El consumo de hipnosedantes sigue al alza entre los adolescentes murcianos: un 20% los ha tomado alguna vez

«Se ha detectado un incremento en la prevalencia de consumo de hipnosedantes en el último año, a lo largo del periodo analizado. La prevalencia en chicas duplica la de chicos, del mismo modo que el consumo en el grupo de 18 años es el doble que el de 14 años», resumen los autores del estudio. En concreto, el 20,2% de las chicas habían tomado hipnosedantes durante el año previo, frente a un 9,8% de los estudiantes varones. Las cifras son similares a las registradas en el resto de España, aunque se sitúan ligeramente por encima de la media nacional.

Los resultados del estudio no sorprenden a Francisco Toledo, psiquiatra del Virgen de La Arrixaca, porque obedecen a una realidad que llega a las consultas. Pero sí le preocupan. «Son cifras de consumo elevadas, altas», advierte. El experto recuerda que medicamentos como el Lorazepam y otro tipo de benzodiacepinas se deben prescribir con mucha cautela, especialmente en la adolescencia. «Es muy importante que cuando se receta uno de estos medicamentos se haga con fecha de caducidad. En estas edades no se utilizan como tratamientos para patologías crónicas, salvo excepciones, sino para procesos agudos. Pero a veces el tratamiento se prolonga más allá de la necesidad clínica. Hay que ser muy vigilante en la deshabituación», explica.

Pero, sobre todo, hay que acudir a las causas del creciente malestar emocional de los adolescentes. «La capacidad de resiliencia al estrés en la vida cotidiana no se trabaja socialmente, ni en las familias ni en los centros educativos. Necesitamos fomentar el aprendizaje de estrategias psicológicas de gestión del estrés sin necesidad de recurrir a fármacos. No podemos psiquiatrizar el malestar emocional, y menos con medicación», reflexiona Francisco Toledo.

Este tipo de malestar ha inundado las consultas desde la pandemia, mientras la incidencia de trastornos mentales graves, menos relacionados con factores ambientales o sociales, se mantiene estable. «Por Urgencias nos llegan cuadros de ansiedad por cualquier acontecimiento adverso. Son adolescentes que no toleran la frustración, la ansiedad, y terminan en Urgencias por situaciones que no se deberían medicalizar», explica el psiquiatra del Virgen de La Arrixaca.

En este sentido, los resultados del Estudes representan una llamada de atención. Uno de los aspectos llamativos es el incremento del consumo de hipnosedantes sin receta. Un 7,3% de los alumnos de entre 14 y 18 años tomaron alguno de estos fármacos sin prescripción médica durante el año previo a la encuesta. En 2015, ese porcentaje era del 4,7%. «Hay que tener en cuenta que en muchos casos se acude directamente al botiquín que hay en casa», recuerda Toledo. El adolescente puede echar mano del Lexatin o el Orfidal recetado para otro miembro de la familia, y en muchos casos lo hace con el conocimiento de los padres. Pero, además, tras el consumo sin receta también hay otras situaciones: en los últimos años se ha popularizado el Rivotril como droga recreativa, mezclada con hachís u otras sustancias.

El Estudes ofrece algunas otras claves relevantes. El consumo de hipnosedantes en chicos y chicas de familias más desfavorecidas prácticamente duplica al registrado entre los adolescentes cuyos padres disponen de rentas superiores a la media.

Mientras el consumo de hipnosedantes aumenta, desciende la prevalencia de tabaco entre los alumnos de 14 y 18 años en la Región de Murcia, según Estudes. Así lo destacó la semana pasada la Consejería de Salud. El 18,7% de los encuestados habían fumado durante el mes anterior a la realización de este estudio, lo que representa un descenso de 5,6 puntos en una década. Sin embargo, el tabaco está siendo sustituido por el vapeo, cuyo consumo se dispara. Tres de cada diez adolescentes consumen cigarrillos electrónicos de manera habitual, y casi seis de cada diez los han probado en algún momento.

Chicos y chicas vapean por igual, cuando hace dos años el consumo estaba más extendido entre los varones. En el caso del tabaco la tendencia es descendente: el consumo en la Región se sitúa por debajo de la media, con la segunda prevalencia más baja del país.

La Consejería de Salud destacó la semana pasada que, a la luz del Estudes, el consumo de alcohol y cannabis por parte de los jóvenes murcianos se sitúa también por debajo de la media. Así, el 69,8% del alumnado entre 14 y 18 años afirmó haber consumido alguna bebida alcohólica en los últimos doce meses, mientras en España el porcentaje es del 73,6%. El cuanto al cannabis, el 17,6% de los adolescentes lo había probado en los doce meses anteriores, frente al 21,8% de media en el resto del país.

Los adolescentes murcianos consumen ahora menos tabaco, alcohol y cannabis que hace una década, mientras la cocaína permanece estabilizada, según el Estudes. El 3% de los estudiantes han probado esta droga alguna vez, y el 1% la toma de forma más o menos habitual.

Sin embargo, el estudio detecta un consumo al alza de anfetaminas y sobre todo de éxtasis. El 2,8% de los chicos y chicas de 14 a 18 años han probado el éxtasis alguna vez, mientras hace una década el porcentaje no pasaba del 0,7%.

La proporción de jóvenes que habían consumido cocaína en los 30 días anteriores a la encuesta es superior entre aquellos que perciben tener una situación familiar económica por debajo de la media. Lo mismo ocurre con el cannabis, el tabaco y los hipnosedantes, mientras que el alcohol es más consumido por aquellos que consideran tener una mejor situación económica.

La nueva ley de alcohol y menores abre la puerta a que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad puedan realizar pruebas de alcoholemia con un etilómetro a los menores de edad en lugares y circunstancias específicas donde el consumo de alcohol esté prohibido, como colegios e institutos. Además, la norma aprobada ayer por el Consejo de Ministros, que iniciará ahora su tramitación parlamentaria, limitará los espacios en los que se podrá beber y acotará la publicidad, el patrocinio y la venta de este producto con el objetivo de reducir el consumo entre los jóvenes.

La ley prohibirá el consumo a todas las personas, adultos incluidos, en los centros docentes -salvo universidades-, en las residencias de estudiantes que admitan menores y en espacios deportivos, de ocio o dedicados a espectáculos públicos cuando haya sesiones que se hayan concebido expresamente para ellos.

Las limitaciones a la publicidad se concretan en la prohibición de colocar anuncios de bebidas alcohólicas en la vía pública en un radio de 150 metros de centros educativos y sanitarios y de parques y lugares de ocio infantil.