Los libreros denuncian la venta de manuales de texto en las Ampas
La compra directa a las editoriales, alertan, excluye a los comercios locales y les pone en una situación «crítica»
Las poco más de un centenar de librerías de barrio que sobreviven tras años de crisis en la Región han denunciado un nuevo obstáculo para ... su supervivencia: la compra directa de libros de texto a las editoriales por parte de algunas asociaciones de madres y padres o entidades vinculadas con los centros escolares. Esa competencia, alertan, «amenaza con debilitar aún más la situación, que ya es compleja», asegura el presidente del Gremio de Libreros de la Región de Murcia, Manuel Elbal. Abrumadas por «las presiones fiscales y el aumento de los costes de electricidad, personal y suministros», las librerías encuentran en la venta de los libros de texto un balón de oxígeno a sus ajustadas cuentas. Aunque consideran que las Ampas que compran los libros directamente a las editoriales lo hacen «de buena fe», la práctica tiene un gran impacto en sus balances. «Cuando un Ampa decide encargar directamente a la editorial todos los libros de texto, esta decisión impacta en la sostenibilidad de nuestras librerías», advierte Elbal, quien remarca que «la mayoría de centros educativos actúan con responsabilidad y apoyan a las librerías locales».
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Los comercios han enfrentado varias crisis en los últimos años: los grandes almacenes que vendían a pérdidas, las plataformas online, la pandemia... Actualmente, resisten unas 120 librerías en la Región tras una depuración que se alarga desde 2008.
El pasado curso, los libreros también pasaron serios apuros por los retrasos en los pagos, por parte de la Comunidad, de los libros adquiridos dentro del programa de gratuidad. Los últimos desembolsos se formalizaron ya en diciembre, después de meses de demora que les impidieron hacer frente a los pagos por los libros que los proveedores les sirvieron a comienzo del curso. El retraso puso a los libreros contra las cuerdas, con editoriales y distribuidores reclamándoles pagos e intereses de demora por los libros de texto que les sirvieron en verano y sin ingresar buena parte de la deuda que mantenía con ellos la Consejería de Educación.
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