Los ganaderos aprietan a la Comunidad para regularizar las granjas sin autorización municipal
Organizaciones agrarias y cooperativas demandan a Agricultura desatascar el nuevo plan de ordenación territorial para estas explotaciones
El sector ganadero de la Región de Murcia lleva años enfrentándose a una encrucijada que pone en riesgo la viabilidad de una parte importante de ... las explotaciones que operan en la Comunidad. La existencia de granjas en activo que carecen de autorización municipal es un capítulo más dentro del choque de competencias entre el Gobierno regional y los ayuntamientos, incapaces hasta ahora de resolver un rompecabezas que tiene su origen en el plano urbanístico.
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El crecimiento de los pueblos y las ciudades de la Región ha terminado por engullir un número considerable de explotaciones ganaderas que, con el paso de los años, han visto como el desarrollo urbano acercaba calles y casas hasta sus puertas. El conflicto se encuentra en que las sucesivas revisiones y aprobaciones de los proyectos urbanísticos locales han modificado el uso del suelo donde se encuentran las granjas. Nacieron sobre un terreno rústico donde podían realizar su actividad, pero las modificaciones de los planes generales de ordenación urbana (PGOU) convirtieron dichas superficies incluso en zonas residenciales.
Esta situación impide que los propios ayuntamientos aprueben los títulos habilitantes para estas granjas, que cumplen con las normativas ambientales o sanitarias, aseguran desde el sector, pero no con las que regula la ordenación del territorio.
En la práctica, estas instalaciones están consideradas por la legislación regional como 'fuera de norma o de ordenación'. Una solución pasaría por impulsar unas nuevas directrices sectoriales y un nuevo Plan de Ordenación Territorial de la Actividad Porcina, medidas que demandan los ganaderos ante la desfasada legislación actual.
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«Limita de forma importante»
Las tres principales organizaciones agrarias regionales (Coag, Asaja y UPA) trataron hace dos años de obligar a las administraciones a retomar la búsqueda de una posible solución, que pasaría por aprobar unas directrices supramunicipales. Ahora, las mismas tres entidades, junto a la Federación de Cooperativas Agrarias (Fecoam), han enviado una propuesta a la Consejería de Agricultura, para que sea este departamento el que dé el primer paso en la elaboración de un plan de ordenación y preste apoyo técnico a los consistorios con el fin de otorgar más seguridad jurídica a los ganaderos, que se exponen a sanciones.
La Consejería valora convocar a la Mesa de Ordenación Ganadera
Las organizaciones Coag, Asaja, UPA y Fecoam han pedido la creación de un grupo de trabajo, liderado por la Federación de Municipios, que aborde el desarrollo de nuevos marcos legales contando con los ayuntamientos. El director general de Producción Agrícola, Ganadera y Pesquera, Juan Pedro Vera, a quien va dirigida la propuesta del sector, señala a este periódico que se está valorando convocar a la Mesa de Ordenación Ganadera, donde también estarían otros departamentos del Gobierno regional (previsiblemente las consejerías de Medio Ambiente y de Ordenación del Territorio), «con el objetivo de avanzar en la puesta en marcha de diferentes soluciones que hagan un sector mas competitivo».
Consideran que la situación actual «limita de forma muy importante al sector ganadero» por la falta de autorizaciones municipales «en muchas de las explotaciones», aunque no se especifica a cuántas afecta. Este problema «pone en riesgo la continuidad en el tiempo (de estas granjas), impide que se produzca el necesario relevo generacional en el sector y dificulta que se puedan acometer las actuaciones necesarias para la modernización y adaptación medioambiental de las explotaciones existentes», relatan en la misiva. Los intentos de alcanzar un acuerdo, el último contando con la Federación de Municipios, han sido infructuosos.
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El bloqueo de estas licencias urbanísticas impide a estas granjas ampliar el número de cabezas de ganado o mejorar y ampliar sus instalaciones. Las organizaciones afirman que los «modernos sistemas de producción» de estas instalaciones «redundan a la hora de conseguir la compatibilidad entre la protección del medio ambiente, el mantenimiento de la actividad de las explotaciones ganaderas y la convivencia con viviendas y núcleos de población cercanos a las mismas».
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Ambiente tenso en el sector por el rechazo a una ampliación de cabezas
El rechazo de la Consejería de Medio Ambiente a la ampliación de una granja de porcino en Fuente Álamo por la posible afección al Mar Menor y los acuíferos del Campo de Cartagena ha levantando polvo en el sector de la zona. El nuevo equipo que conforma desde el verano pasado este departamento del Gobierno regional formuló una declaración de impacto ambiental negativa, esgrimiendo la tesis que hasta ahora ha defendido la Confederación Hidrográfica del Segura, que considera perjudicial aumentar en la cuenca vertiente a la laguna la actividad ganadera. Esto ha derivado en la aparición de tensión y temor a partes iguales por la posibilidad de que la Comunidad rechace otros proyectos parecidos, que llevan años en cola esperando la autorización ambiental, con el mismo argumento que el organismo de cuenca.
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Algunas fuentes apuntan a que generalizar esta decisión supondrá el bloqueo definitivo del sector en la comarca durante años, algo inasumible para una actividad ya regulada y controlada, defienden, por la ley del Mar Menor. Otras voces admiten que la aparición de más balsas de purines sin impermeabilizar o con vertidos en municipios de la cuenca no ayuda a limpiar la imagen del sector, como tampoco las reticencias a los cambios de algunos ganaderos, que no reconocen la necesidad de abordar mejoras en sus instalaciones impuestas por diversas normativas nacionales y regionales. Este tema será tratado, previsiblemente, en la reunión de la Mesa de Ordenación Ganadera con las organizaciones agrarias.
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