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Trabajos del proceso de adhesión a la pieza realizados por la arqueóloga. UMU
Los utensilios revelarán cómo era la vida en el arrabal andalusí de Murcia

Los utensilios revelarán cómo era la vida en el arrabal andalusí de Murcia

Arqueólogos de la UMU documentan, limpian y restauran cerámica, metales y vidrios hallados en las excavaciones de San Esteban

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Domingo, 6 de septiembre 2020, 08:11

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Como en la mayoría de las excavaciones arqueológicas, la cerámica ha sido con diferencia el material recuperado en mayor cantidad en el yacimiento de San Esteban (s. XI-XIII) durante la segunda campaña, 2019-2020. Junto con piezas de hierro y vidrio, estos materiales han sido trasladados al laboratorio de arqueología de la Universidad de Murcia donde, de forma paralela a su catalogación e inventariado, se ha llevado a cabo la intervención de conservación y/o restauración de algunos de ellos. Toda la información recabada servirá para conocer más detalles de la vida cotidiana en el arrabal andalusí.

Según datos de la memoria entregada al Ayuntamiento, la mayor parte de piezas recuperadas se encuentran muy fragmentadas, incompletas y dispersas. También han encontrado algunos ejemplos excepcionales en los que las piezas se han conservado completas o casi completas e incluso sin fracturar, como el caso de un alcadafe -especie de vaso- hallado en el espacio 17 del Recinto I.

Otras alteraciones encontradas en las piezas cerámicas son manchas, algunas causadas durante su etapa de uso, como las producidas por humo y fuego en recipientes de cocina. «Estas no deben ser eliminadas, ya que, por un lado, aportan una valiosa información sobre el uso y vida del objeto y, por otro, no suponen ningún riesgo para su conservación», indica el informe.

En general, los objetos metálicos recuperados durante esta última campaña presentaban un estado de corrosión avanzado. Todos se encuentran, en gran medida, mineralizados, fracturados, incompletos, con focos de corrosión activa...

Arriba, jarrita esgrafiada. Abajo, a la izquierda, un vaso de vidrio completo. A la derecha, reintegración de una jarra pintada. UMU
Imagen principal - Arriba, jarrita esgrafiada. Abajo, a la izquierda, un vaso de vidrio completo. A la derecha, reintegración de una jarra pintada.
Imagen secundaria 1 - Arriba, jarrita esgrafiada. Abajo, a la izquierda, un vaso de vidrio completo. A la derecha, reintegración de una jarra pintada.
Imagen secundaria 2 - Arriba, jarrita esgrafiada. Abajo, a la izquierda, un vaso de vidrio completo. A la derecha, reintegración de una jarra pintada.

Esto es debido, por un lado, a la propia naturaleza de los metales, que son materiales muy poco estables, en continua transformación (a excepción del oro), y, por otro, a las condiciones del enterramiento que, en el caso de San Esteban, tiene unos valores de humedad muy altos debido a la proximidad del nivel freático.

De los metales recuperados, la mayoría son de hierro, algo menos de bronce y, en menor medida, de plomo u otras aleaciones.

Vidrio fragmentado

Los materiales de vidrio rescatados en estas dos últimas campañas en el conjunto arqueológico de San Esteban aparecen generalmente fragmentados, incompletos y en proceso de desvitrificación.

Las alteraciones de tipo mecánico son muy frecuentes debido a la fragilidad de este material. Se producen normalmente durante su etapa de uso o en el momento de abandono, en el que suelen sufrir caídas, golpes y aplastamientos. Es la principal causa de la alta fragmentación de los objetos de este material encontrados en San Esteban, aunque también se ha localizado completo un pequeño vasito.

En cuanto a los tratamientos realizados de conservación y restauración, la metodología general empleada en la intervención de los distintos materiales se ha ido adaptando a las necesidades de cada pieza. Tres han sido los niveles de intervención en los materiales cerámicos. Una primera limpieza tenía como objetivo la retirada de todos los materiales ajenos a las piezas que dificultan su reconocimiento formal y/o comprometen su conservación. Con el fin de eliminar los depósitos de tierra más gruesos y aligerar el trabajo de laboratorio, se realizó un primer lavado de la cerámica en campo.

