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José Antonio Ruiz.

José Antonio Ruiz: «Me voy a marchar fuera, muy lejos de España. Lo necesito»

bailarín y coreógrafo

Antonio Arco

Sábado, 18 de febrero 2017, 01:08

«Disculpe un momento, enseguida vuelvo», me dice por teléfono [desde su casa sevillana] y desaparece. Pasados unos minutos, regresa con esa amabilidad y naturalidad suyas que tanto se agradecen. «Es que ha venido un amigo a recoger el pájaro», explica.

  • Qué

  • Gala homenaje a José Antonio (Patriarca Flamenco). Con la Compañía Carmen y Matilde Rubio y artistas invitados. XXIV Cumbre Flamenca de Murcia.

  • Dónde y cuándo

  • Teatro Circo Murcia (TCM), hoy a las 21.00 horas.

-¿Qué pájaro?

-Uno de esos que llaman loritos del amor. Una hembra que, convencida de que soy su pareja, no hace más que poner huevos y más huevos. En cuanto no me ve, se angustia. Le puse Ringo de nombre cuando la compré, porque no sabía si era macho o hembra. Como estaré en Murcia unos días, ha venido un amigo a recogerla para quedarse con ella.

José Antonio Ruiz (Madrid, 1951), bailarín, coreógrafo, exdirector del Ballet Nacional de España (BNE) y artista de brillante y ejemplar trayectoria que nunca ha dejado de pisar tierra firme, recibirá hoy en el Teatro Circo Murcia (TCM), durante el cierre de la XXIV Cumbre Flamenca de Murcia, que está al cuidado de Antonio Parra -dirección artística- y Antonio Montoya -producción-, el galardón Patriarca Flamenco. José Antonio Ruiz pondrá, bailando después de dos años sin enfrentarse al público, el broche de lujo al espectáculo 'Póker flamenco', a cargo de la Compañía Carmen y Matilde Rubio. La coreografía es del propio homenajeado, y la música es original del guitarrista Carlos Piñana, que también actuará en directo junto con Francisco Tornero y Óscar Gallardo, el cantaor Curro Piñana y el percusionista Miguel Orengo, entre otros.

-¿Usted cómo está?

-Muy apartado de todo, porque era lo que necesitaba. Artísticamente, en estos últimos tiempos solo he hecho alguna cosa de forma muy esporádica porque, ahora más que nunca, elijo con mucho cuidado en qué volcar mis energías.

-¿Qué bailará hoy en Murcia?

-¡Yo mismo me he metido en una encerrona! [Risas] Cuando hablé con los organizadores [del homenaje], como me hizo mucha ilusión este reconocimiento, les dije, un poco por decir algo: 'Bueno, pues en agradecimiento, si puedo, si puedo, haré una pequeña intervención'. Y ya estuve perdido [risas], porque me tomaron la palabra al pie de la letra y yo soy un hombre de palabra y de los que piensan que un apretón de manos para sellar un acuerdo va a misa. Será una intervención muy sencilla -¡ya he bailado durante muchos años cosas muy complicadas técnicamente, de las que he salido airoso!-, en la que interpretaré, con Miguel Ortega al cante, una breve coreografía, de siete minutos, que me emociona mucho. Se titula 'Ay, vidalita' y la creé para un espectáculo precioso, 'Invocaciones', que pudo verse en los Veranos de la Villa en 2015. Desde entonces no he vuelto a bailar en público. Sé que, cuando llegue la hora, saldré al escenario con mucho amor y mucho miedo, porque ahora el escenario me da más pánico que nunca. Soy muy consciente de la responsabilidad que llevo encima, por mi larga trayectoria, y le sigo teniendo un inmenso respeto al público.

-Y físicamente, ¿cómo se encuentra?

-¡Más gordo! [Risas] Ya no tengo ganas de trabajar tanto mi cuerpo físicamente como he estado haciendo durante toda mi vida, pero las emociones empujan mucho y son una fuente extraordinaria de comunicación y de belleza. Pero sí, me he puesto más gordo que nunca, lo cual no es difícil de conseguir porque jamás lo he estado. Pero dejé de hacer ejercicio y de fumar y, aunque yo no bebo alcohol, llevo una vida sin control en el sentido de que me levanto a la hora que me apetece y como a la hora que me da la gana; y el cuerpo se ha acomodado. Pero no me preocupa, estoy sereno, vivo tranquilo y no tengo ya ninguna necesidad de demostrar nada, ni de estar en el escenario, ni de recibir aplausos. Por eso, solo participaré [como coreógrafo o director] en aquellos proyectos verdaderamente interesantes que me ilusionen mucho.

-¿Nostálgico?

-No, en absoluto. Afortunadamente, los recuerdos que tengo son extraordinarios, pero yo siempre digo que 'lo vivido, vivido está'. No soy de ver álbumes de fotos, las etapas se van superando y no puedes quedarte inmovilizado. Jamás me he quedado anclado en el pasado porque me parece algo nocivo. Creo que, por ejemplo, he sabido ir dejando de bailar progresivamente en los momentos justos. Miro hacia atrás y no me asalta la nostalgia, ni guardo ningún rencor. Si alguna vez me paro a repasar mi vida, lo que me inunda es la ternura y el agradecimiento. Yo tengo que darle muchas gracias a la vida y a muchos maestros y compañeros maravillosos que he tenido. Hace dos días hablé por teléfono con la única de mis maestras que me queda viva, Victoria Eugenia, y se me saltaron las lágrimas. Yo he sido un privilegiado, empezando porque tuve unos padres, muy humildes, que me apoyaron muchísimo. Y unos maestros maravillosos a los que nunca dejaré de estarles agradecido. Hoy parece que todo existe por generación espontánea, que no ha habido nadie antes que nos ha ido allanando el camino. Soy lo que soy por haber estado al lado de artistas muy grandes: tanto bailarines, como músicos, como cantaores, como coreógrafos... Y nunca he querido epatar, ni ser el único, ni el mejor.

Pequeños momentos

-¿Qué le ha caracterizado?

-Me aburre mucho lo usual, lo cotidiano, lo que ya no me sorprende, así es que en mi vida ha sido un constante reto el riesgo. Me gusta ponerme en una situación de riesgo para ver hasta dónde soy capaz de llegar. Siempre he mantenido muy vivo un punto de rebeldía y de ilusión, en la vida y en el trabajo. La vida es algo muy sencillo pero muy trascendente. Eso de que hay que valorar los pequeños momentos lo aprendí yo muy bien hace ya mucho tiempo, porque sé que son irrecuperables, como lo son las personas que hemos querido tanto y que han muerto.

-¿Lamenta algo?

-Los responsables políticos de este país, en materia cultural, son una auténtica vergüenza. Ni saben de cultura, ni quieren saber. Una lástima, porque España tiene un patrimonio cultural y artístico de los más importantes del mundo; pero a los políticos no les importa nada.

-¿Qué tiene previsto hacer?

-Mire... necesito alejarme para verlo todo desde otra perspectiva, desde la lejanía. Me voy a marchar fuera, muy lejos de España. Lo necesito. Y no me voy huyendo, porque no tengo con este país asignaturas personales pendientes, sino porque creo que como profilaxis mental y personal me conviene.

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