Ver fotos
El Ayuntamiento de Murcia esterilizará a los 20.000 gatos que viven en las calles del municipio
En colaboración con Animur, han empezado a censar y castrar a los primeros ejemplares de algunas de las colonias más numerosas, como las de La Fica o el Malecón
El Ayuntamiento quiere esterilizar a los 20.000 gatos que viven en las calles del municipio. Al menos esa es la primera estimación que maneja el Consistorio que, en los pasados meses, ha empezado a castrar a los primeros ejemplares en algunas colonias. Entre ellas, están algunas muy numerosas como las de La Fica, el Campus de Espinardo o la del Malecón, donde ya se empieza a ver a algunos mininos con la distintiva muesca en la oreja, prueba de que ya han pasado por quirófano.
La nueva ordenanza de animales de convivencia presentada hace dos semanas por la Junta de Gobierno abre la puerta a este proyecto que en otras ciudades como Málaga, Valencia o Vitoria lleva años de recorrido. «Con este plan queremos dar cumplimiento a una normativa regional de 2017 y adaptar nuestra ordenanza, que databa de los años 90, a esta», explica la concejala de Salud, Esther Nevado, promotora de esta iniciativa en colaboración con la federación de asociaciones animalistas Animur.
El objetivo es tener localizadas y señalizadas con carteles todas las colonias de Murcia y controlar su población para facilitar una convivencia pacífica con sus vecinos. El método para conseguirlo se llama CER (captura, esterilización y retorno). Así, voluntarios reclutados por Animur están empezando a ubicar jaulas trampa con las que atrapar a los felinos, llevarlos a clínicas concertadas para su castración y desparasitación y, de nuevo, liberarlos en su 'hogar'. «Esperamos tener la población controlada en un plazo de cuatro o cinco años», se propone la edil de Salud.
En su contexto
-
30 colonias con una media de 15 gatos cada una ha calculado la Asociación Vecinos Felinos que puede haber identificadas solo en la pedanía de La Alberca.
-
Empiezan a esterilizar a la primera colonia El Malecón han sido una de las colonias por las que ha empezado el Ayuntamiento las castraciones y solo allí calculan que llevan unos 30 gatos esterilizados del centenar que pueblan el entorno del paseo.
-
Requisitos para ser 'alimentador' Antes de empezar a implantar el carné, el Ayuntamiento requiere que los 'alimentadores' solo lo hagan con comida seca y en ningún caso humana, además de que se controle que el agua esté limpia.
«Es una tarea compleja y que va a llevar mucho tiempo», asume Nevado. «En el Malecón, hubo unas señoras que se pensaron que los queríamos matar y nada más lejos de la realidad», comparte en estos primeros compases de la experiencia en la que, se compromete, velará por que el proyecto se desarrolle con el menor impacto para los vecinos. En este sentido, la ordenanza aclara que las colonias no podrán ubicarse cerca de centros sanitarios, educativos o residencias de mayores. «Y, si en algún caso su presencia resulta conflictiva, se estudiará la posibilidad de trasladar la colonia», asegura la concejala que, añade, «las colonias tampoco estarán en espacios forestales, puesto que se entiende que los gatos, como depredadores, tienen un impacto negativo sobre la biodiversidad».
Dos vías de financiación
La financiación, sin embargo, todavía se encuentra por concretar. En este sentido, Nevado apunta a dos vías que se abrirán este próximo año. «Las asociaciones, por un lado, podrán optar a subvenciones de libre concurrencia para bienestar animal y, por otra parte, queremos aprobar una partida concreta en los próximos presupuestos», detalla Nevado. Una dotación que, con los precios actuales de las clínicas veterinarias, calculan que podría alcanzar los dos millones de euros a abordar, eso sí, en varios ejercicios.
Así lo ven
-
Esther Nevado. Concejala de Salud «Esperamos poder tener a la población de gatos callejeros controlada en un plazo de unos cuatro o cinco años»
-
Cari Marín. Portavoz de Animur en Murcia «Es importante castrar, no solo para evitar problemas vecinales sino también de salud y convivencia entre los propios gatos»
Otra cuestión que contempla la nueva ordenanza es la de quiénes serán las personas autorizadas para alimentar a las colonias felinas. En este momento, esta labor, aparte de por medio de las asociaciones integradas en Animur, también se está realizando por parte vecinos anónimos que actúan por su cuenta y riesgo. La intención es, a largo plazo, implantar un carné de 'alimentador' y que estos reciban un curso de formación. Un objetivo para el que la ordenanza prevé un periodo transitorio de 18 meses. «La Policía, hasta entonces, no va a multar a nadie que alimente por su cuenta, siempre y cuando se haga con comida seca y en ningún caso con comida humana, y se lleve un control del agua para evitar la proliferación del mosquito tigre», explica Nevado. En el futuro, el incumplimiento de estas condiciones significará la retirada del carné e incluso una multa, según el caso. «Abandonar comida húmeda en la vía pública es sancionable», recuerda.
Satisfacción animalista
La decena de asociaciones integradas en Animur, por su parte, no solo aprueban el proyecto. Cari Marín, portavoz de la federación en Murcia y responsable de la Asociación Vecinos Felinos de La Alberca, gestiona junto a sus compañeros 20 colonias ubicadas en esta pedanía y celebra la iniciativa. «Los gestores de colonias deben formarse. No se trata solo de alimentar, también hay que conocer un poco los derechos de los animales, cómo actuar en caso de envenenamiento, mantener limpia la zona o desparasitar».
Ella y sus compañeras, en su mayoría mujeres jubiladas, se encargan de llevar pienso y agua limpia, a menudo por la noche y siempre a diario. «Cada uno compramos nuestro propio pienso. A veces recibimos alguna donación y ayudamos a las que tienen menos recursos económicos. Para la colonia que llevamos directamente una amiga y yo estamos gastando 70 euros al mes», asegura.
Eso por no hablar de la castración, que ya supone un esfuerzo añadido importante. «Esterilizar una hembra, para nosotros, cuesta 80 euros y un macho 50. En nuestras colonias hemos castrado al 60%». Y, pese al trabajo que conlleva, reconocen que les merece la pena. «De lo contrario, la población aumentaría con las consiguientes molestias a los vecinos y para los propios gatos, con enfermedades infecciosas, estrés o peleas por el espacio y la comida».
