Ana Isabel Martínez: «Tenemos los mismos derechos que cualquier persona sin discapacidad»

En su discurso repite constantemente la palabra «derechos» porque son demasiadas las veces que se han vulnerado los de las personas con discapacidad, da igual el tipo o grado. De ahí que tenga tan claro qué decir y quiera aprovechar al máximo la oportunidad que le han brindado sus compañeros de Apcom, la Asociación de Familias de Personas con Discapacidad del Noroeste, primero, y Plena Inclusión, después, para tomar la palabra. «Podemos hacer lo que nos propongamos, con ganas y la ayuda de nuestra persona de apoyo. ¿Quién me iba a decir a mí a dónde iba a llegar?», se pregunta Ana Isabel, animando a todo el colectivo a ser ellos mismos.

–¿Cómo recuerda el encuentro de Plena Inclusión con la Reina?

–Fue una experiencia única. He aprendido mucho de mis compañeros, que llevan más tiempo que yo en la plataforma a la que me incorporé en mayo. Queda mucho por hacer para que se cumplan nuestros derechos como ciudadanos, pero hemos dado un paso de gigante gracias a la reunión que mantuvimos con la Reina. Necesitamos dar visibilidad a las personas con discapacidad para que se nos conozca y respete, y que el resto de ciudadanos se conviertan en aliados de nuestra lucha.

–¿Qué mensaje le trasladaron?

–Nuestras preocupaciones e inquietudes para poder integrarnos plenamente en la sociedad y tener una vida independiente. Queremos que se cumplan nuestros derechos, como, por ejemplo, el acceso a una vivienda digna, que se nos concedan más oportunidades de empleo, participar activamente en la sociedad mediante recursos y herramientas de accesibilidad cognitiva y una educación inclusiva. El ocio individualizado y variado también es fundamental para el crecimiento y desarrollo. Cada persona con discapacidad intelectual debe elegir qué quiere hacer y con quién en su tiempo libre. La Reina se interesó en todo momento por nuestra opinión y la situación del colectivo. Además, nos ofreció su apoyo.

–¿Ha sufrido algún episodio de discriminación?

–Afortunadamente no he vivido situaciones extremas, pero conozco casos graves a mi alrededor. Más allá de las típicas personas que, por desconocimiento o sentimiento de superioridad, se dirigen a ti como a un bebé o directamente no te preguntan qué quieres resolviendo ellos qué es lo mejor para ti, no he sufrido historias difíciles. Esto lo hemos normalizado, pero no deja de ser discriminación. No nos podemos olvidar que las mujeres y las personas LGTBI con discapacidad están más expuestas a una doble discriminación, tienen más probabilidades de sufrir violencia de género y abusos.

–¿Qué sintió cuando sus compañeros la nombraron presidenta del comité?

–Me emocioné porque es un cargo de responsabilidad que me ayudará a crecer como persona. Valoro mucho que mis compañeros confiaran en mí. Ojalá consiga dar voz a todo el colectivo para que conquistemos nuestros derechos, se nos reconozcan y garanticen.

–¿Cómo pueden apoyar los ciudadanos de a pie la integración de las personas con discapacidad intelectual?

–Atreverse a conocernos mejor. No tienen que hacer nada especial ni complicado. Somos personas igual que el resto, tenemos los mismos miedos y ganas de vivir. Queremos que la sociedad nos descubra, nos trate de igual a igual. Hay quien piensa que por tener discapacidad no sabemos hacer nada o estamos muy limitados, nos hablan como si fuésemos niños o incapaces de entender. Estos prejuicios hoy en día no deberían existir porque hemos demostrado que somos capaces de salir adelante, y si no que me miren a mí. El colectivo de discapacidad intelectual también aporta valor a la sociedad. Tenemos derecho a ser tratados de la misma manera que una persona sin discapacidad.

–A nivel personal, ¿qué sueño le gustaría cumplir?

–Independizarme y compartir la vida con mi pareja, con quien llevo ya seis años. Mi sueño es tener un trabajo que me dé la estabilidad que necesito para hacer las cosas a mi manera, como cualquier persona, y que la gente lo vea. Actualmente estoy muy contenta con mi trabajo de repartidora en el periódico del Noroeste. Tengo oposiciones aprobadas al Servicio Murciano de Salud y también para un puesto de conserje, aunque no conseguí plaza. Pero lo que me encantaría de verdad es trabajar en una guardería porque adoro a los niños. Ellos son la esperanza que el mundo necesita para ser un poco mejor. En realidad, tengo las mismas ilusiones e inquietudes que una chica de mi edad. No necesito que me pongan más trabas, sino que me permitan la libertad de ser quien yo quiera, Ana Isabel Martínez, una chica con mucho que ofrecer a la sociedad, como el resto del colectivo de discapacidad.