«Eran gente maravillosa y se querían mucho; iban a todos lados de la mano»
Vecinos del matrimonio fallecido en su domicilio de Sangonera la Seca descartan que las muertes se debieran a una explosión de butano
La conmoción y el enfado se unen en sus relatos como si se tratasen de las dos caras de una misma moneda. «Con una pena muy grande» y «con una rabia enorme» viven los vecinos de Trini y su marido el fallecimiento de ambos. La pareja de ancianos, que pasaban ambos de los ochenta años, fue hallada muerta el domingo a mediodía por los agentes de la Guardia Civil en la alcoba de su domicilio, en Sangonera la Seca. «Ella, tirada en el suelo, boca abajo, y él, sobre la cama, con los pies colgando y una sábana por el cuello», relató ayer Ángeles, la vecina que entró a la casa del matrimonio con los primeros agentes que llegaron al lugar. «Les indiqué dónde estaba la habitación de ellos, pero en cuanto vimos los cuerpos me echaron a la calle. No pude fijarme en si tenían sangre o golpes», dijo.
La Guardia Civil apuntó en los primeros momentos a que la causa de la muerte podría ser una deflagración de gas, pero fuentes próximas a la investigación confirmaron a 'La Verdad' que los cuerpos presentaban signos de violencia compatibles con un homicidio, por lo que no se descarta hipótesis alguna.
Según el relato de los residentes de la zona, fue el sábado a las siete de la mañana cuando «el vecino de enfrente escuchó un estallido» que podría haber sido una explosión de gas. «También oyó un coche que llevaba un rato sin parar el motor y que, sobre las siete y veinte, cerró las puertas y salió cortando», apuntaban.
Fuentes cercanas a la investigación confirman que los cuerpos tenían signos de violencia
Hasta que la investigación avance, todo son especulaciones, pero Ángeles aseguró rotunda que «no se murieron de una explosión de gas», porque «es imposible». Ella, que afirmó conocer la casa como si fuera suya, explica que «la goma de la bombona de butano estaba cortada y por el suelo de la cocina, pero entre la cocina y la habitación donde estaban ellos hay un garaje sin techo, y es imposible que el gas llegase hasta allí». A su lado, compungida y aún con el susto en el cuerpo, se encontraba Dolores, una vecina que los quería «como si fuesen mis padres» y que dio la voz de alarma el domingo. «Fui sobre las doce para decirle a Trini que no hiciese de comer, que le traía yo medio pollo asado, pero al no contestarme, puse la mano sobre el pomo de la puerta -que permite acceder por el garaje- y estaba abierta. Y entonces vi los cristales y los trozos de persiana de la ventana de la cocina en el suelo, y salí corriendo a pedir ayuda».
Buscan a uno de los hijos
Fue Dolores quien alertó a los hijos del matrimonio. «El mayor es militar y está aquí en la base de Alcantarilla, pero como era 12 de octubre, no estaba. Llamé al mediano, que es guardia civil, y ya él se encargó de avisar a la Policía para que viniera».
Según contaron ayer otros vecinos, la Benemérita está tratando de localizar al tercer hijo del matrimonio, «que estuvo en prisión por quemar contenedores y lanzar pedruscos desde un puente a los coches. Ahora está en tercer grado», comentaban. «Sus padres hablaban maravillas de él; le tenían devoción, hubiera hecho lo que hubiera hecho», terció la hija de Dolores.
En la última semana, Sangonera la Seca ha vivido tres robos, dos en bares y otro en un domicilio, «incluso a punta de pistola». Por eso los vecinos tampoco descartan que un asalto esté detrás de las muertes.
En las casas colindantes, los vecinos «de toda la vida» lamentan el suceso, porque «ellos no se merecían esto; eran gente maravillosa y daba gusto verlos. Se querían mucho. Iban a todos lados cogidos de la mano. Yo muchas veces se lo decía a 'la Trini', que ojalá encontrase yo a alguien así para toda la vida», concluyó con emoción otra hija de Dolores.