Blancos y azules muestran el germen de su legado artístico en Lorca
Bocetos, maquetas y bordados antiguos integran las exposiciones que se pueden ver de manera extraordinaria en sus museos
Los cinco hijos de Antonio Felices Iglesias –Alberto, José María, Luis, Carlos y Emilio–, herederos de una extraordinaria saga formada por tres generaciones de la ... familia Felices, donaron el viernes emocionados a la Fundación Santo Domingo documentos y bocetos de su abuelo y de su padre para cumplir la voluntad de éste, fallecido hace tres años. El valioso legado incluye fotografías, ideas para mejorar los grupos que salen en procesión, algunas nunca ejecutadas, y maquetas, como la de los nazarenos y mayordomos que escoltan a la Virgen de la Amargura. «Estamos satisfechos porque por fin este material pasa a manos de una institución que va a velar para su conservación. De otra manera al final se perdería», reconoció Emilio, el mayor de los hijos. La familia cerró así «el ciclo de tres generaciones de artistas que aportaron su visión novedosa, su buen hacer en el diseño de bordados y su amor por el Paso Blanco», añadió.
Publicidad
Una selección de esa extraordinaria producción, que ha marcado la identidad de la cofradía durante 120 años, forma parte de la exposición 'Felices, un siglo de bordado en el Paso Blanco', compuesta por 46 piezas. La más antigua, que se exhibe por primera vez al público, es un traje de niño guerrero del grupo de Antíoco, diseñado por Antonio Felices López, que desfiló en el cortejo del Viernes Santo de 1891. Algunos de los bordados se muestran con las fotografías de los personajes que los lucieron en procesión, realizadas por José Rodrigo y Pedro Menchón.
Llama la atención el bordado del manto de una sacerdotisa del grupo del rey Nabuconodosor que tampoco se había expuesto antes, y en el que Emilio Felices, conocedor de las vanguardias pictóricas, representó una mariposa inspirándose en la técnica del pintor ruso Vasili Kandinsky, precursor del arte abstracto. «Pensaba que mi abuelo era un buen artista dentro del mundo clásico, pero me ha demostrado que era capaz de liberarse de las ataduras del barroco», expresó Carlos, que descubrió con sus hermanos obras, sobre todo de su bisabuelo, que no habían visto antes. «Que se conserven tan bien me ha sorprendido, son una joya absoluta, no creo que haya nada parecido en el mundo». El bordado en el Paso Blanco es «mucho más técnica. Es identidad, fe y tradición», aseguró Andrés Martínez, comisario de la muestra.
Del papel al milagro
Dos años de trabajo ha necesitado el Paso Azul para recopilar el material que compone la exposición 'Del papel al milagro. Bocetos que cambiaron la historia' en la que recoge el proceso creativo de sus directores artísticos desde Francisco Cayuela y su discípulo Emiliano Rojo a José López Gimeno y Joaquín Bastida, pasando por Joaquín Castellar, Joakin, Joaquín Gimeno o Cristóbal Leal. Está comisariada por Vicente Sánchez del Rey y cuenta con una selección de más de 60 apuntes y diseños, muchos de ellos de particulares, con los que la hermandad traza su trayectoria «porque si olvidamos nuestras raíces estamos olvidando la base de la cofradía», aseguró el director del Museo Azul de la Semana Santa (Mass), Jesús García. Es una manera de rendir homenaje «al corazón de la cofradía, a los que piensan y son capaces de hacer realidad una idea».
Publicidad
En la muestra figura el primer diseño sobre papel de Cayuela, en el que detalla cómo quería que saliera el trono de la Virgen de los Dolores en la carrera a primeros del siglo XX y la evolución de la puesta en escena hasta la actualidad. También se exhibe la maqueta del trono de la Coronación de Espinas realizada en terracota que presentó el escultor José Antonio Navarro Arteaga al Paso Azul.
En su proceso creativo, Joaquín Bastida hizo un dibujo a lápiz del personaje de Poncio Pilatos para el diseño de un manto. Luego llevó la composición a un cuadro, que, con muy pocas variaciones, es el que se puede ver en la carrera bordado en sedas sobre terciopelo. La expresión es idéntica. «Lo difícil es plasmarlo con la aguja», afirmó García. También pintó sobre tabla José López Gimeno al dios Baco, que forma parte de la caballería del Triunfo del Cristianismo. No se conformó con eso, porque hizo otros pequeños cuadros con el detalle de la mano o de la copa que porta.
Publicidad
«Este vale», escribió Joaquín Castellar bajo el boceto del carro triunfal de Julio César, uno de los más icónicos de la hermandad, después de incontables pruebas. Están anotadas las proporciones, igual que hizo con el de la fastuosa litera de Cleopatra. También hay bocetos en una servilleta, como el de la carroza del Triunfo, y otros de personajes que nunca se llegaron a ejecutar, como el de Alejandro Magno, que se quedó en un extraordinario dibujo. «Son las entrañas del Paso», resumió García.
Oferta Cyber Week 6 meses por 2€ al mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión