«Dependemos de la ciencia»

Si se estudia la evolución, de los presupuestos en I+D+i regionales, nacionales y europeos, «se observa –afirma el arqueólogo y profesor titular del Departamento de Prehistoria, Arqueología, Historia Antigua, Historia Medieval y Ciencias y Técnicas Historiográficas de la Universidad de Murcia Jorge Eiroa– que no aumentan en la proporción que deberían, y en el caso de España, además, la cifra es menor que en otros países de nuestro entorno, y por eso, cuando llegan los problemas, nuestra respuesta es quizá más lenta».

El pulso que el coronavirus le ha echado al planeta obligará a las autoridades, cree Eiroa, también responsable de las excavaciones realizadas en el yacimiento murciano de San Esteban, «a ponerse las pilas a la hora de dedicar más presupuesto a la ciencia», y también la ciudadanía, considera, «empezará a percibir el valor que tiene la investigación a todos los niveles, porque a la hora de la verdad dependemos de ella para encontrar soluciones a los problemas; si dependemos de los políticos, no iremos muy lejos», opina.

Reconoce Eiroa que del día después en que la emergencia sanitaria se apague le preocupan «los enormes problemas económicos y sociales» que se pueden suceder. Y adelanta que «es posible que el principal damnificado sea la cultura y la inversión en patrimonio histórico». Como docente, también le preocupa la vuelta a las aulas: «Por más que nos hayamos adaptado a la enseñanza virtual, las clases presenciales son fundamentales, y en este sentido tenemos que buscar fórmulas para que se puedan desarrollar».

En materia arqueológica, la aparición de la Covid-19 ha tenido lugar en un periodo de «reactivación» y no solo, apunta Eiroa, en cuanto a proyectos públicos, sino también iniciativas privadas, donde «se empezaba a contratar gente y había mucha actividad». Es consciente de que esta crisis sanitaria supondrá un freno para gran parte de esos proyectos, aunque espera que este no se alargue en el tiempo e implique «un retroceso de ocho o nueve años como ocurrió con la crisis de 2008», recuerda.

En el caso de San Esteban, donde ya se han desarrollado dos campañas arqueológicas desde la reactivación de las excavaciones, Eiroa y su equipo tenían previsto continuar con el trabajo de campo en octubre Pese a todo, espera poder hacerlo: «Es un proyecto estratégico», defiende, consciente de que «es posible que se aborde con menos tiempo y arqueólogos» y, por tanto, «habrá que adaptarse». También tendrá que esperar la campaña arqueológica que la Universidad de Murcia había proyectado para la judería de Lorca y cuya fecha de inicio estaba fijada para mayo. Aquí los trabajos se han aplazado «'sine die'», confirma Eiroa.

En casa, está «rodeado de libros y mucha cultura» y también de tres niños pequeños. Con ellos «el teletrabajo es complicado», pero en general, dice, lleva «bien» el confinamiento: «Esto nos está sirviendo para darnos cuenta de lo que realmente es importante en la vida, para mirar un poco nuestro entorno». En el terreno personal y de ocio echa de menos salir al monte. Será de lo primero que haga una vez se levante la restricción de movimiento: «Tengo muchas ganas de ir a andar y hacer alguna ruta de senderismo», reseña. También le apetece «volver al contacto personal y dejar las pantallas a un lado». «Va a ser muy extraño no poder recuperar las relaciones personales con amigos, encontrarse con alguien y no tomarte algo. Habrá que ver cómo solucionamos eso».

Tiene claro Eiroa que la irrupción de la Covid-19 no va a ser el salto definitivo hacia lo digital, todo lo contrario: «Vamos a acabar hartos de videoconferencias, Skype y WhatsApp. Yo espero que la gente deje los teléfonos encima de las mesas y hable y charle», desea.