Uno de cada cuatro habitantes de la Comunidad se encuentra en situación de exclusión social

La realidad de la exclusión social sigue impactando en la sociedad y la sufre uno de cada cuatro habitantes de la Región, el 25,4%. Afecta a 385.000 personas en la Comunidad y sobre todo golpea a tres grupos muy concretos. Por un lado, al colectivo inmigrante, que sufre tres veces más el desamparo que los nacionales. «El 68% de los hogares encabezados por una persona de origen extranjero se encuentra en exclusión». A los jóvenes y a los niños, que duplican las tasas con un 43% de menores de la Región que sufre exclusión social. «Crecer en un entorno de carencia implica mayor probabilidad de desarrollar una vida de necesidad; la pobreza se hereda», según explicó Daniel Rodríguez, técnico de la Fundación para el Fomento de Estudios Sociales y de la Sociología Aplicada (Foessa) y del equipo de estudios de Cáritas. Por último, a las familias con hijos les repercutieron especialmente las limitaciones económicas. «La mitad de hogares con dos o más hijos estuvieron en situación de pobreza», aseguró Rodríguez.

Son datos del último informe sobre 'Exclusión y desarrollo social en la Región', elaborado por la Fundación Foessa, junto a Cáritas. El estudio sociológico analiza la exclusión social a la que es sometida una persona, contemplando distintas dimensiones: el empleo, los ingresos, la salud, la participación, la vivienda, la educación, el aislamiento y el conflicto social. El informe fue presentado ayer en el Paraninfo de la Universidad de Murcia, en el Campus de La Merced, y al acto acudieron la consejera de Política Social, Isabel Franco; el alcalde de Murcia, José Antonio Serrano; la concejala de Mayores, Vivienda y Servicios Sociales, Paqui Pérez; el obispo de la Diócesis de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, y el delegado del Gobierno, José Vélez.

El técnico del equipo de estudios de Cáritas indicó que el resultado del análisis desvela que los datos de exclusión en la Comunidad se ha incrementado en dos puntos respecto a las conclusiones del anterior estudio, pasando del 23 al 25%. Una de las conclusiones del documento es que la pandemia ha paralizado los procesos de integración laboral de personas desempleadas, cronificando su situación ante la suspensión de los procesos de formación y mejora de la empleabilidad, alargamiento del tiempo de desempleo acumulado y la reducción de la protección social por desempleo. Unas 27.000 familias tienen a sus miembros en activo en esta situación, y 55.000, a todos sus integrantes en paro. Del documento se desprende, además, que solo el 35% de los hogares de la Región participan con normalidad en la sociedad con una integración plena. Dentro de este grupo, 220.000 están en integración precaria, es decir, «al borde del abismo» porque cualquier cambio mínimo en sus vidas puede abocarlos a la exclusión.

«El empleo es el principal factor que está lacrando esta situación en dos aspectos: el desempleo que sufren las familias, muchas de ellas con todos sus miembros en paro, y la inestabilidad laboral grave, muy creciente en la Región y que afecta a 85.000 hogares», advirtió Daniel Rodríguez.

Por su parte, la brecha digital afecta al 44% de los hogares, lo que conlleva una «desventaja», indica el informe, en el acceso en igualdad de condiciones a derechos como sanidad, educación, empleo o participación. Se trata de un 'apagón digital' por ausencia de dispositivos, conexión o habilidades para el manejo de internet que conlleva pérdida de oportunidades laborales, formativas, de relación o de acceso a derechos como ayudas y prestaciones sociales.

Así, en su transición a la vida adulta, uno de cada tres jóvenes de entre 19 y 29 años no pueden desarrollar su proyecto vital al estar en procesos de exclusión. En el acceso al empleo, siempre con dificultades, a los jóvenes se les presenta un panorama de precariedad y temporalidad que no les permite adquirir una vivienda ni formar una familia.

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