Atamaría cura las heridas del fuego
Diez años después del incendio que arrasó 420 hectáreas de bosque en el parque de Calblanque, Medio Ambiente planea nuevas mejoras forestales
Tras siete días ardiendo, el fuego originado a las nueve de la noche del 18 de agosto de 2011 dejó un aspecto tenebroso y sombrío ... en parte del Parque Regional de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila. Las llamas arrasaron 420 hectáreas, de las que 322 eran de la Red Natura 2000, una zona de especial protección ambiental. Entonces, el rico patrimonio forestal de muchos años se tambaleó en pocos minutos. Ahora, diez años después de aquellos funestos días, los restos del fuego apenas se perciben y la fauna y flora son ya los protagonistas.
Entre las muchas especies que se vieron afectadas estaba el 'tetraclinis articulata' o ciprés cartagenero, catalogado como «hábitat prioritario» a escala comunitaria y como «muy raro» a escala nacional. Un año después del fatal suceso, un plan europeo liderado por la Comunidad Autónoma y la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) comenzó la lucha para volver la zona a su estado natural. Tras ello, se han llevado a cabo una serie de actuaciones a lo largo de los últimos cinco años que han logrado regenerar la zona.
La Comunidad Autónoma pondrá en marcha otro proyecto para mejorar los hábitats afectados y la gestión forestal
Fueron retirados los árboles quemados, revegetado las zonas afectadas mediante la siembra y plantación, y utilizado la madera quemada para construir albarradas y fajinas que sirvieron de elementos de corrección hidrológica para luchar contra la erosión hídrica.
Una década después, la Comunidad sigue trabajando. Concretamente, en los últimos años, la Dirección General del Medio Natural está llevando a cabo una evaluación de estas actuaciones post-incendio. También está en marcha la redacción y ejecución de un nuevo proyecto que siga la línea de mejora de los hábitats afectados y restaure por completo la zona.
Resultados preliminares
«A nivel preliminar, los resultados de aquellas actuaciones se consideran muy positivos. Están arrojando datos muy satisfactorios en cuanto a tasas de supervivencia y crecimiento de las especies empleadas en la restauración», explicó a LA VERDAD, el director del Parque Regional de Calblanque, Peña del Águila y Monte de las Cenizas, Andrés Muñoz. Además del ciprés de Cartagena (Tetraclinis articulata), para la restauración fueron empleadas acebuche, aladierno, espino negro y lentisco.
Aunque el incendio causó graves daños ambientales, la intervención de los medios de extinción y las condiciones climáticas ayudaron a que las llamas no afectaran de lleno a la umbría de Peña Águila, la zona desde el punto de vista biológico y paisajístico más valiosa del Parque Regional. «Dado el nuevo escenario de cambio climático nos enfrentamos a episodios de sequía cada vez más reiterados e intensos, lo que sin duda también va a favorecer la recurrencia de incendios forestales. Esto nos ha llevado a la necesidad de anticipar las labores de gestión forestal hacia la diversificación específica y estructural de las masas forestales del Parque», añadió Muñoz.
Para la restauración fueron empleados, además del ciprés de Cartagena, acebuche, aladierno, espino negro y lentisco
La intención con estas medidas es lograr un bosque «más resiliente ante los efectos de sequías severas e incendios forestales», aclaró el director del Parque.
Sumidero de carbono
Para lograrlo, será reducida tanto la cantidad de combustible disponible como su continuidad espacial. Así se contribuirá al incremento del papel de estos sistemas forestales «como sumidero de carbono mediante el rejuvenecimiento y la diversificación de las especies que los componen», aseguró Muñoz. El principal trabajo, concluyó, pasa por favorecer las formaciones forestales más abiertas, con especies iberoafricanas, como el propio ciprés de Cartagena, el cornical o el arto.
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