Quejas vecinales por el ruido de los bailes del centro de mayores de Espinardo
Inaugurado en junio de 2022, acumula denuncias en el Ayuntamiento «por falta de insonorización y por carecer de licencia» para realizar algunas de sus actividades
En casa de herrero, cuchillo de palo. Este dicho, salido del secular refranero español, se le puede aplicar al Ayuntamiento de Murcia y a la ... situación que desde hace más de un año están sufriendo los vecinos de dos edificios de Espinardo, que tienen en sus bajos comerciales el nuevo centro social de mayores de la pedanía. Denuncian que el local carece de la insonorización y el aislamiento necesarios para realizar cierto tipo de actividades y de bailes o para servir comidas. «Si fuera un local privado, estaría cerrado, sobre todo tras la tragedia ocurrida en Atalayas», manifiesta el portavoz de las dos comunidades afectadas, Francisco Villalba.
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El centro se inauguró a finales de junio de 2022, por el entonces alcalde socialista José Antonio Serrano, y ya en octubre de ese mismo año, la representante legal de la comunidad de propietarios del residencial Santa Lucía I, presentó en el Ayuntamiento la primera queja. En la exposición de motivos, que siguen refrendando hoy en día los vecinos, se explica que, «sobre todo los fines de semana, se desarrollan actividades molestas para el vecindario consistentes en actividades musicales en directo o con reproductor de sonidos para las que el local ni está adecuado ni tiene licencia».
Recuerdan que en su día ya advirtieron a los responsables municipales de que el local no era el idóneo para el centro social, « y se nos dio garantías de en el centro no tendrían lugar actividades musicales ni ninguna otra de tipo molesto». De hecho, en una comunicación previa, de principios de 2020, con Urbamusa, cuando se empezó el proyecto, a los vecinos se les aseguró que «la zona de cafetería y sala de usos múltiples no tiene licencia de 'bar musical' al cual se le debería exigir un aislamiento conforme la normativa acústica municipal, sino que se trata de unos espacios de reunión donde los mayores hagan vida social, estando descartados los usos de conciertos y similares».
«No buscamos el cierre del local, porque seguramente seremos socios en un futuro, pero sí que cumpla con la legislación vigente por el bien de todos»
Francisco Villalba
Portavoz vecinal
Los vecinos contrataron a un técnico que elaboró un informe, presentado en el Ayuntamiento, en el que se corroboraba que «incluso si solicitaran la licencia para tales actividades, no podría obtenerla».
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Por ello, la representante de la comunidad de propietarios solicitó que «se den las instrucciones precisas por quien corresponda para que cesen las actividades con música en el centro por carecer de licencia que les autorice a ello y para lo que, llegado el caso y previamente a su concesión, debería proceder a la insonorización del local y dotarlo de equipo limitador de sonido, según la legalidad vigente».
Nada de esto se ha hecho, lamenta Villalba, quien quiere dejar claro que «no buscamos el cierre del local, porque en unos años seguramente terminaremos siendo socios nosotros, pero sí que cumpla con la legislación vigente por el bien de todos». La situación que sobre todo sufren quienes están encima del local, ha llevado ya a un vecino a vender su piso, añade, y subraya que en esto, «estamos las dos comunidades de vecinos unidas», la Santa Lucía I y la II.
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El bajo da a la calle Mayor y a la plaza Concepción Alemán, ocupa una superficie de 460 metros cuadrados y tiene casi cuatrocientos socios. El Ayuntamiento invirtió en él algo más de 300.000 euros. Su presidente, Pedro Ruiz, responde que detrás de estas denuncias vecinales «solo hay dos o tres familias que se quejan; desde el principio hemos intentando llegar a un entendimiento y nos hemos reunido con ellos».
«Hemos pedido que el Ayuntamiento haga un estudio porque a lo mejor el problema del aislamiento es de ellos»
Pedro Ruiz
Presidente del centro
Ruiz asegura que cuando tuvo conocimiento de los problemas por ruidos denunciados, decidieron adelantar el horario del baile y bajar el sonido y que ahora acaba a las once de la noche. «Y si tenemos incluso que empezar y terminar antes, a las 10, lo haremos».
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Los mayores están celebrando esta semana los diversos actos que han preparado con motivo de la semana cultural y, comenta el presidente, este lunes tuvieron la visita de la concejala de Mayores, Ascensión Carreño. «Le hemos pedido, antes de reunirnos con los vecinos, que venga un arquitecto para que compruebe si en verdad está mal insonorizado el local, porque a lo mejor el problema lo tienen ellos en su edificio, porque han reconocido que sus tabiques son tan finos como un papel».
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Un informe oficial corroboró en junio que se superaban los niveles
Un informe técnico de medición de niveles de ruido realizado por el Servicio de Medio Ambiente el pasado 17 de junio detectó la superación de los valores establecidos en la Ordenanza de Protección de Medio Ambiente contra la Emisión de Ruidos y Vibraciones del Ayuntamiento de Murcia, por lo que desde el Consistorio se instó al centro de mayores «a adoptar las medidas de precaución oportunas».
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Fuentes de la Concejalía de Mayores, tras indicar que las quejas y denuncias proceden «de un grupo formado por aproximadamente una docena de vecinos», explican que es un problema heredado del anterior equipo de gobierno y que la concejala de Mujer, Políticas de Conciliación, Mayores y Discapacidad, Ascensión Carreño, quiere sentar a las dos partes y hallar un acuerdo que satisfaga a ambas.
Al persistir las quejas por ruidos tras el primer requerimiento al centro de mayores, se les volvió a remitir el pasado 6 de octubre otro oficio para «que cesen inmediatamente todas las actividades que ocasionan los ruidos objeto de las denuncias vecinales, en concreto el baile semanal, así como cualquier otra actividad de danza, flamenco y/o actividad similar». Se les advierte, asimismo, de que, en el caso de no cumplirlo, el Ayuntamiento se reserva el derecho de ejercer acciones legales oportunas, pues el convenio de colaboración entre el Consistorio y la asociación Centro Social de Mayores de Espinardo establece la obligación por parte de esta de «hacer un uso correcto y racional de las instalaciones, equipamiento y suministro».
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