José Moya: «La falta de formación en RCP sigue costando muchas vidas»
El médico intensivista de La Arrixaca es el nuevo director del Plan Nacional de Reanimación Cardiopulmonar, una iniciativa que busca formar y concienciar
La falta de formación en maniobras RCP sigue costando «muchas vidas». Lo advierte José Moya Sánchez, médico intensivista de La Arrixaca y nuevo director gerente ... del Plan Nacional de Reanimación Cardiopulmonar. La Sociedad Española de Medicina Intensiva y Unidades Coronarias (Semicyuc) impulsa este programa, que busca concienciar y formar tanto dentro como fuera del sistema sanitario.
Publicidad
- ¿La formación en reanimación cardiopulmonar sigue siendo una asignatura pendiente en España, en la población general?
- Sí, y además lo sigue siendo de forma preocupante. Aunque cada vez hay más iniciativas y una mayor concienciación social, la realidad es que aún son muy pocos los ciudadanos que saben cómo actuar ante una parada cardiorrespiratoria. Es importante entender que no estamos hablando de unas maniobras complejas que requieran una destreza específica, sino de un conocimiento básico que debería formar parte de la cultura general, al mismo nivel que saber llamar al 112 o saber cruzar un paso de peatones. Reconocer una parada cardíaca y saber cuándo y cómo hacer compresiones torácicas puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
- Se hacen talleres y cursos, muchos de ellos en las escuelas pero, ¿es esto suficiente? ¿Cómo debería abordarse esta formación?
- Es un punto de partida importante, pero no es suficiente. Enseñar RCP en los colegios es fundamental, y de hecho debería ser obligatorio y estar integrado en el currículo de forma transversal, no como una actividad puntual. Pero también tenemos que pensar más allá de la escuela. La formación en reanimación debería plantearse como un ciclo continuo a lo largo de la vida: desde la infancia hasta la edad adulta, pasando por el entorno laboral, deportivo, comunitario, etc. Además, no basta con enseñar una vez. La retención del conocimiento en este tipo de habilidades disminuye con el tiempo si no se practica, así que hay que reforzarla periódicamente. Por eso queremos impulsar un sistema de formación escalonado, accesible, flexible y adaptado a distintos perfiles: desde talleres presenciales hasta simuladores virtuales, campañas en redes sociales y entrenamientos prácticos en el día a día. El objetivo es que cualquier ciudadano, en cualquier momento y lugar, se sienta capaz de intervenir si alguien a su lado sufre una parada cardíaca.
- ¿Cuesta muchas vidas la falta de formación de la población en RCP? ¿Con qué situaciones se encuentran en servicios de Urgencias o UCI por estos retrasos en la práctica de maniobras de reanimación?
- La respuesta es clara: sí, cuesta muchas vidas. Lo vemos todos los días. En las Urgencias y UCI llegan pacientes que han tenido una parada cardiaca extrahospitalaria y que, por desgracia, no recibieron ayuda inmediata. Cuando nadie inicia maniobras básicas en los primeros minutos, el daño cerebral puede ser irreversible, independientemente que el corazón vuelva a latir de nuevo. Tenemos cinco veces más de probabilidades de sobrevivir a una parada cardíaca si alguien inicia maniobras de reanimación cardiopulmonar. No se trata solamente de recuperar el corazón, sino de evitar el daño cerebral y las secuelas derivadas de un retraso en la atención inicial a la parada cardíaca. Por desgracia, hemos vivido situaciones especialmente duras, incluso con personas jóvenes, en las que los testigos no supieron qué hacer, o no se atrevieron a actuar por miedo a 'hacer daño'. Y eso no es culpa de ellos: es culpa de que como sociedad no hemos sabido transmitir la importancia de la acción inmediata y la seguridad de la RCP básica. Lo que más nos frustra es saber que, en muchos de esos casos, si alguien hubiera empezado compresiones torácicas en los primeros dos o tres minutos, el desenlace podría haber sido completamente distinto.
Publicidad
- La legislación estableció la instalación de desfibriladores en espacios públicos. ¿Está resultando útil esta medida o la falta de formación hace que muchas veces no se sepan utilizar estos equipos, o se actúe tarde?
- La instalación de desfibriladores en espacios públicos fue y es una medida muy positiva, pero aún está infrautilizada. El problema es que muchas veces están ahí, pero no se usan, o se tarda demasiado en acceder a ellos. El motivo es simple: falta formación, falta confianza y falta normalización del uso. La mayoría de la gente no sabe que un desfibrilador es totalmente seguro, que da instrucciones en voz alta y que no puede descargar si no detecta una arritmia susceptible. Es decir, no hay margen de error. Sin embargo, todavía existe la percepción de que se trata de un dispositivo 'médico' que solo pueden usar sanitarios, y eso debemos desmitificarlo. Tenemos que trabajar en ese cambio cultural: un desfibrilador debe verse como un extintor. Están ahí para ser usados por cualquiera. Y para eso, igual que hacemos simulacros de incendio, deberíamos hacer simulacros de parada cardiaca en colegios, centros comerciales, estadios o estaciones. Solo así lograremos que las personas actúen con rapidez y confianza.
Publicidad
- El Plan Nacional está enfocado también al propio sistema sanitario. ¿Cuáles son los objetivos, las mejoras a alcanzar?
- El Plan Nacional de RCP no solo busca implicar a la ciudadanía; también pretende transformar desde dentro el propio sistema sanitario. Porque si queremos liderar un cambio social, primero debemos ser ejemplo desde el ámbito sanitario. Esto implica muchas cosas: formar a todos los profesionales desde el inicio de su carrera, actualizar de forma continua sus competencias en reanimación, y crear una cultura institucional en la que la RCP no sea algo ocasional, sino una competencia central, integrada en la práctica clínica diaria. Queremos también recuperar y reactivar a aquellos instructores que se formaron pero no imparten cursos por falta de oportunidades, apoyo o estructura. Queremos integrar la formación en soporte vital inmediato y avanzado en los primeros años de residencia MIR, e impulsar cursos específicos en cirugía cardíaca o trauma en los próximos años. Además, es imprescindible mejorar los registros, estandarizar indicadores de calidad en RCP, fomentar la simulación clínica, y promover una coordinación fluida entre niveles asistenciales, especialmente entre emergencias extrahospitalarias y hospitales. Al final, todo se resume en una idea muy clara: cada parada cardiaca es una carrera contra el tiempo. Y si todos —profesionales y ciudadanos— sabemos correr esa carrera juntos, aumentaremos de forma real y significativa las posibilidades de supervivencia. Ese es el reto. Y también nuestra responsabilidad.
Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión