera Instancia número 6 de Logroño ha dictado recientemente un auto por el que autoriza la venta de Bodegas Corral, en La ... Rioja, a la oferta presentada por Bodegas Luzón, de Jumilla -propiedad del Grupo Fuertes-, y que implicaría el pago de 3,8 millones de euros.
La decisión del magistrado, con el informe también favorable del administrador concursal, ha tenido en cuenta la solvencia de la firma, perteneciente a la compañía murciana propietaria, entre otras empresas, de El Pozo Alimentación, con 2.500 millones de euros de facturación y 8.000 empleados.
La centenaria bodega riojana, propiedad de un nutrido grupo de empresarios locales, entró en concurso de acreedores el pasado 25 de enero, después de arrastrar durante varios años problemas de liquidez para hacer frente a los pagos a proveedores. Corral fue víctima de la crisis vitivinícola, que comenzó con la pandemia, pero que se ha agravado por la situación propia de la DO Rioja, con un récord de existencias almacenadas en las bodegas y con una bajada general de las ventas.
Bodegas Luzón se compromete en su oferta, además de al pago de los mencionados 3,8 millones, a continuar con la actividad durante al menos tres años y se subrrogaría también al menos a siete de los trabajadores: un responsable de planta, una técnica en el laboratorio de calidad, una persona responsable de enoturismo y cuatro trabajadores operarios de producción.
Según el auto de resolución del concurso, la masa activa de Bodegas Corral alcanza los diez millones de euros, frente a los cinco millones de la pasiva, pero el juez tiene en cuenta a la hora de la adjudicación -además de las garantías de continuidad para siete trabajadores- que, en caso de no aceptar la oferta, probablemente Bodegas Corral se vería abocada a un «escenario liquidatorio», con los gastos que ello conllevaría, el deterioro de activos y el pago de indemnizaciones laborales. Así las cosas, en línea con el criterio del propio administrador concursal, el magistrado entiende que los 3,8 millones ofertados por Bodegas Luzón son la mejor opción para la concursada.
El auto judicial tiene en cuenta el compromiso de mantener la actividad vinícola para considerarla la mejor opción
Bodegas Corral fue fundada en 1898 por Saturnino Daroca, cosechero de Sojuela, localidad cercana a Navarrete. La hija de Saturnino se casó con Martín Corral, cuyo apellido dio nombre a la bodega. En 1974 se edificaron las actuales instalaciones, por las que pasa el Camino de Santiago.
De hecho, su principal marca histórica, Don Jacobo, hace referencia a la Ruta Jacobea. Fue entonces cuando la empresa familiar pasó a constituirse como sociedad anónima, con la entrada de un numeroso grupo de accionistas. Corral se caracterizó durante años por la elaboración de vinos clásicos (crianza, reserva y gran reserva), mientras que en la última etapa apostó por las producciones ecológicas, por vinos más modernos, incluso criados en tinajas de barro.
Bodegas Luzón, acogida a la DOP Jumilla, tiene una facturación superior a los diez millones de euros y cuenta con 40 trabajadores en plantilla.
De García Carrión a Juan Gil
La expansión por diferentes denominaciones de origen está a la orden del día en las bodegas jumillanas, ya que al grupo García Carrión con sus vinos de familia, se han unido a lo largo de los años otras zonas productoras. Así, JGC, que fue pionero en estas iniciativas, comercializa tanto vinos de Jumilla -que fue su matriz-, como también de Rioja, Ribera del Duero, Rueda, Toro, La Mancha, Valdepeñas, Penedés, Cataluña y Cava.
Igualmente, es destacable la expansión del grupo Viñas Familia Gil, originario también de Jumilla, donde tiene como matriz a Bodegas Juan Gil y Bodegas El Nido. Sin embargo, a partir de ahí, elabora también en la DO Calatayud con Bodegas Ateca; en el municipio manchego de Almansa trabaja en Bodegas Atalaya; y en Castilla León tienen Bodegas Tridente.
Asimismo, el crecimiento como elaboradores los ha llevado hasta la denominación de origen Rueda con Bodegas Shaya, así como en Montsant elaboran en su bodega Can Blau. Mientras que en tierras gallegas, dentro de Rías Baixas, tienen las Bodegas Lagar de la Condesa. Sus últimas incorporaciones han sido Bodegas Licorella Vins en la DO Priorato y, en La Rioja, con Bodegas Rosario Vera. Aunque, en su caso, tienen como denominador común que, en todas, su sede social está en la Región de Murcia.
La familia Bastida, propietaria de Bodegas Alceño, también tiene en su 'portfolio' vinos de la zona de La Mancha, Ribera del Duero, Rioja, Cava y Utiel-Requena, junto a los amparados por la denominación Jumilla.
Por otra parte, otras empresas vinícolas, cuya matriz está en otras zonas, han puesto sus ojos en Jumilla, como es el caso de Sierra Norte, que desembarcó en esta denominación procedente de Requena (Valencia).
El reto de Pedro Martínez
Otro caso digno de resaltar en el desembarco vinatero de la Región de Murcia en otras zonas de España es el protagonizado por el cartagenero Pedro Martínez Hernández, que tras jubilarse como jefe de servicio del Laboratorio Clínico de la Arrixaca, se lanzó a su pasión vinícola y se convirtió en bodeguero con la creación de un negocio familiar con sedes en La Rioja alavesa y las Rías Baixas. En concreto, comenzó con sus primeras cosechas en Baigorri, en 2007. Una década después, en 2017, compró la bodega gallega Granbazán para trabajar con Albariño, también de la DOP Rías Baixas.
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