El teléfono de salud mental de Murcia responde al grito de auxilio de 262 usuarios sin alternativas
El servicio, activo desde el pasado mes de junio, trata de orientar a los potenciales pacientes hacia recursos públicos o de asociaciones y ONG
«¿En serio? ¿Así, tan rápido?», dice una voz al otro lado del auricular. «Mucha gente de la que nos llama se sorprende cuando le ... decimos que está al habla con una psicóloga; está claro que había una necesidad no cubierta por otras vías», señala la psicoterapeuta Laura Aránega. Ella y su compañera Helena Vidal han atendido a los 262 ciudadanos que han lanzado un grito de auxilio a través del Teléfono de Orientación Psicológica que el Ayuntamiento de Murcia puso en marcha a finales de junio. Este servicio cerró 2022 con 564 llamadas atendidas, entre las recibidas de usuarios y las que hicieron las profesionales para el seguimiento de los casos. «La primera semana, en la que se le dio mucha publicidad, la demanda fue una locura; después, con el verano bajó ese aluvión inicial, aunque la afluencia se fue recuperando, especialmente con la publicidad en marquesinas», destaca Aránega.
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De hecho, la psicóloga entiende que esta difusión puede ser la causa de que los usuarios residan mayoritariamente en la ciudad –un 46,5%–, frente a los que llaman desde pedanías –27,39%–, núcleos de población de seis de cada diez murcianos. «Estamos intentando darnos a conocer en puntos a los que no estábamos llegando, pegando carteles en los centros culturales; también estamos encontrando colaboración en los médicos de cabecera que nos conocen y que a veces no saben adónde derivar a sus pacientes ante un problema de salud mental», subraya.
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7% de los usuarios que llamaron en 2022 a este servicio refirieron ideas suicidas.
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6% de los casos se relacionaban con el agotamiento de personas cuidadoras de dependientes.
De hecho, con estas llamadas no solo se facilita a los ciudadanos un punto de escucha para tener contacto directo con un profesional de la psicología, sino que se intenta elaborar un primer diagnóstico psicosocial y derivar al usuario a los recursos disponibles más adecuados para su caso, ya sean municipales, autonómicos o prestados por asociaciones u organizaciones no gubernamentales. «Es cierto, además, que un 12% de las personas atendidas llegan a nosotras mostrando un descontento respecto a la atención recibida por los servicios de salud, ya sea ante la falta de derivación, por las largas listas de espera o, incluso, molestos por lo que consideran una sobremedicación, ya que no creen que la única solución para su problema sea un orfidal», explica Aránega. De hecho, la llamada más larga recogida, que fue de dos horas y media –frente a una media de 26 minutos–, llegó de la mano «de una persona con un malestar alto porque no encontraba un lugar en el que sentirse escuchada».
No obstante, tal y como reconoce Aránega, la consecución del bienestar psicológico precisa de un enfoque «holístico» o global, ya que buena parte del malestar referido o de las posibles patologías mentales acaban derivando de dificultades socioeconómicas –como situaciones de pobreza, desempleo o precariedad–, adicciones o de conflictos en un entorno familiar, a veces tóxico, que no se han podido abordar por otras vías. «En un 15% de los casos, los usuarios nos transmiten problemas de pareja, pero en no pocas de estas ocasiones, cuando indagamos un poco, nos encontramos con un elemento distorsionador del diagnóstico como es el maltrato y la violencia de género, que es la principal causa a abordar a través de la coordinación con el Equipo Municipal de Atención a Víctimas de Violencia de Género (Emavi) o con los CAVI autonómicos», expone la profesional.
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Cuidadores agotados
Comienza a ser un fenómeno más que visible –alcanza en torno a un 6% de los casos atendidos– el del agotamiento que sufren los cuidadores de personas dependientes, que ven como la plena dedicación a un ser querido les acaba desdibujando. «Detectada la importante incidencia de esta problemática y la necesidad del refuerzo a la hora de abordarla, se decidió poner en marcha grupos dinamizados de apoyo a cuidadores en una decena de barrios y pedanías, que han sido un éxito», añade.
Pero si hay una cuestión que hace saltar las alarmas es el de la detección de ideas de autólisis o suicidas. Más de un 7% de las llamadas realizadas al servicio apuntaban a este tipo de situaciones. «Hay que tomárselas muy en serio, porque en la mayoría de ocasiones en las que alguien decide quitarse la vida lo había verbalizado previamente», concluye.
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Siete de cada diez llamadas recibidas son de mujeres
Se podría decir que las estadísticas son muchas veces tozudas, pero no hacen más que reflejar una realidad. Así, la memoria de 2022 del teléfono de salud mental del Ayuntamiento deja patente que los hombres son más reacios a pedir ayuda por problemas de este tipo. De hecho, siete de cada diez llamadas recibidas fueron realizadas por mujeres. «El sesgo de género es real; las mujeres comunican más y también toman más antidepresivos, mientras que los varones son más reservados, pero también, estadísticamente, caen más en conductas suicidas», apunta la psicóloga del servicio Laura Aránega. Son también mujeres casi la totalidad de aquellos que demandan atención ante los problemas que supone cuidar de un familiar dependiente o menor.
Por otra parte, el teléfono también recibió un 20% de llamadas de vecinos de otras localidades de la Región y un 5% de residentes en otras comunidades, algunas tan alejadas como el País Vasco. «Buscan ayuda en internet, no saben dónde acudir y marcan este número; les atendemos, pero no conocemos los recursos a los que remitirlos». El número, gratuito, es el 900 107 913 y tiene un horario de atención de lunes a viernes, de 10 a 13 horas y de 17 a 20.
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