El jurado popular halla culpable de asesinato alevoso al joven que mató a su exnovia en Canteras

El jurado popular encargado del juicio del crimen de Canteras declaró este viernes culpable de asesinato a Adrián S. C., el joven acusado de matar a su expareja sentimental en esa diputación cartagenera. De este modo, considera probados los delitos de allanamiento con violencia, amenazas y asesinato con alevosía, y ratificó las penas de 30 años que suman los tres delitos.

Del mismo modo, los integrantes del jurado rechazaron cualquier atenuante para el acusado, al considerar probado que no padece enfermedad mental, como dejaron claro los forenses en el transcurso del proceso. Adrián, que recibió la lectura del veredicto cabizbajo, no quiso hacer uso de la palabra.

El crimen causó una gran conmoción en su día, después de que el acusado asestara presuntamente a su exnovia medio centenar de puñaladas, haciendo uso de tres cuchillos distintos. La mortal agresión se produjo el 25 de septiembre de 2017, cuando la víctima, Rosa María, volvió a su residencia con sus abuelos, después de presentar una denuncia contra su expareja, de Málaga, al haberlo visto el día anterior por Cartagena y temer por su vida.

Las conclusiones del fiscal señalan que, tras unos meses de relación, la joven decidió dejarla porque la convivencia con él «le resultaba insoportable». Según el escrito de acusación, el ataque fue tan violento que uno de los cuchillos se rompió y la hoja quedó clavada en la zona del cuerpo sobre la que el procesado, presuntamente, «se cebó».

«Yo estaba enamorado y perdí el control. Tomaba de todo para poder olvidarla. Me hacía daño a mí mismo», alegó Adrián esta semana. Dijo no recordar haber acuchillado a su antigua compañera. «Solo sé que el cuchillo me lo quise clavar yo. Yo no quería quitarle la vida; me sentía mal». De esta forma, insistió en que quiso suicidarse y se lanzó desde la azotea de la casa. «Estoy muy arrepentido y pido perdón a la familia».

Especialmente emotivos fueron los testimonios de los padres de la víctima, que apenas pudieron contener las lágrimas delante del juez. «Él siempre decía que, si no era para él, no era para nadie. Era una chica muy buena, que nunca antes había conocido a un chico, que solo quería estudiar y siempre estaba en casa», relató el progenitor.