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Dos de los afectados, a la entrada de su vivienda, junto al carril que está sucumbiendo hacia el canal de la acequia. Kiko Asunción/ AGM

Vecinos de la huerta de Aljucer pelean cada día con la falta de servicios y plagas

Los residentes del carril Canal de Torres llevan años pidiendo conexión al saneamiento y el arreglo del camino que conduce a sus casas

Jueves, 5 de junio 2025, 01:12

No tienen infraestructura de saneamiento, sufren plagas en verano de un insecto que se reproduce como si no hubiera un mañana y el carril ... por el que llegan a sus casas se está derrumbando hacia la acequia que pasa en paralelo. Esas son, en resumen, las quejas de los vecinos del carril Canal de Torres de Aljucer, que viven colindando con la acequia mayor Barreras, y que, aseguran, no logran que nadie les haga caso pese a sus insistentes denuncias. «Nosotros sí que vivimos como hace 1.200 años», asegura Álvaro, uno de los afectados.

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Ninguna de la docena de viviendas de los residentes del carril dispone de red de saneamiento, por lo que tienen abiertas fosas sépticas. «Esto deriva en malos olores, acumulación de insectos y en algunos casos desbordamientos de aguas residuales, por el envejecimiento y condiciones inadecuadas para ese tipo de instalaciones», explica el vecino.

Hace un par de años, decidieron reclamar al Ayuntamiento de Murcia la conexión a la red («pasa por ambos extremos del carril, no sé por qué nos dejan fuera») a través de la Junta Municipal de la pedanía de Aljucer. «Nos dijeron que la respuesta a nuestra petición «está en cola» , y así seguimos». Este periódico intentó recibir una respuesta de la empresa municipal Aguas de Murcia (Emuasa) sin conseguirlo.

Un segundo problema que también les preocupa «mucho» y que sigue sin arreglarse, es la pérdida del asfalto y del mismo carril por el que circulan cada día para entrar y salir de sus viviendas. «Se está hundiendo hacia la acequia; cada vez que llueve tememos que se termine cayendo del todo y no podamos acceder a nuestras casas; o lo que es peor, que le pille a algún vecino en el momento en el que se derrumbe totalmente». La solución a esta situación no parece tampoco inminente, pese a que se trata de una situación de varios años y que empeora con el paso del tiempo. Desde el Ayuntamiento se responde que el arreglo es competencia de la Junta de Hacendados, ya que el problema deriva de la acequia, «que al estar descubierta, pierde tierra del talud y esto afecta al asfaltado y al camino».

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Restos de insectos del año pasado en el patio de una vivienda del carril.

Sin embargo, la Junta de Hacendados asegura que «es el camino el que se soporta en el quijero de la acequia, y es el camino el que destroza la acequia», añadiendo que «es una competencia del municipio su arreglo, como así lo determina la ley el mantenimiento de los caminos y carreteras». Y va más allá al subrayar que «es el paso de los vehículos lo que revienta los márgenes» del cauce de agua.

Un tercer problema, este sí más reciente, es una nueva plaga de insectos voladores. «El verano pasado sufrimos por primera vez la presencia a millares de estos insectos que atacan a los olmos que hay en la orilla de la acequia y que en cuestión de pocas semanas los deja completamente pelados, sin hojas», asegura Álvaro. Esos bichos también invadían sus casas: «Teníamos que tener mucho cuidado de no dejar puertas o ventanas abiertas, porque 'colonizaban' nuestra vivienda».

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Entonces se le notificó al Ayuntamiento, «no obteniendo ninguna respuesta». Este año, ya están empezando a aparecer los mismos insectos y pese a ponerse otra vez en contacto con «las autoridades», la respuesta es «pasarse la pelota» de unos a otros.

Según les comentaron a los vecinos desde la Junta Municipal, el Servicio de Parques y Jardines visitó la semana pasada la zona y los técnicos indicaron que la fumigación debía correr a cargo de los hacendados. De nuevo, no opinan lo mismo los huertanos: «El año pasado hubo una plaga que afectó a todas las olmedas... Es una cuestión de sanidad publica, por lo que el Ayuntamiento o la Comunidad Autónoma deben encargarse de la fumigación de los olmos que ellos plantaron para que dieran sombra; las Ordenanzas de la Huerta así lo señalan», concluyeron.

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