Los delitos cometidos en la Región por menores de 14 años se duplican en 2023

La Región no escapa a este fenómeno. En 2023 la Fiscalía dio carpetazo a 40 casos en la Comunidad porque sus acusados no alcanzaban el mínimo de edad que exige la ley. El número era prácticamente el doble de las 21 diligencias archivadas en 2022, según los datos recogidos en la memoria del Ministerio Público.

La criminalidad, por tanto, «ha aumentado cuando el presunto culpable no ha alcanzado la edad de 14 años, dato que ha de observarse con cautela pues al tratarse de un inimputable no es posible recabar prueba cierta de su responsabilidad», reza la memoria anual que el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, dio a conocer ayer con motivo del inicio del año judicial. Existe una «seria preocupación y alarma por el incremento y auge de conductas cada vez más violentas» realizadas por menores de 14 años.

El aumento de la delincuencia a edades tempranas avanza parejo a un incremento general de los delitos cometidos por menores. Un repunte que, explica la memoria, se deja notar con especial incidencia en el caso de los delitos contra el patrimonio –como los robos–, los delitos contra la intimidad –como el 'sexting'–, los de atentado y resistencia y, con especial incidencia, los delitos sexuales. Tal y como ya avanzó LA VERDAD, hasta 137 menores de edad se las vieron el pasado año con la justicia acusados de delitos sexuales. La cifra supone un aumento de un 17% respecto a los números recabados solo un año antes, pero el número de delitos sexuales cometidos por adolescentes que aún no alcanzan los 18 años prácticamente se ha duplicado en los últimos años –en 2021, por ejemplo, se registraron en la Comunidad 59 casos–.

El fiscal superior de la Comunidad, José Luis Díaz Manzanera, ya aludió el pasado año, con motivo de la presentación de la memoria del organismo, a la cifra de adolescentes enjuiciados por delitos sexuales, que prácticamente se había duplicado en el último ejercicio. Ya en ese momento advirtió de que estaban llegando casos de víctimas menores de 14 años y de agresores que, al no haber superado los 13 años, eran inimputables. «Es un problema social y hay que hacer un profundo análisis de las causas», remarcó. «Hay que hacer cambios en el acceso a las nuevas tecnologías de los menores».

La Fiscalía de la Comunidad ahonda, en su informe de este año, en su preocupación por el hecho de que los adolescentes usan cada vez más los móviles y las redes sociales para, entre otras conductas delictivas, acosar o agredir sexualmente. Díaz Manzanera explica que se aprecia un incremento en la comisión de delitos contra la intimidad a través de plataformas como Instagram, Tiktok, Only, Switch... «Los menores asumen como natural tomarse fotografías desnudos o semidesnudos y enviarlas a sus parejas», relata. «Cuando cesa la relación (que en los menores suelen ser relaciones breves) la pareja difunde esa fotografía entre compareños y amigos». La Fiscalía asegura haber registrado casos de menores que creaban perfiles falsos en Instagran para entablar relaciones ficticias con la finalidad de obtener desnudos para luego poder difundirlos.

El Ministerio Público advierte, asimismo, de la mayor incidencia de las nuevas tecnologías en los casos de acoso escolar. «Los menores, que disponen de su propio móvil a edades cada vez más tempranas, emplean estos dispositivos para hostigar, amenazar, insultar y perseguir a sus compañeros», subraya Díaz Manzanera. «Los móviles es un instrumento cada vez más protagonista en el acoso escolar».

Los 'smartphones' también están jugando su papel, explica, en los casos de violencia doméstica que se libran en muchos hogares. Los fiscales advierten de casos de adolescentes que llegan a agredir a sus padres cuando estos les privan del móvill, de los videojuegos o les cortan la wifi. Entre las parejas más jóvenes, las nuevas tecnologías también actúan, en ocasiones, como una herramienta de dominación, empleando incluso, en ocasiones, los GPS para mantener al otro controlado en todo momento.

Con estos mimbres, el fiscal superior insiste en la necesidad de abordar esta cuestión. «Sin querer ser censores de un medio que es útil y necesario», subraya, «sería aconsejable un mayor control sobre el acceso que los menores tienen a internet en cuanto a los contenidos y también el tiempo que dedican a esta forma de socializar».