La Renta llega este año con una cascada de deducciones, y también de ayudas que cotizan

No obstante, las medidas adoptadas por los gobiernos central y regional -para combatir los efectos de la inflación- ahondarán aún más el galimatías de una declaración sobre la que la mayoría de la población desconoce una parte importante. Solo en torno al 60% de todas las deducciones estatales y autonómicas recoge el borrador que se le ha entregado al contribuyente, advierte el secretario general del Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), José María Mollinedo, quien recomienda que se descargue también el manual de la declaración, seguir el índice y cotejar los elementos representativos de cada situación familiar. «Es muy poco recomendable confirmar rápidamente. Se pueden quedar por el camino las deducciones estatales o autonómicas por las que se podría tener derecho», explica Mollinedo. «Se puede obtener una devolución más rápida, pero mucho más baja de lo que podría haberse recibido si se hubiera dedicado un mínimo de tiempo para modificar el borrador», agrega el técnico.

Una de las principales medidas es la ampliación de la deducción por maternidad con carácter retroactivo a 2020. Hasta el 31 de diciembre de 2022, solo se podía aplicar por aquellos meses en los que se realizaba una actividad por cuenta propia o ajena de alta en la Seguridad Social o mutualidad, de acuerdo a la Agencia Tributaria. Desde el pasado 7 de abril, la extensión y aumento por gastos de guardería por todos los meses a partir de 2020, va dirigida a todas las madres trabajadoras que hayan pasado a situación legal de desempleo por haberse suspendido su contrato de trabajo por ERTE con suspensión total por la covid. También entrarán las mujeres que fueron víctimas de violencia de género y las fijas-discontinuas durante el periodo de inactividad. A estas últimas se les exige que hayan cotizado el año pasado 30 días en algún régimen de la Seguridad Social. Las autónomas que cobren la prestación por cese de actividad por suspensión de su actividad económica también están incluidas.

Se deben incluir en el borrador, puesto que no aparecen, precisa Mollinedo. Para acceder a las desgravaciones se tiene que contar con los certificados de eficiencia energética, los contratos de ejecución de las obras o los medios de pago. La deducción alcanza hasta el 60% del coste de los trabajos en el IRPF. En concreto, hay tres modalidades. La primera consiste en obras de mejora que reduzcan la demanda de calefacción y refrigeración, como instalar un doble acristalamiento en las ventanas o cambiar la caldera por otra de biomasa o sostenible. El requisito pasa por disminuir al menos un 7% de su demanda. La segunda modalidad es la que reduce el consumo de energía primaria no renovable. Este tipo de obras incluye desde aislar un falso techo o poner un panel delante de las paredes hasta colocar aerotermia, una tecnología que coge el aire frío exterior y lo transfiere al interior de la vivienda generando calor. «Si hay un descenso del 30% del consumo o la vivienda entra en la clasificación energética A o B, sobre una inversión de 7.500 euros el contribuyente puede reducir un 40%», pormenoriza el técnico.

La tercera modalidad es la rehabilitación energética de edificios fundamentalmente residenciales, aunque eventualmente pueda ser una oficina, que permite una deducción del 60% en una inversión máxima de 5.000 euros por vecino. Además, se puede realizar un gasto de 15.000 euros por vecino en los cuatro años siguientes.

Todos los subsidios como el bono joven o el cultural y la ayuda al alquiler tributan. Los que reciben este tipo de ayudas suelen moverse en umbrales de renta baja, por lo que muchos no estarán obligados a presentar la declaración. En el caso de la subvención al alquiler, los beneficiarios vulnerables estarán exentos de tributación. En cuanto al Ingreso Mínimo Vital, se debe presentar de manera obligatoria, aunque no se cumpla con los umbrales mínimos de ingresos de Hacienda. Además, las desgravaciones menguan en los planes de pensiones, que hasta ahora se situaban en 2.000 euros y pasan a ser de 1.500 euros.

La principal novedad en la Región será la deflactación del 4,1% de los cuatro primeros tramos de la tarifa del IRPF, aunque a los 330.000 beneficiarios les va a pasar desapercibido porque el borrador ya incluye la nueva escala autonómica. En una gran parte de los casos habrá una mayor ingreso o una menor cantidad a pagar. Pero, si se coteja, resulta difícil saber por qué se produce. El técnico pone como ejemplo a una persona que cobre 35.000 euros, soltero y sin hijos, se desgravará 111 euros en la Región por la deflactación.

Hay dos medidas a destacar. En la de arrendamiento de vivienda habitual se corrige una anomalía que tenía la Región. La Comunidad era la única que no tenía una deducción a favor del inquilino. Se puede reducir el 10% de la renta del alquiler hasta un máximo de 300 euros anuales, siempre descontando las ayudas públicas al alquiler como, por ejemplo, el bono joven que se otorga para la emancipación. Lo pueden pedir las personas de hasta 35 años o las familias numerosas sin límite de edad o que el contribuyente presente una discapacidad superior al 65%.

Otra de las novedades importantes incumbe a las madres trabajadoras. Tendrán una deducción de 300 euros por un hijo menor de 18 años; 350 euros por dos menores o 400 euros a partir de tres descendientes. También existe esta modalidad para aquellas personas dependientes, que presenten un grado de discapacidad superior al 65%. Como requisito no se debe haber ganado más de 20.000 euros en tributación individual o 40.000 euros en conjunto. Esta medida podría aplicarse en cerca de 23.800 madres trabajadoras. En la Región, hay un 6,5% de declarantes que usan las reducciones autonómicas, ya que la Agencia Tributaria no incorpora las recientes modificaciones. También desconoce otras como el gasto de guardería, donativos para investigación biosanitaria, y la inversión en dispositivos de ahorro de agua y la compra de libros de texto.