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Quedé en casa de mi amigo Hugo para conocer el nuevo corredor verde de dos kilómetros que el Ayuntamiento está liderando en Canteras, dado que ... él es un entendido en esta materia. Es un lugar que se va convertir en zona de paseo, deporte, historia y naturaleza, siendo un disfrute para quien lo recorra. Nada más llegar al cuidado y bonito jardín que tiene en la entrada de su acogedora residencia me invitó a compartir tertulia dándome una sorpresa: ¡Vas a probar algo que no conoces! Y, efectivamente, no conocía un nuevo producto para degustar en el mundo del hielo. Era Sir Davis Whisky. Este destilado es mucho más que una bebida; es un símbolo cultural que ha inspirado a artistas a lo largo de los siglos. El whisky siempre ha dejado su marca en la música. Una prueba de ello es que la artista Beyoncé ha vuelto a revolucionar el algoritmo con su incursión en las bebidas espirituosas lanzado esta marca.
Le ha dado ese nombre en honor a su bisabuelo Davis Hogue. Fue granjero en el sur de Estados Unidos y escondía botellas de whisky en los nudos de los cedros durante la Ley Seca para que las encontraran sus amigos y familiares. Continuando ese legado de cuatro generaciones, para la artista es una forma de rendirle homenaje a su antepasado con este delicioso whisky americano de sabor suave, ligeramente picante y un sutil dulzor, derivado de una mezcla del 51% de centeno y 49% de cebada malteada que respeta la tradición. Tiene un elegante diseño de botella, sellado por el símbolo del caballo que representa la identidad gráfica de su álbum 'Renaissance'.
Mientras lo degustábamos junto con Paco de Paula –un buen entendido en esta materia– Hugo nos explicó por qué se tiene que ser tolerante, bien sea fácil o difícil. Fácil es juzgar los errores de otros y difícil reconocer los propios. Fácil es hablar sin pensar y lo difícil es pensar antes de hablar. Fácil es herir a quien nos ama y lo difícil es curar esa herida. Fácil es prometer y lo difícil es cumplirlo. Fácil es dictar reglas y lo difícil es seguirlas. Fácil es decir «te amo» y lo difícil es demostrarlo cada día. Fácil es criticar a los demás y lo difícil es mejorar uno mismo. Fácil es llorar por lo perdido y lo difícil es cuidarlo para no perderlo. La clave de todo está en ser tolerante.
Y después de tan agradable copa y tertulia hablamos del proyecto que entrelaza la herencia romana con el anhelo de un futuro sostenible: el Bosque Romano. En esta Trimilenaria ciudad, donde las piedras susurran historias y el viento acaricia vestigios de un pasado glorioso, emerge esa magnífica iniciativa liderada por nuestro Consistorio con todo el apoyo de la alcaldesa y el respaldo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Transición Ecológica. No solo busca reverdecer la ciudad sino, también, reconectar a sus habitantes con las raíces que yacen bajo nuestros pies.
El Bosque Romano se extiende como un corredor verde uniendo la barriada de San José y la población de Canteras. Este sendero no es un mero paseo natural; es un viaje a través del tiempo donde la vegetación autóctona abraza a las antiguas canteras romanas, testigos silenciosos de la grandeza de Carthago Nova. Con una inversión cercana a los cuatro millones de euros –fruto del esfuerzo del Ayuntamiento y del impulso de la antedicha fundación– este suelo comienza a tomar forma con pasos firmes y corazón abierto recuperándose con mimo y sabiduría. Hay que destacar que Anse, Arba y el Cetenma han unido su buen hacer para sembrar futuro sobre la historia. Es sorprendente que, en un tiempo de desencuentros constantes, colectivos ecologistas y administración hayan trabajado juntos para que este proyecto se lleve a cabo.
La recuperación de las antiguas canteras romanas no consiste en poner un decorado. Forma parte de esa mirada que no renuncia a las capas de historia que explican nuestro presente. Es una invitación a hacer, de estos espacios, parte de la vida cotidiana. Una iniciativa que sólo tiene sentido si los vecinos se implican en su conservación con tanta ilusión como han puesto en su creación. El Bosque Romano será tan duradero como lo sea el compromiso vecinal para cuidarlo, respetarlo y hacerlo crecer. Y esa es tal vez la mejor noticia porque este proyecto no se ha impuesto desde arriba sino que ha nacido escuchando a su entorno, caminando con sus barrios.
La segunda fase de este singular y estratégico proyecto que es una realidad, ya asoma en el horizonte como promesa de primavera eterna. Traerá consigo la plantación de 30.000 ejemplares de flora autóctona como romeros, lentiscos, espartos y acebuches para que las raíces de nuestra tierra vuelvan a abrazar las entrañas del suelo cartagenero. Y, como broche de oro, en la siguiente fase abrirá las puertas de nuestras canteras romanas, rescatadas del olvido y de los residuos para que vuelvan a lucir, desnudas y orgullosas, como testigos pétreos de la antigua Carthago Nova.
El Bosque Romano crece, reverdece, renace... Como renace cada mañana el puerto cuando el sol le da los buenos días. Porque para esta Trimilenaria ciudad, donde los legados romanos no solo se excavan sino que se sienten, este proyecto no es sólo ecología sino identidad. Por eso, al caer la tarde, cuando la brisa baja de Canteras y los pinos recién plantados susurran su gratitud a quienes los cuidan, toca entender que Cartagena sigue viva, viva y muy viva.
Qué mejor manera para celebrar este corredor verde que hacer una «parada y fonda» en un histórico local que el 15 de julio celebrará su cincuenta aniversario. Aprovechamos para felicitar a su propietario y amigo de la infancia Felipe García 'El Popo' por su reciente nombramiento como presidente de la Junta Vecinal. Nos preparó una muy buena manduca empezando con tomate partio regado con buen aceite y acompañado de bonito, anchoas y caballa al que le siguió un pulpo a la cartagenera al estilo de 'El Taurino'. Luego tostas de pan con tomate y sardina ahumada y un revuelto campero auténtico como lo hacía 'Pepe el Moreno' en su finca de La Petra. A continuación, unos michirones de los galardonados con el premio 'Michirón de Oro' en 2022, exquisitos. Para terminar nos sirvió una paella de bacalao y verduras y algo que es obligatorio tomar en El Popo, su conejo al ajillo que está soberbio. Todo estuvo regado con un tinto crianza de León, 3 Palomares de uva Prieto Picudo.
El chef Pascual nos sorprendió con un magnífico «postre de sartén» consistente en una leche frita con helado de turrón y una crema de Canteras. Estuvo acompañado de una copa de vino generoso dulce de naranja de Bodegas Góngora que nos dio la oportunidad de brindar por la buena gestión de nuestra alcaldesa y todos los que han participado en este proyecto, esperando que el ritmo conseguido «no pare». Termino con una reflexión: «El que planta un árbol, planta una esperanza». Así lo siento, así lo escribo y espero que se cumpla.
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