Bar Deportivo de El Algar
José Sánchez Conesa
Miércoles, 24 de enero 2024, 00:05
En 2022 se realizó un informe que revelaba el fuerte peso económico de la hostelería en nuestro país, aunque el estudio resaltaba la importante función ... social de los bares en las relaciones personales y comunitarias. Bares, cafeterías y restaurantes refuerzan sentimientos de pertenencia evitando el aislamiento de personas que viven solas o que son mayores. Además, proporcionan servicios personales, como ocurre en bares de la España vaciada, que se transforman en centros de paquetería, avisos o son el único local de reuniones y de encuentros festivos. Han sido base granítica de nuestra convivencia. Ese es el caso del Bar Deportivo de El Algar que el domingo cerraba sus puertas, con el rechazo del vecindario.
Pedro Esteban, amigo y cronista de El Algar, le ha dedicado diversos textos en el perfil de la red social Facebook 'Algar Plaza del Hondo', acompañado de fotografías. También recoge en su libro 'Algareños de nación o de vecindad' líneas que glosan al personaje fundador de dicho bar situado en la plaza del Hondo, Vicente Pellicer Pavía, un valenciano nacido en Alcira en 1919 que llegó a El Algar en 1947. Trabajó de encargado en la finca de Lo Pollo, formó parte sustancial de la vecindad algareña, donde murió en 1.994.
Ya conocía nuestra comarca por haber servido a la milicia en la base área de Los Alcázares. Además, esta era la tierra de su esposa Salvadora. También se ganó la vida como cobrador de los autobuses que cubrían la línea entre Los Nietos y Cartagena, aunque su deseo era establecerse por cuenta propia, a través de una lonja de frutas y verduras en la plaza del Hondo, para dar así salida a la producción de los campos algareños. El negocio no cuajó.
Lugar de encuentro
Su primera aventura hostelera consistió en una pequeña taberna, en la calle general Aznar. En 1960 se trasladó a la Plaza del Hondo, tras arrendar la parte de la planta baja del edificio que era sede de la Asamblea Local de Cruz Roja Española, atendida por vecinos voluntarios. Cuando no estaba localizado el encargado de la ambulancia era Vicente hijo quien trasladaba al vecino enfermo en aquel Seat 1400 ranchera a las urgencias hospitalarias de la ciudad.
Esta familia ejerció labores de conserjería de la institución benéfica, como comenta el último dueño del Deportivo, Juan Antonio. Tuvo como empleado a su primo José Ángel García Pellicer, actual presidente del Club Deportivo Algar, siguiendo la tradición del abuelo. La taberna se trasformó en moderno bar-cafetería, con una valorada cocina de tapeo, tanto que tenía fama de servir los mejores calamares a la romana de la comarca. Fue lugar de quedada para café, la copa y de jugar una partida de cartas y al dominó.
Vicente Pellicer fundó el Bar Deportivo, presidió el equipo de fútbol y gestionó cines y el Teatro Apolo
El Bar Deportivo siguió con la tercera generación. Amplió la carta con el caldo con pelotas, los callos, la ternera con guisantes o con tomate, el bacalao encebollao y la asadura con patatas al ajo cabañil.
Todos los artistas que actuaban en el Teatro Circo Apolo cenaban allí tras la actuación. Fue el caso del Dúo Dinámico, Antonio Molina, Los Tres Sudamericanos, Mochi y Camarón, tras pasar por el festival minero. En cierta ocasión entró en el recinto un joven muy delgado, más bien 'poquica cosa', quien ante una fuente de cigalas expresó a Vicente padre su deseo de comer aquellos bichos. Mira, nene, que esto es caro, le advirtió el dueño. Pero a mí me gustan, contestó el joven. El dueño le sirvió y al rato entró un señor que le comentó: «No sabes quién es, es el torero Palomo Linares». Este actuaba en la plaza de toros de Cartagena.
Serían las dos de la madrugada cuando comenzaron a bajar de coches una serie de personajes estrafalarios con el pelo pintado de azul. Pensó en bajar la persiana y salir corriendo, por si se trataba de un atraco. Resultaron ser la orquesta Mondragón con cuarenta componentes, quienes acabaron con todas las existencias, hasta con las magdalenas. Vicente hijo califica el ambiente que se generó como de «fantástico», siendo muy generosos con las propinas.
Célebre es la fotografía en la que se ve a Vicente, el pionero de la saga, tocado de boina junto a las señoritas que presidían las carreras de cintas a caballo en 1951. Ejerció como presidente de los festejos de Lo José, agrupación de viviendas en el corazón mismo de El Algar. Cuando se jubiló sufrió cuatro infartos. Tras ello, pasó su tiempo recluido en un rincón con ánimo caído. Le propusieron presidir el club local de fútbol a lo accedió. Esta decisión fue una reactivación del equipo y del propio Vicente. Le dio la vida y de paso ascendió al equipo del C. D. Algar a la primera categoría del fútbol regional en la temporada 1984-1985.
Aficionados algareños
Los aficionados algareños aún recuerdan aquel eslogan que se hizo popular en las postrimerías de la temporada: «Amigo Vicente contigo de presidente llegamos a Primera Preferente». Su hijo nos relata que pasaban la gorra entre los espectadores para abonar el coste del árbitro, pero algunos pillos que no querían contribuir se ubicaban detrás del cobrador para no ser vistos.
También gestionó durante años el cine Casablanca. Fue el último empresario del Teatro Circo Apolo que, tras dejar de funcionar como sala habitual de exhibición de cine, siguió bajo su gestión hasta los primeros años ochenta con la programación de espectáculos de artistas más o menos famosos, discoteca y fiestas de fin de año. Fue un emprendedor de vitalidad incansable.
Contemplé una pintura mural al fondo del bar firmada por Pencho Cegarra, dos molinos de viento, una casa típica de la zona y el tío Bartolo labrando con un par de vacas. Ya es un espacio sordo, sin la algarabía de ayer.
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