Las reformas desbordan el verano en Murcia y ya se dejan ver durante todo el año
Aunque julio es el mes que registra más expedientes de obra menor, la compra creciente de viviendas de segunda mano y la falta de profesionales satura el calendario de trabajo
El verano se ha convertido en sinónimo de ruido de martillos en el centro de la ciudad. También de lonas en fachadas y de contenedores ... de escombros ocupando plazas de aparcamiento. Basta con darse una vuelta por Murcia para comprobarlo, más aún en un momento en el que la reducción del ritmo de la urbe hace más evidente esta situación.
La lógica y la experiencia siempre ha dictado que la temporada estival era la mejor para meterse en una reforma del propio domicilio: cuando uno está de vacaciones acusa menos la alteración de la vida cotidiana e, incluso, hay quien cuenta con la posibilidad de desplazarse a una segunda residencia en el campo o en la costa.
De hecho, la cifras de apertura de expedientes de obra menor del Ayuntamiento de la capital –que se gestionan con una declaración responsable– repuntan en julio, que es cuando parecen alcanzar los registros más altos del año. Hasta 556 se abrieron en dicho mes del año pasado y 463 en el de este 2025. Sin embargo, tal y como apuntan diferentes empresas del sector, este tipo de trabajos se extienden ya a lo largo de todo el año.
Muchas empresas optan por parar su actividad en agosto, con el fin de dar vacaciones a una plantilla ocupada todo el curso
Por ello, muchas de ellas optan por parar su actividad al menos unas semanas en agosto para poder dar vacaciones a la plantilla. Incluso, el número de expedientes que entran en la Concejalía de Planificación Urbanística durante este mes cae drásticamente, hasta un tercio de las cifras habituales, las cuales se han movido en los últimos dos años entre los 300 y 450 mensuales de media, tras el repunte de marzo de 2024. Y es que el año pasado arrancó con apenas 225 declaraciones.
«Procuramos acabarlo todo en julio o, como mucho, en la primera semana de agosto; si es necesario y el cliente está de acuerdo, podemos arrancar y parar las obras un par de semanas, pero ya no empezamos trabajos en este mes desde hace varios años, porque, si no, no tenemos vida», explica Lucas Barrancos, gerente de Lidecon. No todos los que operan en el sector lo hacen, pero ellos pueden permitírselo, dado el volumen de negocio que han alcanzado.
«Hemos triplicado la facturación que teníamos antes de la pandemia, pasando de uno a tres millones anuales», confiesa Barrancos. Tiene culpa de ello el interés por contar con una vivienda cómoda que despertó en muchos el confinamiento, pero también el crecimiento constante de la compraventa de viviendas de segunda mano, ante un mercado que no es capaz de generar una oferta de vivienda nueva ajustada a la demanda. «El que se compra un piso o una casa para vivir suele meterse de primeras en reformas importantes, incluso integrales, para hacerlo confortable; al que compra para invertir, que también se ve mucho, le basta con maquillar el inmueble un poco y dejarlo más o menos coqueto para venderlo o alquilarlo después».
Escasez de mano de obra
Al aumento de la demanda de este tipo de trabajos se suma la escasez de mano de obra, por lo que no hay más remedio que repartir los encargos a lo largo del calendario para poder cumplir con ellos, cerrándolos, además, con entre dos y cuatro meses de antelación, según explica Ramón Martínez, responsable de Reformas Murcia, con sede en la pedanía de El Palmar. De hecho, las obras de verano se están cerrando entre febrero y marzo, según su experiencia.
«No hay apenas disponibilidad de oficios y estamos salvando la cara porque los materiales actuales son muy agradecidos y ya no necesitas, como antes, un oficial de primera para ciertos trabajos; alicatar o colocar puertas son ahora mismo procesos mucho más sencillos de lo que eran hace no tanto», explica Martínez, señalando que «ahora hay mucha gente haciendo cosas que hasta hace no tanto no manejaba y con unos acabados bastante buenos». Murcia, ciudad en obras todo el año.
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De 6.000 euros por un baño a los 90.000 de una reforma integral
Históricamente, la renovación de cuartos de baño y cocinas han sido las reformas estrella para una vivienda media, pero cada vez crecen más aquellos que optan por dar un lavado de cara general a su morada. «Puedes invertir perfectamente 90.000 euros en una reforma integral», explica Lucas Barrancos. Mientras, reparar o renovar un aseo o cocina puede salir por entre 5.000 y 6.000 euros. Otros servicios demandados son el cambio de suelo o tirar tabiques para generar espacios abiertos, uniendo, por ejemplo, salón y comedor. «Y ajustamos precios», añade.
No obstante, las empresas de reformas tienen claro que no se puede dar un presupuesto totalmente cerrado. «Y si se hace, debe ir perfectamente detallado; hacer otra cosa es un suicidio, porque a veces aparecen imprevistos que encarecen el encargo, por materiales y mano de obra», destaca Barrancos. No obstante, también reconoce que en el sector se gasta mucha informalidad: «Hemos arreglado muchas chapuzas y cosas a medias que dejaron otros».
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