Christine Isturiz: «Pedimos el voto para el Frente Popular, no para Mélenchon, para parar a la ultraderecha»
Está en Murcia para participar en la reunión anual de su organización tras la celebración de las elecciones francesas
Christine Isturiz (Mauleon, 1960), exempleada de la antigua Caja Postal francesa y sindicalista, copreside desde hace un año el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC), ... que celebra en Murcia su reunión anual hasta el día 16. Durante su estancia en la ciudad, los miembros del MMTC serán recibidos el lunes por el obispo de la Diócesis de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, y mantendrán contactos con las organizaciones sindicales mayoritarias UGT, CC OO, USO y CGT. Con LA VERDAD, Isturiz compartió sus opiniones sobre las elecciones francesas. En campaña, el MMTC se posicionó a favor del Frente Popular (bloque de izquierdas). Sin embargo, ella, a título personal, reconoce que el votante francés depositó su voto en las urnas contra la ultraderecha y no a favor de Mélenchon, a quien gran parte de los medios presenta como líder de extrema izquierda.
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–¿Por qué se ha elegido Murcia como sede para celebrar un encuentro internacional?
–Primero porque al ser un movimiento internacional es mucho más fácil venir a Europa desde los diferentes continentes que reunirse en otros países. La suerte que tenemos es que nuestro tesorero [Jesús Caravaca] es murciano y nos ha dicho que es la mejor tierra para hacer un encuentro y, efectivamente, nos han abierto la Casa de Ejercicios de Santo Ángel, una zona muy hermosa a pie del monte. El Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos nació en 1966; está representado en 50 países y reconocido por el Dicasterio de los Laicos, Familia y Vida del Vaticano. Todos tenemos el mismo proyecto, adaptado a los territorios, de ser cristianos en categorías obreras, con trabajo, sin trabajo, en la economía sumergida o no, como hombre o mujer. En Murcia vamos a hacer un taller sobre comunicación porque nos damos cuenta de que vivimos cosas superinteresantes y tenemos que darlas a conocer. También vamos a ver cómo trabaja la gente en Murcia, en qué está y analizar qué ha sido lo más importante en las distintas regiones. Nos interesa saber cómo hemos aterrizado después de la covid. En los continentes los movimientos han perdido un montón de miembros; en África hay contactos que se han perdido. No sabemos si han muerto. Estamos reconstruyendo todas las relaciones. Soy presidenta, pero no dirijo, organizo; me gusta sacar de cada uno lo que cada uno sabe hacer y lo que cada uno hace bien.
«En Francia hemos llamado a los militantes a ir en contra de la extrema derecha»
–¿En qué se diferencia un Movimiento Obrero Cristiano de un sindicato tradicional?
–Es diferente. El sindicato tal y como lo veo y lo vivo, está más vinculado a las empresas para mejorar la vida de la gente. El Movimiento sale de la misma idea, pero de manera transversal. En la India, el 95% de las mujeres trabaja en la economía sumergida, pero nos interesa lo que viven y cómo pueden acceder a una vida mejor, por ejemplo, poniendo un taller de bordados. Antes hacían sólo los saris pero ahora han aprendido a bordar porque pueden traer el dinero de fuera a casa. En Kenia, en los suburbios de Nairobi, el dinero que tenían las mujeres salía de la prostitución o de la droga. Hay que educarlas para que puedan salir y puedan tener su dignidad como personas. Estamos convencidos de que si Jesús volviera hoy, haría lo que hizo antes: andar con la gente, escuchar, tomarse una cerveza, preguntar qué necesitas y acompañarte en eso. En nuestros países es importante, sobre todo ahora, con la subida de la extrema derecha en Europa. Tenemos que decir que no. No podemos ser racistas. Somos hermanos. Tenemos que comprometernos.
–La clase obrera está apoyando opciones políticas radicales.
–En Francia igual. Hay que hablar, concienciar y explicar que el capital es el que nos está fastidiando. El capitalismo hace que no haya trabajo para todos porque desplazan el trabajo. No es culpa del africano que viene a trabajar, que lo cogerán porque lo van a explotar, en negro, sin declarar, sin hacerle papeles. Es culpa del que organiza el trabajo. Estoy segura de que la educación nos puede ayudar a que la gente pueda decidir por ella misma y no crea al primero que le promete, como se dice en Francia, «mañana te afeito gratis».
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«Puede ayudar a que la gente no crea al primero que le promete 'mañana te afeito gratis'»
–¿Qué papel ha jugado el Movimiento de Obrero Cristiano en las elecciones francesas?
–Ha llamado a los militantes a ir en contra de la extrema derecha porque no está a favor de las reivindicaciones de los trabajadores. Por eso hay que explicar, explicar y explicar. Hay que explicar que hay que cuidar de dónde viene la información porque a la gente le llega a su teléfono y le parece que es verdad. Hay que preguntarles cómo pueden creer ciertas cosas. ¿Qué ves tú en tu barrio? ¿Con quiénes van tus hijos a la escuela? Hay que intentar que la gente tenga criterio propio.
–Se dice que Marine Le Pen podría ganar las elecciones en Francia en 2027...
–Puede ganar, pero también puede perder. Hasta ahora nos hemos movilizado todos las dos veces, contra Le Pen padre y contra Le Pen hija. Todas las fuerzas han votado en contra de eso.
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–¿Ustedes pidieron el voto para alguna formación política?
–Nosotros pedimos el voto para la izquierda y los ecologistas, el nuevo Frente Popular y su proyecto de república ecológica y social al servicio de la democracia.
–O sea, para Mélenchon
–No para Mélenchon, para el Frente Popular. Eso es lo que dice la extrema derecha. Mèlenchon es únicamente una parte. Es un hombre muy personalista, que le cuesta respetar al grupo. Es quien acapara el foco frente a otras personas destacadas del Frente Popular. El nuevo partido no es de Mélenchon, es de todos los grupos ecologistas y progresistas de izquierda.
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