Bisturí y brochas

Una vez en el laboratorio, se abordó la limpieza controlada de las piezas más delicadas. En general, se iniciaba con una limpieza mecánica por medio de bisturí, palitos de madera y brochas, con los que se eliminaban los depósitos terrosos más gruesos.

El producto empleado para la consolidación en general ha sido el silicato de etilo, por ser el de mayor compatibilidad fisicoquímica con los materiales cerámicos, al tratarse ambos de compuestos de naturaleza silícea. La adhesión de fragmentos tiene como objetivo la restitución formal de las piezas, permitiendo así su reconocimiento. Uno de los procesos de adhesión más complicados ha sido el de la jarra pintada, debido al gran número de fragmentos y su reducido tamaño; en estos casos, es fácil que se pierda la curvatura real de la pieza produciendo deformaciones que impedirían que los últimos fragmentos encajen correctamente. El paso siguiente es la fijación, que tiene dos objetivos: incrustar en el soporte cerámico las capas de policromía o vidriado, por un lado, y devolver a los materiales la cohesión mecánica perdida, evitando la pérdida de material y frenando su degradación, por otro. El fin es mejorar el aspecto de la pieza destacando los motivos decorativos.

Piezas metálicas

Muchas de las piezas metálicas estaban fracturadas antes de su extracción. Para evitar la pérdida de ubicación de los fragmentos, ya que la limpieza puede desgastar los planos de unión entre ellos, fue necesario realizar su adhesión en primer lugar.

Las piezas metálicas eran colocadas sobre soportes hechos a medida, realizados con plastilina, y/o palitos de madera clavados en espuma de poliestireno extruido, para mantener los fragmentos en su sitio durante el tiempo de curado del adhesivo.

Consistente en la eliminación de tierra y otros depósitos superficiales adheridos a las piezas, la limpieza mecánica superficial se realizó con bisturí y/o lápiz de fibra de vidrio y cepillado con brochas y alcohol. En ocasiones, las piezas eran sumergidas en alcohol, para ayudar a reblandecer los depósitos terrosos, facilitando su eliminación.

Hoz de hierro, en buen estado.
Hoz de hierro, en buen estado. UMU

Los bronces y plomos se han limpiado con esta metodología en su totalidad y se dejan a la espera de aplicar tratamientos de desalación, inhibición y protección.

Dos de las piezas tuvieron que ser tratadas en la propia excavación para poder extraerlas, en concreto una redoma y una botellita. A la redoma se le aplicó un tratamiento de consolidación y fijación para poder extraerla por piezas, siendo un proceso muy delicado y riguroso, ya que el material de vidrio había perdido totalmente su naturaleza y se deshacía en escamas al tocarlo.

La botellita salió bastante entera, con los fragmentos muy ordenados, y se trató con un registro riguroso de extracción para facilitar el proceso de reconstrucción posterior en laboratorio.

La redoma soplada en molde se extrajo en bloque con su propia tierra y se excavó en laboratorio. Por último, el vidrio blanco fue recuperado por los arqueólogos fragmento a fragmento, ya que estaba muy disperso y en pequeñísimas piezas, sin aparentar que formara un solo objeto a simple vista. Por otro lado, el material estaba en muy buen estado.

Rebeca Pérez: «Estos hallazgos refuerzan la importancia del yacimiento»

La concejal de Movilidad Sostenible y Juventud, Rebeca Pérez, indica que «todos estos hallazgos refuerzan la importancia arqueológica y la gran riqueza de este yacimiento. Pretendemos devolver a los murcianos 23.000 metros cuadrados de espacio público, habilitando así un recurso cultural y turístico de nivel internacional para la ciudad».

La edil añade que «la recuperación de San Esteban forma parte del proyecto integral 'Murcia Medieval', un plan de acción que permitirá pasear por una calle del siglo XII a cota bajo cero en el yacimiento. En San Esteban, se ha desarrollado un proyecto que compatibiliza la recuperación de la plaza, como espacio de esparcimiento y convivencia de los murcianos, y la puesta en valor de las ruinas árabes, lo que permitirá contemplar cómo era la Murcia de los siglos XII y XIII, observar sus viviendas y espacios públicos, así como los utensilios que empleaban los murcianos en su vida cotidiana hace 800 años».

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