Oscar Nevado de Bouza
LUIS MIGUEL PÉREZ ADÁN
Sábado, 30 de marzo 2019, 02:12
A la hora de analizar la perspectiva historiográfica de un personaje nos podemos topar con perfiles encontrados que definen la personalidad del sujeto, con una visión totalmente contrapuesta según su actuación en diferentes ámbitos de su vida. Esto ocurre con Oscar Nevado de Bouza, (Cartagena, 1880-La Coruña, 1948). Este cartagenero desarrollará en los años veinte y treinta del siglo pasado una intensa actividad creadora y cultural en campos diversos: poesía, narrativa, ensayo, periodismo y como gestor de espacios culturales.
A estos componentes unía su transversalidad de militar vocacional que lo llevaría al más alto escalafón y al generalato.
Enraizado con la alta y selecta sociedad cartagenera, sus progenitores, Felipe Nevado Molina, Condestable Mayor de la Armada, y María de Bouza Dobarro, le introdujeron en este ámbito en donde destacó por su pulcritud de su atuendo, la galantería de su trato y su alto nivel intelectual.
Sus destinos, dentro de la milicia, le llevaron a formar en numerosas ocasiones parte de la guarnición de Cartagena, momentos que aprovechaba para formar parte del elenco cultural de la misma. De él se decía en la ciudad que era la envidia de todos los oficiales, por su refinado aspecto, su exquisito trato y su popularidad entre las jóvenes casaderas de aquella época, aunque su soltería llegaría hasta el final de sus días.
Faceta como escritor
Como escritor desarrolló una importante labor como articulista en varios diarios, pero fundamentalmente como poeta. De él se escribió la siguiente reseña en el diario 'ABC': «'Estados del Alma', por Óscar Nevado de Bouza. Este libro de poesías responde perfectamente a su título. Es un poeta subjetivo que pone sobre el papel sus sentimientos, en bellos renglones rimados. Sufre, o goza, abundantia cordis y el exceso necesita trasvasarse para que el ritmo de su vida no padezca alteración. Su alma sensible de deja impresionar fácilmente por la belleza de las cosas y un talento cultivado sabe luego ponerlas en valor. El espectáculo de la Naturaleza le atrae con imán irresistible; pero en donde culmina la emoción de este poeta, es al cantar el divino sentimiento, alma del mundo; el amor y su musa inspiradora la mujer. Para estos encantos de la vida son las mejoras estrofas del Sr. Nevado de Bouza».
Otros libros destacados fueron: 'Las Glorias del 70' y 'Regimiento de Infantería Sevilla nº 33 El Peleador', refiriendo heroicidades de sus regimientos. Sus relaciones con otros destacados poetas y escritores cartageneros fueron muy intensas: Carmen Conde, Antonio Oliver y Esteban Satorres son solo un ejemplo.
Fue director del Ateneo Cultural y colaborador de la Universidad Popular, así como un destacado dirigente de los exploradores cartageneros (lo que actualmente se conocen como scouts).
Entonces las diferencias políticas e ideológicas no representaban ningún obstáculo para establecer todo tipo de amistades culturales.
Personaje pintoresco un tanto excéntrico, se hizo muy popular, por los versos que escribía sobre los abanicos de las jóvenes y por lo delicado de su vocabulario y voz aflautada que, cuando deseaba tomar un vaso de leche, pedía: «Un vaso de jugo lácteo de vaca». Y si en un restaurante le apetecían un par de huevos fritos, solicitaba primorosamente: «Dos posturas de gallina pasadas por la sartén».
El militar
Paradójicamente a esta supuesta delicadeza intelectual de su personalidad se unía una estricta disciplina militar que afloró de manera determinante durante la Guerra Civil Española, participando activamente en el alzamiento militar de 1936 en la ciudad de La Coruña, en donde estaba destinado. Intervino en la toma de Navalperal de Pinares y fue nombrado gobernador militar de Toledo (1936-37). Como recompensa a sus méritos, recibió en marzo del 1937 el mando del Regimiento Zamora nº29, con la habilitación de coronel. En esta unidad, integrada en el cuerpo del ejército de Galicia, actuó en casi todas las operaciones claves a lo largo de esta guerra, incluida la llamada Expedición sobre Cartagena, en marzo de 1939, en donde se produjo el hundimiento del buque 'Castillo de Olite'.
Con el fin de la Guerra Civil, Oscar Nevado se instaló definitivamente en Galicia. Allí siguió publicando libros: 'La trágica farsa del paraíso soviético y la terrible realidad de su imperialismo militar', 'A mis reclutas' y 'Literatura militar'. Fue nombrado académico no numerario de la Real Academia Galega, presidió el Casino coruñés y la Sociedad Filarmónica, alcanzando el grado de general de brigada honorario.
Incluso se le concedió el honor de que una calle de la localidad de Villalba, de donde era oriunda su madre, se le pusiera su nombre, actualmente borrada del callejero por la aplicación de la Ley de la Memoria Histórica.
Óscar Nevado de Bouza fue uno de los militares más característicos y conocidos de aquel tiempo. Todo un personaje, soltero empedernido, olvidado en Cartagena, pero aún recordado en La Coruña por algunas de sus anécdotas. «Lo conocían como Sobaco Ilustrado, porque siempre llevaba un libro debajo del brazo», una historia que, forma parte de la rumorología popular coruñesa, en la que también se decía que el ejemplar estaba hueco y que en su interior portaba un espejo y un peine.