Juan Antonio Illán: «La desigualdad territorial en la exclusión social se ha agudizado»
El secretario general de Cáritas Diocesana destaca que el Noroeste, el Campo de Cartagena y el Campo de Lorca son las zonas donde peor llevan la pandemia y donde menos recursos tienen para combatirla
Juan Antonio Illán es el penúltimo de una familia de ocho hijos. Estudió Psicología en la Universidad Pontificia Comillas, en Madrid, y ha sido profesor ... de Psicología en esta universidad, en la Complutense de Madrid y la Universidad de Murcia. Su trayectoria profesional se ha desarrollado en diferentes entidades del tercer sector, con responsabilidades en la dirección y gestión y desde octubre de 2014 es secretario general de Cáritas de la Diócesis de Cartagena.
En esta entrevista realiza una radiografía sobre la cohesión social en la Región de Murcia, antes y durante la pandemia y lo que se espera en el futuro.
Incremento de ayudas
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Altiplano. 50%.
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Bajo Guadalentín: 40%.
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Campo de Cartagena / Mar Menor: 51%.
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Comarca de Lorca: 105%.
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Cuenca de Abanilla-Fortuna: 68%.
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Cuenca de Mula: 16%.
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Área Metropolitana de Murcia: 40%.
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Noroeste: 30%.
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Vega del Segura: 23%.
–¿De dónde partíamos en la Región en materia de cohesión social antes de que la pandemia lo trastocara todo?
–En diciembre de 2019 presentamos el informe Foessa sobre Exclusión y Desarrollo Social en la Región de Murcia, en el que ya advertíamos de que la exclusión social se había enquistado en la estructura social y que afectaba a 273.000 personas, el 18,5% de la población. Algunas de ellas estaban en una situación extrema y otras más moderada. Una realidad compleja, porque había muchos casos de exclusión heredada en las familias. Y un 35% vivían en una realidad precaria, pues aunque trabajan o tenían algún ingreso no llegaban a fin de mes. En Cáritas atendíamos a un elevado porcentaje de los casos más extremos (alrededor del 80%), y alrededor del 20% de este segundo grupo de familias.
–¿Dónde estamos ahora?
–La demanda de ayuda para afrontar con garantías el día a día ha crecido de una manera exponencial y en algunas zonas de la Región incluso se ha duplicado e incluso triplicado. Y ha empeorado la situación de esas familias que estaban en precario, porque ya no tienen ningún ingreso y les es muy difícil conseguirlo. Han pasado a engrosar el colectivo de extrema necesidad.
–¿Tienen datos de dónde, geográficamente hablando, están peor en la Región?
–En los municipios más pobres y que ya estaban golpeados por la pobreza antes de la Covid-19 y que, además, son los que menos recursos tienen para afrontar esta situación que se ha agudizado: Noroeste, Campo de Cartagena, Campo de Lorca... Se dan casos en los que solo una calle separa a algunos de los municipios, pero la situación es muy distinta porque no tienen los mismos medios para atender a sus vecinos o para que estos puedan acceder a las ayudas. Eso provoca gran desigualdad interterritorial en la Región.
[El cuadro que aparece en esta página recoge porcentualmente el aumento de las familias atendidas por Cáritas en mayo con respecto a febrero; supone un incremento medio del 47%].
«Uno de los retos es lograr equiparar la protección de las familias en toda la Comunidad»
–¿Hablamos de una Región de dos velocidades?
–Es algo de lo que se habla muy poco, de estas grandes diferencias dentro de la Región y se está notando mucho en esta administración fragmentada. Hemos hablado con la Comunidad Autónoma y con los ayuntamientos para intentar igualar la protección de las familias. Es uno de los retos del futuro, que caminemos juntos las asociaciones del tercer sector con ayuntamientos y Comunidad para acompasar el apoyo a las familias y que haya una mayor vertebración. Hay mucho camino por delante y mucho debate para saber en qué se debe priorizar porque los recursos son limitados. La Administración se ve desbordada por la demanda y tiene dificultades para articularla, por lo que necesita apoyarse en el tercer sector. Estamos aquí para seguir arrimando el hombro.
–Hemos hablado del pasado y del presente, pero ¿qué futuro nos espera?
–Los pobres serán más pobres y se sumarán a la ecuación nuevos pobres. Es lo que nos espera a corto plazo; por eso es necesario introducir mecanismos de corrección, aunque no hay salidas rápidas y hay mucha incertidumbre. Cierto que en algunos economatos ya nos han dicho que este mes hay familias que han dejado de acudir porque no lo necesitan, pero son las menos.
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Pudor
–¿Se han encontrado con casos de personas que han esperado hasta el último momento para acudir a ustedes?
–Claro, y de hecho, en Cáritas hemos habilitado un teléfono para esas familias pudorosas que no se sienten con ánimo de acudir a por alimentos a los economatos. Incluso nos han reconocido que han esperado hasta el último momento, cuando sus hijos llevaban dos o tres días sin leche, para llamarnos. En esos casos se los llevamos nosotros, al igual que a personas dependientes o a mayores. Pero siempre intentamos cuidar la confidencialidad de quienes acuden a nuestros centros a llevarse comida.
«Si en algo salimos fortalecidos de esta pandemia es en la colaboración ciudadana»
–¿Está satisfecho con la respuesta ciudadana hacia los que más necesitan ayuda?
–Creo que si en algo salimos fortalecidos de esta pandemia es en la colaboración ciudadana. Ha sido una aportación muy generosa tanto en personas que se suman al voluntariado, por ejemplo, de alumnos de las tres universidades de la Región; como en ayudas económicas (cuyo aumento ha sido brutal) o en especie.
–Antes ha hablado del reto de equiparar las ayudas en toda la Región. ¿Alguna idea?
–Hay que focalizar los recursos que tenemos ahí donde sean más necesarios; y si se logró un gran pacto a tres (administración central, regional y municipal) para financiar el soterramiento del AVE, necesitaríamos lo mismo para ayudar a sacar a las familias de la pobreza.
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