La Guardia Civil investiga los lazos de la banda de narcos de La Manga en Marruecos
Los presuntos traficantes sorprendidos con una tonelada de hachís tenían alquilado un chalé en la zona del Vivero para los meses de abril y mayo
José Alberto González
Martes, 18 de abril 2017, 01:16
De La Manga hasta Almería, y de Almería hasta Marruecos. La investigación que, después de varios meses de minuciosas y sigilosas pesquisas, ha permitido a la Guardia Civil pillar in fraganti a nueve presuntos narcotraficantes con cerca de una tonelada de hachís en el chalé de una tranquila zona cercana al Mar Menor sigue abierta. Y las averiguaciones se encaminan, entre otras cosas, a tratar de determinar el origen de la droga y los vínculos concretos que los receptores y presumibles distribuidores del material en España tenían en Marruecos.
Así lo han asegurado a 'La Verdad' fuentes conocedoras de la operación que, el Jueves Santo, permitió al Equipo de Delincuencia Organizada y Antidrogas (EDOA) de la Benemérita asestar un golpe a una banda a la que seguía la pista desde el año pasado en la Región de Murcia y Andalucía.
Tras detectar el desembarco de los estupefacientes en una playa de La Manga, los funcionarios realizaron un discreto seguimiento que les llevó a un chalé de la urbanización El Vivero, que la organización tenía alquilado desde apenas unos días antes. En ella, los narcos pensaban estar, al menos, abril y mayo, tras haber pagado en billetes el dinero al propietario del inmueble.
Así lo relataron las fuentes consultadas quienes añadieron que cuando los agentes registraron la vivienda, con autorización del Juzgado de Instrucción 1 de Cartagena, hallaron dos embarcaciones en el jardín. Al subir a una de ellas, y mientras sus compañeros tenían ya esposados a tres españoles y un marroquí, uno de los guardias no pudo reprimir su satisfacción por el éxito que acababan de alcanzar. Al ver los fardos en el barco, exclamó: «¡Bingo, chocolate!».
En el chalé había una lancha neumática y un barco dotado con doble fondo. Y, en efecto, allí estaba la mercancía, alijada muy posiblemente esa misma noche. De hecho, hubo vecinos que vieron alterado el descanso buscado en plena Semana Santa: a los narcos se le oyó cómo estaban «contentos y de juerga toda la noche». Tal vez celebraban el haber alcanzado la costa sin ser detectados, o eso al menos habrían creído ellos, por las autoridades españolas.
«¡Bingo, chocolate!»
El juez -que ha declarado el secreto de sumario sobre la causa- debe tomar ahora una decisión sobre la situación procesal de los arrestados, ocho de los cuales se negaron a prestar declaración el sábado. Solo un marroquí dijo que vino a La Manga de vacaciones e identificó a los cuatro compatriotas con los que viajó desde Almería en un coche, interceptado cerca del chalé.
Mientras el magistrado decide si encarcela a los investigados (la Fiscalía les acusa de delitos contra la salud pública y pertenencia a organización criminal), los implicados puede que estén reflexionando en los calabozos sobre la paradoja de haber sido cazados en una 'guarida' en cuya puerta luce un azulejo con el dibujo de un can y esta advertencia: «Cuidado con el perro». En este caso, el can estaba fuera, velando por la ley, y los 'malos' estaban dentro.