El traslado de Huerto Lab a Cristo Resucitado que pudo ser y no fue

A pocos días de que los usuarios de esta asociación vecinal tuvieran que abandonar su ubicación fundacional entre las calles Victorio y Horno, el Ayuntamiento convocaba una rueda de prensa para escenificar el acuerdo para la mudanza de Huerto Lab. A la mañana siguiente, la cita se cancelaba.

Los días posteriores al desalojo vendrían los reproches mutuos entre los vecinos y el Ayuntamiento, cada uno con versiones contradictorias de lo sucedido. «Llegamos al gobierno en marzo y el desalojo estaba previsto para mayo. Adquirimos el compromiso de buscar una solución y lo intentamos», reivindica el concejal Andrés Guerrero que, asegura, la conversión de la parcela original –cedida por un particular– a zona verde era «imposible». «Hubiera sido casi como expropiarla sin motivo».

Los vecinos, por su parte, se lamentan. «Nos dimos cuenta de que la intención de reformar la plaza del Cristo Resucitado no era real», dice uno de los impulsores de Huerto Lab, Antonio Abellán. «Aceptamos reducir el huerto a menos de la mitad a cambio de que las asociaciones que lo usaban para actividades culturales tuvieran su espacio». El principal desencuentro estuvo, dice, en que «el Ayuntamiento no hizo la tarea de informar a los bares de la plaza. Hubiéramos llegado sin un convenio firmado y generado un conflicto».