Los forenses creen que el acusado del crimen de Canteras no padece ninguna patología mental

Rosa María, la joven de Canteras (Cartagena) asesinada presuntamente por su expareja, Adrián S. C., tras recibir 50 puñaladas, murió «en parte desangrada y en parte, ahogada por su propia sangre», según expusieron ayer los forenses en el juicio. A la joven le seccionaron la yugular y la carótida, y recibió 23 puñaladas en la zona del cuello. Presentaba, además, lesiones de defensa en brazos y manos «por intentar cubrirse» y todas las puñaladas recibidas fueron estando la víctima viva, así como que la muerte «no fue inmediata».

En la cuarta sesión del juicio, en el que el padre de la joven tuvo que salir de la sala por la dureza en la narración de los forenses, también declararon los médicos encargados del informe de imputabilidad del acusado, quienes sostienen que el acusado no tiene «ninguna patología mental grave ni toxicológica», que es una persona «consciente, orientada y sin alteraciones». Señalaron que no fue un asesinato «sorpresivo», que «hubo una planificación en el tiempo, la búsqueda de una oportunidad, una explicación y es que hubo una relación sentimental que se había roto», había conciencia de lo que se hacía «y una huida del lugar de los hechos». Asimismo, defendieron que todos los informes médicos de Adrián hablan de «dudosa intencionalidad» a autolesionarse y que nunca se le derivó a Psiquiatría.

Por videoconferencia declararon la psicólogas que atendieron a Adrián en junio de 2017, que se refirieron a él como una persona con ira e impulsiva que no acudió ya a la tercera cita «porque dijo que le había dejado su novia y ya no le interesaba ponerse bien».