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La Princesa de Asturias amadrina en Cartagena el primer submarino de diseño y fabricación nacional
La Familia Real asiste al acto por la puesta a flote del S-81 'Isaac Peral', el mayor hito en años de la industria militar
«En un año tan importante para la Armada, cuando celebramos el V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo, este también es un hito esperanzador de esta España que es capaz de todo, y que es un ejemplo en Europa y en el mundo». La ministra de Defensa, Margarita Robles, describió con esas palabras el orgullo que para la industria militar española, para la Armada y para los españoles que sienten a sus Fuerzas Armadas como algo propio supone tener encarrilado el proyecto de construcción de los primeros cuatro submarinos de diseño y construcción totalmente nacional.
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El primero de ellos, el 'Isaac Peral', numerado como S-81, vio este jueves la luz en el astillero de Navantia, donde ha sido ideado y fabricado durante las últimas dos décadas, con la participación activa de más de diez mil profesionales. La Princesa de Asturias fue la madrina en la ceremonia de puesta a flote, presidida por su padre, el rey Felipe VI, y con asistencia de su madre, la reina Letizia, y de su hermana, la infanta Sofía. La botadura real se llevará a cabo la próxima semana y dará inicio a las primeras pruebas de motores y equipos.
La construcción de los submarinos S-80 constituye el mayor programa de la industria militar española en toda su historia, con una inversión cercana a los 4.000 millones de euros desde su puesta en marcha en 2004. Además de cubrir las necesidades del Arma Submarina española, compuesta actualmente solo por dos buques de diseño francés y construcción nacional hace cuatro décadas, Navantia aspira a rentabilizar el producto con su comercialización en el extranjero. Por eso, diplomáticos de cinco países asistieron a la ceremonia.
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Lluvia al final de acto
Así quedó de manifiesto durante el acto, en el que intervinieron, además de Robles, el presidente del astillero público, Ricardo Domínguez, y el almirante jefe del Estado Mayor de la Armada, Antonio Martorell Lacave.
Tras los discursos y la bendición del barco, la Princesa de Asturias subió a un palco ubicado junto a la proa y cortó la cinta con la que se accionó un sencillo mecanismo para estrellar contra el casco del sumergible una botella de vino tinto español especialmente seleccionada por la Armada para esta ocasión. El acto finalizó con la interpretación del Himno Nacional e, inmediatamente, comenzó a llover copiosamente sobre el astillero.
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No obstante, la treintena de miembros que componen la primera dotación del buque tuvieron oportunidad de dejar su lugar en la tribuna de invitados, protegida por una carpa, para departir en la antegrada del astillero con la Familia Real, la ministra de Defensa y otras autoridades. Entre estas estaban el presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, la alcaldesa de Cartagena, Ana Belén Castejón, el delegado del Gobierno, José Vélez, y el presidente de la Asamblea, Alberto Castillo.
Todos ellos, junto con otros altos cargos de la Administración central y altos mandos militares, recibieron a la Familia Real en la puerta de las oficinas del astillero. Tras saludar y fotografiarse con una representación de la plantilla de trabajadores, hicieron un recorrido por el Centro de Diseño Virtual para conocer más detenidamente el Programa S-80 Plus.
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Homenaje a Isaac Peral
El primero de los cuatro buques del Programa S-80 Plus de Navantia para la Armada toma el nombre del científico y marino cartagenero Isaac Peral y Caballero, inventor del primer submarino torpedero del mundo. Él logró botar el suyo en 1888 gracias a apoyos tan destacados como el de la reina regente María Cristina, antepasada de la Princesa de Asturias. Pero los políticos de la época descartaron el revolucionario invento y promovieron una campaña de desprestigio contra el ingenio.
Más de un siglo después de aquellos acontecimientos, el presidente de Navantia, Ricardo Domínguez, concluyó su discurso en la ceremonia citando las palabras de Peral: «En la ciencia y en la innovación está nuestro futuro». El directivo celebró este hito histórico para la defensa nacional y Navantia, que «ha supuesto un enorme desafío» y es «el mayor reto tecnológico afrontado por nuestra industria de defensa». Pese a las dificultades, la clase S-80 «es ya una realidad» y este «el submarino convencional más avanzado del mundo». Domínguez destacó la «amplia» experiencia que atesora el astillero de Cartagena en la construcción de submarinos, que ha fabricado 27 de los 39 que han prestado servicio a la Armada en 106 años de historia del Arma Submarina.
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La ministra Robles, que recordó al inicio de su discurso a los militares fallecidos por la pandemia, también reconoció la singularidad del logro y del proyecto: «Este submarino es ciencia, innovación y tecnología. Es futuro». Además, tuvo palabras de agradecimiento a los cartageneros, «porque han compartido con nosotros momentos difíciles pero también la ilusión de este día». «Hemos pasado momentos difíciles, -admitió- pero hemos puesto mucha fuerza y mucha ilusión para que, junto con Navantia, este proyecto saliera adelante».
El almirante Martorell aseguró que el S-81 «constituye la prueba fehaciente de la capacidad industrial española y su apuesta por la innovación tecnológica». Aunque recordó que «tras este hito aún quedan retos por superar, como las exigentes pruebas de mar del submarino, la creación de su modelo de sostenimiento, que supondrán verdaderos desafíos para todos los que forman parte del programa».
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A partir de ahora, Navantia, con el apoyo de la Armada, inicia la fase de pruebas de puerto y mar con el S-81. El objetivo es ponerlo en servicio en febrero de 2023. Para entonces, las obras de sus gemelos 'Narciso Monturiol' (S-82), 'Cosme García' (S-83) y 'Mateo García de los Reyes' (S-84) estarán muy avanzados en el astillero.
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