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Protesta este jueves en San Esteban. Javier Carrión / AGM

Los hosteleros hacen sonar sus cacerolas en San Esteban para exigir un segundo rescate al sector

Un centenar de personas asistieron a la convocatoria de Hostemur, que calcula que mil negocios no sobrevivirán a este tercer cerrojazo

David Gómez

Murcia

Jueves, 14 de enero 2021, 13:39

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Ya les gustaría a los 103 hosteleros que se manifestaron este jueves a las puertas del palacio de San Esteban -la Delegación del Gobierno, siguiendo recomendaciones de la Consejería de Salud, no autorizó más asistencia- dar otro uso a las cacerolas y sartenes que hacían sonar en señal de protesta por el nuevo cerrojazo al sector en la Región y emplearlas para cocinar los deliciosos manjares con los que deleitan los paladares de los murcianos.

Pero no hay otra opción. Bares y restaurantes de 36 municipios se han visto obligados a cerrar por tercera vez desde marzo. Y ya no pueden más. «Se han perdido 1.700 empresas en diez meses y nos tememos que otras mil no van a aguantar. O nos rescatan o el señor López Miras nos tendrá que escuchar durante mucho tiempo», advirtió a través de un megáfono el presidente de Hostemur, Jesús Jiménez.

Galería. Protesta de los hosteleros en San Esteban.

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Galería. Protesta de los hosteleros en San Esteban. Javier Carrión / AGM

Una de las que se está planteando no abrir es Lola Sánchez, una de las tres socias de La Bernarda. Tiene dos locales en Murcia. «Llevo desde marzo sacrificándome y no consigo absolutamente nada. No nos ayudan. La gestión política de esta pandemia está escaminada a salvar votos y no a salvar vidas. Estamos hartos», declara Lola, que asegura que su gran preocupación actual es «ayudar a mis trabajadores». Señala que en estos diez meses de pesadilla solo ha recibido de la Administración una ayuda de 10.000 euros. «Muchas gracias, pero no me soluciona nada», dice.

Sí tiene ganas de luchar David López, de Local de ensayo. Pese a que lleva tres ERTE en menos de un año. «Un tercer cierre no es sostenible, ni económica, ni física ni anímicamente. Llevamos mucho tiempo luchando de manera desesperada. Las Navidades han sido muy duras, sacrificando nuestra vida familiar porque abríamos todos los días», declara López, que opina que se está dando «una agonía demasiado lenta al sector». Él, que es joven, sí tiene ganas de pelear por salvar su negocio. «Tengo dos opciones: cerrar y quedarme con una deuda de miles de euros o seguir luchando para evitar la ruina definitiva. Me decanto por lo segundo, pero entiendo que compañeros de más edad ya no tengan ganas».

Apoyo de Croem

Arropando a los hosteleros estaba el presidente de Croem, José María Albarracín, acompañado de su secretario general, José Rosique, y el vicesecretario Ramón Avilés. La patronal no solo apunta al Gobierno regional, sino que eleva la mirada al Ejecutivo de Pedro Sánchez. «Debe mojarse de una vez ante esta situación tan patética que vive el sector servicios, con la hostelería a la cabeza. Así lo vamos a exigir desde CEOE», anunció José María Albarracín.

Así lo dicen

  • Jesús Jiménez. Presidente de Hostemur «O nos rescatan o el señor López Miras nos tendrá que escuchar durante mucho tiempo»

  • Lola Sánchez. Socia de La Bernarda «La gestión política de esta pandemia está encaminada a salvar votos en lugar de vidas»

  • José María Albarracín. Presidente de Croem «El Ejecutivo de Pedro Sánchez tiene que mojarse de una vez ante esta situación dramática»

  • David López. Dueño de Local de Ensayo «Este tercer cierre a la hostelería no es sostenible, ni económica ni anímicamente»

También solicita un nuevo plan de rescate el presidente de Hostemur, Jesús Jiménez. «Estamos dispuestos a estar cerrados el tiempo que diga el Comité Covid. Hasta febrero, hasta Semana Santa o hasta el verano. Pero que nos eximan de todo pago», reivindicó Jiménez.

El drama de los karaokes

Dentro de la hostelería, hay un gremio que lo está pasando especialmente mal. Son los karaokes. El presidente de la asociación que los agrupa en la Región, Francisco Corbalán, señala que llevan desde marzo sin poder ejercer su actividad natural. Algunos de los 25 negocios han podido reconvertirse en cafetería, pero también se han visto afectados por el cierre. «Presentamos hace tres meses a la Consejería de Salud un plan de viabilidad. Entre otras medidas, íbamos a colocar mamparas para evitar el contagio por aerosoles y meter los micrófonos en una especie de microondas que mata los virus. Pero siguen sin respondernos.

La concentración duró media hora y contó con una importante vigilancia policial. Por indicación de la Delegación del Gobierno, en cumplimiento de las medidas de la Consejería de Salud, solo se podían concentrar cien personas y estaba prohibida la exhibición de pancartas compartidas.

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