Vecinos del barrio cartagenero de San Antón tapian una docena de casas para ahuyentar a los okupas
Tras alertar a la Policía y echarlos de la vivienda, avisan a los dueños, piden su permiso y tabican las entradas para evitar que vuelvan a meterse
En la calle Román Bono, la vecina Josefa Blaya ya ha visto ocupar de manera ilegal tres casas en los últimos meses, algunas de ellas ... en repetidas ocasiones. Como en esta zona del popular barrio de San Antón todos se conocen, cuando ven pasar a un desconocido se ponen en alerta ya que saben que tarde o temprano volverán a tener como vecinos a okupas. Pero desde hace algunos meses, los ilegales moradores no lo tienen tan fácil. Asensio Albaladejo y su equipo directivo de la asociación de vecinos del barrio, compuesto por Ginés Gallego, Concepción López, Ángeles Fernández, Habibi Habit, José Blaya e Ignacio García, han emprendido una particular cruzada «para impedir que el barrio se llene de este tipo de gente que lo único que quiere es destrozar casas y montar en ellas negocios ilícitos», explicó el presidente.
Tan solo en lo que va de año, este colectivo ha impedido que sean ocupadas más de una veintena de viviendas, ya sea a través de denuncias a la Policía Local y Nacional o impidiéndoselo por sus propios medios. Además, han tapiado una docena de inmuebles con sus propios recursos y el permiso de los dueños. «Gracias a su labor vivimos un poco más tranquilos, porque aquí, si le soy sincera, hemos pasado verdadero miedo. Sin ir más lejos, hace unos días, unos chavales intentaron entrar a una casa de la calle, menos mal que no lo consiguieron», contó Blaya.
La crisis económica de 2008 fue el detonante de un fenómeno que se extendió tan rápido como la pólvora, también en Cartagena. Estuvo incentivado por los miles de pisos que quedaron vacíos, producto de desahucios hipotecarios y promociones abandonadas por la quiebra de sus promotores.
Desahucio exprés
Desde el verano de 2018, los propietarios tiene un nuevo aliado con la ley de desahucio exprés. La norma estatal permite a las personas cuyas viviendas han sido habitadas sin autorización acudir a un juicio civil para poder recuperar su propiedad en un periodo de tiempo de entre 20 y 30 días y con muchos menos costes. Pero como «más vale prevenir que curar», los vecinos continuarán impidiendo que casas de San Antón sean ocupadas de manera ilegítima. Y lo harán a su manera.
«Nos cuesta nuestro dinero, alrededor de cien euros por casa, pero no nos preocupa. Lo importante es que vivamos tranquilos y sin el temor de que cuando salgamos de casa, al volver a ella la tengamos ocupada», señaló Albaladejo, el presidente de la asociación vecinal.
Las mafias controlan los inmuebles vacíos y se los alquilan a familias que no dudan en instalarse pese a saber que es una ilegalidad
Las rondas por las decenas de viviendas vacías del barrio son continuas por parte de ese equipo. «Cuando salta la alarma llamamos directamente a la Policía Local y si no han pasado 48 horas desde que entraron, los agentes los puede echar, porque no han creado morada. Es entonces cuando buscamos a los dueños, que nunca es fácil, y ponemos un candado a la puerta. Si vuelven a intentarlo la tabicamos», indicó el vicepresidente vecinal, Ginés Gallego.
A no todos se les echa
Pero no a todos los echan. José Muñoz, un hombre de unos 45 años en diálisis y con dos hijos menores de edad, ocupó una de las casas del antiguo destacamento de la Cruz Roja, en la calle Hermanos Pinzón. «Me he encargado de arreglarla poco a poco y de mantenerla limpia. Si no tuviera esto no tendría dónde vivir», contó. Vive de su pequeña pensión y de lo que le aportan los vecinos y Servicios Sociales.
«No podemos echar a una persona así a la calle. Lo hacemos con los que molestan, destrozan e intentan montar sus negocios sucios», afirmó otra vecina del equipo de Albaladejo, Concepción López.
El colectivo vecinal ya ha impedido que al menos una veintena de domicilios sean habitados de forma ilícita
Sí lo hicieron, y en varias ocasiones, con los que entraron en casa de Nieves García, una mujer que dejó su domicilio, en la calle Real, para trasladarse a una residencia. «Hemos echado ya a gente de esa vivienda en tres o cuatro ocasiones. Ya no queda nada en ella. Se lo han llevado todo, incluso las pertenencias de nuestra vecina», contó López.
Como en tantas otras ciudades, en San Antón también hay mafias que controlan los pisos vacíos y se los alquilan a familias necesitadas de hogar, que no dudan en pagar dinero para vivir en ella a sabiendas de que lo hacen de forma ilegal. De estas las hay en las casas de Marina, aseguraron los vecinos. Eso fue lo que le estuvo apunto de suceder a otro vecino de la calle Recoletos, quien tras comprar la viviendas unos ocupas intentaron hacerse con ella, pero con poca fortuna al ser sorprendidos por la Policía, que fue avisada por testigos.
En Los Nietos, La Palma y Virgen de la Caridad exigen medidas duras para acabar con la ocupación
El problema de la ocupación es generalizado en toda Cartagena, en mayor o menor medida, desde el casco antiguo hasta barrios y diputaciones. Las más perjudicadas por este fenómeno son las poblaciones de Los Nietos y La Palma, así como la barriada Virgen de la Caridad, cuyos vecinos llevan exigiendo medidas contundentes desde hace varios años.
En todos estos pueblos, los okupas entran sin contemplaciones en casas vacías rompiendo las cerraduras para establecer allí su morada y, en otros casos, su centro de venta de droga. En Los Nietos hay más de una veintena de casas en estas circunstancias, la mayoría de ellas cerca de la zona conocida como la Lengua de la Vaca, según la presidenta de la Asociación de Vecinos, Nani Vergara.
También persiste el problema en la urbanización Los Naranjos de La Palma, donde pese a haber tapiado varios dúplex, los moradores ilegales aún campan a sus anchas. Igual ocurre en Las Seiscientas. En este caso, las casas ocupadas están entre las calles Alcalde Manuel Carmona y Alcalde Guardia Miró, cerca del campo de fútbol y la plaza Santa Rita.
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