Un informático de Cs admite que el voto en las primarias que ganó Isabel Franco no era secreto
En su declaración ante el juez, el trabajador de la sede nacional reconoce que «durante un tiempo» él y su equipo podían saber a qué candidato concreto había apoyado cada afiliado
El voto de los afiliados de Ciudadanos que participaban en los procesos de primarias telemáticas para elegir candidatos electorales no era secreto. Al menos durante un tiempo. Así lo admitió el jefe de Sistemas de la formación naranja a nivel nacional, Raúl Guillén, cuando declaró en calidad de testigo ante el titular del Juzgado de Instrucción Número 5 de Cartagena, que investiga las diligencias por presunto fraude en las primarias de 2019 que ganó Isabel Franco.
El testigo declaró por videoconferencia el pasado 27 de junio en presencia del juez instructor, un abogado de Ciudadanos que ejerce la acusación particular y la letrada del denunciante, Leonardo Pérez, quien quedó segundo en el proceso que ganó la actual vicepresidenta de la Comunidad. LA VERDAD ha tenido acceso al vídeo de su declaración.
Raúl Guillén ya era jefe de sistemas, responsable de «la parte cloud (servidores y bases de datos), cuando tuvieron lugar las primarias en la Región, el marzo de 2019, dentro de un proceso global en la que se eligieron a 40 candidatos distintos. En ese momento, su departamento dependía de la vicesecretaría general, que dirigía José Manuel Villegas, hombre de la absoluta confianza de Albert Rivera.
En primer lugar, el trabajador de Cs reconoció que las contraseñas con las que los afiliados entraban en la página web para votar no estaban encriptadas, debido a que se utilizaba «un sistema antiguo y obsoleto» que no permitía esa función. De esta forma, había terceros que podían acceder a la base de datos donde estaban alojadas dichas contraseñas, concretamente «el equipo de desarrollo, en el que me incluyo, la empresa de hosting en la que estaba alojado el servidor, y posiblemente la gente que tuviera acceso al aplicativo obsoleto,que yo no sé quién tenía acceso».
Así, reconoció también que, si hubiera querido, hubiera tenido acceso a tiempo real sobre la evolución de las votaciones en cada proceso, algo que no hizo en ningún momento. También dijo que no podía alterar dichos datos, pues hubiera quedado registrado.
Pero la parte clave del interrogatorio llegó cuando la letrada de Leonardo Pérez pregunta al testigo si las bases de datos vinculaban los votos a los votantes que los habían emitido. «Si se corresponde el voto con el votante, entonces el voto no es secreto», deduce la abogada. «Durante un periodo de tiempo, no es secreto», admite el declarante.
Ahí toma cartas en el asunto el juez instructor, que pregunta quién concretamente podía tener acceso al voto que había emitido cada afiliado. Responde el testigo que él, como jefe de sistemas informáticos, y el jefe de desarrollo, que entonces era su hermano Moisés.
«Es decir, ¿que podía ver durante un periodo de tiempo determinado a qué candidato había votado cada votante?», preguntó, sorprendido, el juez. «Sí, así es», respondió el letrado, que no especificó de cuánto tiempo se trataba. «Días, semanas o meses, no hay un tiempo determinado para este proceso. Generalmente permitimos que los usuarios descarguen su voto electrónico durante varias semanas. Al final del proceso, se disociaba cada voto de su emisor», aclaró el trabajador de la sede nacional de Ciudadanos.
Preguntado por el motivo de que tanto él como su compañero podían conocer a quién votaba cada votante, el testigo respondió que «no tenía ninguna finalidad», sino que se trataba «de una limitación del sistema». «Otros sistemas sí garantizan el secreto de voto, por su propia construcción. En este caso, el sistema, por un tema de recursos y tecnología, no tenía esa funcionalidad. Más bien, es una limitación que no aporta más allá que un riesgo de que, si no se elimina esa información, se puede saber quién ha votado a quién», aclaró el informático.
Votos desde una misma IP
Por otra parte, una de las líneas de investigación que se seguían del supuesto 'pucherazo' eran los votos emitidos desde una misma IP a un candidato concreto, en el caso de la Región, la vicepresidenta Isabel Franco. A este respecto, el testigo declaró en sede judicial lo siguiente: «Al final del proceso, sacamos informes de votos por IP, en el que vemos la distribución de voto, por si hay alguna concentración extraña en una misma IP. Hasta el día de hoy, no he visto nada extraño en ese sentido. Suele haber más de un voto por IP en todos los candidatos, eso siempre pasa, y a veces hablamos de un orden de 10-14 votos desde una misma IP. Nunca me he encontrado casos de 50 votos desde una misma IP. La distribución suele ser uniforme. Si un candidato tiene 14 votos por IP, otro candidato tiene un número parecido», subrayó.
Por último, reconoció que el partido no tenía mecanismos para comprobar que el afiliado que había emitido su voto era realmente él. «No teníamos una cámara web que enfocara al usuario cuando estaba votando», indicó.