El número de atendidos en Cáritas y El Buen Samaritano se duplica durante la pandemia
El perfil de los nuevos solicitantes de ayuda es el de una persona de entre 30 y 50 años, con familia y que ha sido autónomo o trabajaba en la hostelería
Cuando los efectos de la crisis de 2008 habían desaparecido prácticamente y el mal sueño había terminado, la pandemia por Covid-19 y sus efectos ... en la economía han vuelto a llenar los comedores sociales y a colmatar de peticiones de ayuda las ONG del municipio. El decreto de alarma y el confinamiento supusieron todo un terremoto económico que se deja sentir cada día en Cáritas, El Buen Samaritano y en la Hospitalidad de Santa Teresa, donde acuden decenas de personas a pedir alimentos o a comer. Las organizaciones no gubernamentales que actúan en estos casos han multiplicado su actividad, una coyuntura que ha provocado que estas entidades se hayan visto desbordadas en algunos momentos, con situaciones que recuerdan mucho a las vividas durante la crisis económica de hace un decenio.
«La situación recuerda a la crisis de 2008. Ahora hay que actuar como antes», indicó ayer el responsable del Buen Samaritano, Juan José Sánchez, mientras ayudaba a atender a la gran cantidad de personas que se arremolinaban desde las nueve de la mañana frente a su sede de la barriada Virgen de la Caridad para recoger alimentos.
La crisis sanitaria ha trasformado el perfil de los beneficiarios. Ahora, una mayoría de personas atendidas son de edades comprendidas entre 30 y 50 años con hijos a su cargo que o bien habían conseguido salir de una tesitura complicada tras la depresión económica de hace doce años y han vuelto a recaer o bien se encuentran ahora por primera vez en dificultades. «Vienen muchos autónomos que perdieron su empresa, pero la mayoría de los nuevos proceden del sector de la hostelería», indicó Sánchez.
Con detalle
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El Buen Samaritano De las 400 personas que atendía a principios de año, ha pasado a las 800 actuales.
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Cáritas En su comedor social atiende ya a 55 personas, casi el doble que a antes del comienzo de la crisis sanitaria.
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Hospitalidad Santa Teresa Aunque su número no ha crecido, la entidad alimenta a más de 100 personas a la semana.
Alimentación
También ha cambiado el tipo de ayudas entregadas. Si en los últimos tiempos eran, sobre todo, apoyos destinados a abonar alquileres o suministros energéticos, durante estos días, tal y como ocurría en 2008, la alimentación vuelve a ser una parte fundamental de las entregas.
Si a principios de este año El Buen Samaritano prestaba ayuda alimentaria a 400 personas, ahora lo hace al doble. Y cada semana va en aumento. La entidad ofrece productos básicos todos los jueves. «Durante la semana nos dedicamos a recabar ayudas por toda la Región e incluso Alicante. Además, destinamos gran parte de nuestros recursos económicos, que conseguimos a través de ayudas y subvenciones, a comprar pollos, huevos, patatas, legumbres y fruta», explicó Juan José Sánchez.
La paralización de la actividad económica hizo que algunos perdieran el trabajo y que otros entraran en ERTE de los que aún no han salido. Por eso, hay quien se ha visto obligado a solicitar ayuda urgente, porque con lo que cobra tan solo dispone para pagar el alquiler.
De estos acuden muchos a Cáritas parroquial y al Economato, también al comedor social que esta entidad tiene en Juan Fernández. En este caso, la coordinadora de Cáritas en Cartagena, Petri García, confiesa que el número de usuarios casi se ha duplicado. Solo para comer, antes del comienzo de la crisis sanitaria atendían a unas treinta personas, y ahora ya van por 55.
Atender emergencias
«Nos llegan de manera independiente o a través de Servicios Sociales», que es quien organiza las ayudas para evitar duplicidades. La experiencia en atender emergencias le ha servido a Cáritas para actuar ante el aluvión de peticiones de ayuda.
El aumento de usuarios en la ONG comenzó en marzo y no dejó de subir hasta junio. En julio y agosto se frenó, pero desde septiembre el número de necesitados ha vuelto a crecer.
Otra de las entidades que se dedican en el municipio a atender a quienes lo pasan mal, la Hospitalidad Santa Teresa, da apoyo alimentario a un centenar de familias. «Les damos todos lo que necesitan una vez por semana, siempre manteniendo todas las medidas de seguridad contra la Covid-19», contó el presidente de esta ONG, Vicente Villar.
Un trabajo «muy intenso» es el que desarrollan estos días el Banco de Alimentos de Cartagena, el encargado de repartir los bienes a estas entidades. Por el momento, responden gracias a las donaciones que han ido recibiendo de supermercados y grandes superficies con motivo de la nueva situación, «pero necesitamos más», dijo el presidente de este organismo, Juan García. «Ya estamos diseñando alguna alternativa similar a la gran recogida pero adaptada a las circunstancias», señaló.
Servicios Sociales coordina mediante un sistema informático para que las ayudas «lleguen a todos»
Desde que comenzó la crisis sanitaria, Servicios Sociales del Ayuntamiento ha atendido a más de 1.400 personas para solucionar cuestiones como la alimentación, el alojamiento y la medicación. La organización de todos los beneficiarios, incluidos los que acuden a las ONG, se hace a través de este departamento municipal para evitar duplicidades. «Este trabajo en red ha permitido llegar a más personas a través de un programa informático que permite compartir la información en una misma base de datos. Sirve para organizar el reparto de alimentos, evitar duplicidades y que los recursos lleguen a todos», explicó la vicealcaldesa y concejal de Bienestar Social, Noelia Arroyo.
Los efectos de siete meses de crisis sanitaria han obligado al Ayuntamiento a emplear unos 70.000 euros en distintos programas de ayudas extraordinarias. «El trabajo coordinado desde la concejalía y las entidades sociales ha permitido garantizar la atención a las personas más vulnerables y que más han sufrido la crisis económica derivada del Covid-19. Para ello, hemos garantizado al máximo el acceso de las personas a los servicios sociales, para atender las demandas y situaciones de necesidad», añadió Arroyo.
Por primera vez
Un 25% de los nuevos expedientes impulsados por personas o por familias corresponden a cartageneros que nunca antes se habían visto en la tesitura de tener que recurrir a estos servicios.
A las ayudas municipales hay que sumar el suministro de comida a domicilio con cargo a las becas de comedor de 593 menores; el reparto de alimentos gracias a compras propias y a donaciones de instituciones como la Autoridad Portuaria y distintas empresas; y el programa de respaldo a personas sin hogar, que se realiza en colaboración con Cáritas y La Huertecica.
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