Tesoros de la Región de Murcia en un museo junto al Támesis
Cualquiera que haya vestido el traje de huertano, sea disfrutando de su folklore o del multitudinario (y ruidoso, en según qué lugares) Bando de la ... Huerta, conoce esos típicos botones de los chalecos, con pequeñas bolitas rodeando su circunferencia. Pero también los admiran quienes visitan el Victoria and Albert Museum (V&A), uno de los más grandes del mundo en cuanto a arte y diseño.
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En una de sus salas está expuesto el botón que perteneció a un remoto murciano del siglo XIX. Lo describen como una «sortija de plata con botón de filigrana a modo de bisel» y lo datan entre 1865-70. ¿A quién pertenecía? No se sabe. Solo se indica que fue adquirido para el museo en 1870. Por aquellos años se data otro anillo de plata con forma de gracioso corazón.
No es necesario ser Poirot para descubrir que la célebre institución londinense atesora en torno a 200 piezas cuya procedencia es la Región de Murcia. Basta con realizar una búsqueda rápida en su web. Sin embargo, bastante más complicado es determinar a quiénes y cuándo se adquirieron esos valiosos fondos. O si era legal, que entonces igual lo era, sacarlos del país.
En algunos casos, el museo incorpora en la correspondiente ficha la historia del objeto. Por ejemplo, la colección de postales de las fotografías que Jean Laurent tomó a mediados del siglo XIX de los pasos de Salzillo. En esta ocasión, se aclara que pertenecen a un grupo del pintor John Singer Sargent «y fueron donadas al museo por su hermana Emily tras su muerte».
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Pero no siempre es tan clara la procedencia. Ni cómo abandonó España camino de aquellas, para muchos murcianos, remotas vitrinas. Es el caso de un cuchillo que solo nos ofrece una misteriosa pista sobre su origen. En la empuñadura luce grabada la siguiente leyenda: «Martínez en Murcia 1717».
De especial belleza es la colección de joyas murcianas, entre las que figuran zarcillos de plata comprados para el museo «por el señor Atienza por diez chelines en Murcia en 1870». El tal Atienza, vaya usted a saber qué pájaro era, adquirió más piezas para la institución.
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A la colección, por otro lado, se suma un San José atribuido a Salzillo por el que pagaron «150 libras al señor Sr. H. Baer, Londres» y que, como evidencia del paladar inglés para el arte, está en un almacén. Eso no sucede con el llamado «tesoro de Lorca», un conjunto de monedas de plata de los califas omeyas de Córdoba, junto a otros adornos que sorprenden a los visitantes.
Como destaca la eminente catedrática de Historia Medieval de la UMU, María Martínez, en su obra 'La Murcia andalusí. (711-1243)', son «las piezas de joyería más tempranas encontradas en la Murcia» de aquel periodo. Pertenecen a un cinturón metálico de la misma época que las anteriores.
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Fabulosas arracadas
Al conjunto, que al menos está expuesto, se suman dos arracadas de oro del tiempo de las taifas, en el primer tercio del siglo XI, y un collar de plata dorada y cobre, datado en el siglo X.
El Museo se limita a anotar que «fue encontrado en Lorca con un tesoro de monedas [...], uno de los dos únicos tesoros conocidos de la España árabe».
Las arracadas –vulgo 'arracás', según se conocen en la huerta– eran pendientes que caracterizaban a las musulmanas murcianas y, según María Martínez «fue muy frecuente el modelo de media luna o cestilla». Aunque no se han conservado tantos. Y menos de oro, siempre susceptible de fundirse para otras joyas.
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La joya de la corona del V&A es una magnífica Cruz de Caravaca, cuya existencia desvela el profesor de Historia del Arte Manuel Pérez Sánchez, reconocido experto en la defensa del patrimonio.
Hasta no hace mucho tiempo, su procedencia era absolutamente tan inescrutable como el procedimiento por el cual llegó a aquellos fondos. Esta datada entre 1.400 y 1.410.
El museo, en cambio, actualizó la ficha de la pieza, destacando que «fue comprada en Londres en 1915 por el coleccionista Walter Leo Hildburgh y entró en el V&A en 1956 tras su muerte, como parte de su legado al Museo».
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En aquellos ingleses anaqueles reposan otras piezas fantásticas. Es el caso de varias baldosas de cerámica vidriada y datadas en el siglo XV. O de una alfombra con motivos geométricos que se confeccionó en la misma época.
Esta joya, curiosamente, era 'murciana' en el momento de su creación: la localidad albaceteña de Alcaraz pertenecía entonces al Reino de Murcia. Junto a ella también permanece escondida en algún almacén una sorprendente blusa infantil de lino bordada en seda. Fue realizada por algún artesano de esta tierra a finales del siglo XVIII.
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También de Cartagena
El V&A atesora otros tesoros de la hermana localidad de Cartagena. Uno de ellos es una fotografía del pioneros de la fotografía española, el galés Charles Clifford. Su objetivo captó una vista del puerto en 1862. También incluyen los fondos museísticos una taza de vidrio verde o, más interesante, dos paneles de hueso tallado que un cartagenero, Esteban Mínguez Moreno, vendió al museo en 1900.
Cuentan que la pieza, cuyo origen es Sri Lanka, perteneció a la colección del académico Esteban Manuel Rico y Sinobas (1819-1898). También la conservan en un armario. Y, hablar por no callar, concluyo yo: ¿A nadie se le ha ocurrido solicitar estas obras de arte en cesión para que luzcan en los museos de la Región? Pues ahí lo dejo.
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