Los centros de poder en Murcia, de la dictadura a la Transición
Cuando murió Franco, el gobierno civil, la alcaldía de la capital y parte del Obispado, estaban en manos de personas que luego jugaron un papel en la democracia
Los gobernadores civiles eran la máxima autoridad política provincial del franquismo. Tenían el control sobre las manifestaciones, asociaciones y reuniones, así como el mando ... de los servicios de seguridad y policía. Además, era habitual que asumieran también la jefatura provincial del Movimiento, el 'partido' único del régimen. Cuando murió Franco, el cargo de gobernador civil estaba en manos de José Aparicio Calvo-Rubio, que había tomado posesión un año antes.
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La moribunda estructura del franquismo daba sus últimos coletazos para dar paso a la Transición. La cadena de mando provincial emanaba del gobernador civil y se articulaba con los procuradores a Cortes, una Diputación Provincial al servicio del régimen, unos consejos locales del Movimiento controlados por los alcaldes, y la Delegación Provincial del Sindicato Vertical, y único, a las órdenes del poder.
José Aparicio Calvo-Rubio, de origen cordobés, tuvo un mandato corto como gobernador civil de Murcia, pero muy largo como fiscal de carrera en la etapa democrática. Los primeros meses del post franquismo fueron de gran tensión política y social. Los representantes de los partidos políticos y los sindicatos, después de años de represión, estaban llamados a tomar el protagonismo en la Transición democrática.
Calvo-Rubio tuvo bajo su cargo a una docena de delegados provinciales de las correspondientes ramas ministeriales; desde Industria a Agricultura, Sanidad y Educación. Tras reincorporarse a su carrera profesional en 1978, fue el primer fiscal especial contra la droga y fiscal ante el Tribunal Constitucional. De raíces monárquicas, perteneció al consejo privado de don Juan de Borbón y de su hijo, el rey don Juan Carlos.
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Asomaba la democracia
El catalán Federico Gallo Lacárcel sustituyó a Calvo-Rubio y fue gobernador civil de Murcia hasta 1980. Político, periodista y exitoso presentador de radio y televisión, Gallo fue posteriormente director general de Protección Civil y participó en el comité de crisis del Gobierno durante el intento de golpe de Estado del 23-F.
Fueron políticos que ejercieron entre la dictadura y la democracia, como Clemente García García, alcalde de Murcia entre 1972 a 1979, hasta las primeras elecciones municipales una vez recuperada la democracia. Fue procurador en Cortes y a la vez tuvo un perfil aperturista.
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Como escribió García Cruz, el entonces alcalde de Murcia estuvo en todos los ajos, empezando por la constitución del Consejo Provincial del Movimiento, que había que crear en 1971 a la luz de la 'ley Solís' de asociaciones políticas, y cuya vida orgánica se redujo a una sola reunión. También participó en el primer informe que se hizo en España sobre la situación social, por encargo de Cáritas nacional, que levantó muchas ampollas en las altas esferas.
Al relatar cómo vivió la Transición, Clemente García manifestó que «el ambiente era muy tenso, todo se sometía al juicio de uno y otros. Y a veces se hablaba, no con la fuerza de la razón, sino con la razón de la fuerza».
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Proclamación del Rey
Los procuradores murcianos en las Cortes Generales, como los de otras provincias, asistieron el 22 de noviembre de 1975 a la proclamación de Juan Carlos I como Rey, en la víspera del entierro de Franco en el Valle de los Caídos.
El obispo de la Diócesis de Cartagena, Miguel Roca Cabanellas, ofició en la catedral de Murcia la misa funeral por el dictador. En su homilía, destacó la entrega y dedicación de Franco, lo cual formaba parte del discurso oficial del momento. En Cartagena, la misa estuvo a cargo del entonces obispo auxiliar monseñor Azagra Labiano, un prelado que dejó una profunda huella en la Región durante veinte años al frente de la Diócesis, recibiendo numerosas muestras de afecto que le valieron el apelativo de 'obispo del pueblo' por su cercanía.
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También hubo misas en todos los ayuntamientos mientras proliferaban las condolencias públicas. Por ejemplo, setenta taxistas de Cartagena se desplazaron a Madrid para el entierro del dictador, mientras que la Confederación de Combatientes de la provincia fletó un autobús hasta el Valle de los Caídos. El día 22 se declaró inhábil, excepto para los comercios de alimentación, que abrieron por la mañana. En paralelo, la coronación de Juan Carlos I despertó un vivo interés y un gran respaldo de la población, como publicó LA VERDAD
Ese mismo día, el Boletín Oficial del Estado publicó la adjudicación de dos obras del Postrasvase Tajo-Segura, la elevación de Ojós y la impulsión de Alhama, por valor de 116 millones de pesetas de la época. El Trasvase fue un proyecto que nació en la II República, fue construido en tiempos de Franco, y con la democracia se culminaron las obras y se puso en servicio el acueducto
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Los procuradores en Cortes
Luis Roch Sánchez estuvo al frente de la alcaldía de Cartagena de 1974 a 1976. Entre sus antecesores figuró Ginés Huertas Celdrán, quien pasó a ocupar la presidencia de la Diputación Provincial de Murcia hasta 1976. Aunque con un papel destacado en los municipios, las diputaciones fueron durante el franquismo las correas de transmisión del poder. Ginés Huertas también fue procurador en Cortes, que era el nombre que se daba a los miembros de las cortes franquistas como órgano de representación del régimen. Eran un engranaje de la llamada democracia orgánica; representaban a los diferentes estamentos y carecían de poder legislativo real.
A nivel empresarial, hubo que esperar a 1978 para que se creara la Croem, que tuvo a Clemente García como secretario general durante muchos años. En aquella época, la Cámara de Comercio de Murcia estuvo presidida por Manuel Medina Bardon.
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