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Luis Melgarejo cerrará su etapa como hermano mayor a finales del próximo mes de junio. Habrán sido cuatro años en los que ha vivido con más intensidad que nunca las Fiestas de la Cruz.
–Cuarto año al frente de la Cofradía de la Vera Cruz, ¿cómo espera la celebración en 2025?
–La experiencia acumulada nos permite afrontar con un poco más de tranquilidad cada uno de los actos; no han faltado las dificultades, tanto a nivel climatológico como en otros aspectos, pero siempre se han podido desarrollar todos los rituales en torno a la Cruz. Nuestra voluntad es que se pueda celebrar todo independientemente de las circunstancias. Lo importante es que el programa se cumpla por completo; para eso, como en los años anteriores, hemos estado trabajando y estamos preparados para cualquier eventualidad.
–¿Qué experiencias recuerda con más emoción?
–Han sido muy numerosas y muy intensas. Ahora recuerdo el momento de la recogida de la Bandeja de Flores el año pasado en el convento de las clarisas. Había fallecido sor Rosalía y se tuvo que hacer de otro modo, menos multitudinario. Fue un momento muy emotivo, por la tristeza de su pérdida y, por otra parte, por ser conscientes de que estábamos iniciando uno de los rituales que finalizaría horas más tarde en el interior de la basílica.
Por otra parte, durante estos años, ser hermano mayor ha hecho que nuestra familia vuelva a recuperar Caravaca como nuestra ciudad que, ciertamente, nunca habíamos perdido porque mis padres siempre nos mantuvieron unidos a Caravaca. Es cierto que a nivel familiar, no vivíamos con tanta intensidad como lo hemos hecho ahora, las fiestas. Acudíamos a los actos religiosos, pero no a todas actividades festeras. Ser hermano mayor ha hecho que hasta nuestra hija haya venido a casarse a la basílica de la Vera Cruz y que la Casa de la Torre haya vuelto a ser un espacio de reunión para todos los hermanos.
–¿Qué destacaría de los rituales?
–El más antiguo y, quizás, de los más concurridos, es el del Baño de la Cruz en el Templete; por eso creo que es el que más se recuerda, con la presencia de moros y cristianos, justo después del Parlamento. En ese momento se da cita toda Caravaca en ese lugar. Hay otros rituales muy bonitos y emocionantes como las procesiones, recuerdo especialmente la del día 5 de hace tres años, como tanto había llovido no se pudo celebrar el Desfile de la tarde del 4 de mayo y al día siguiente, tanto moros y cristianos como caballistas participaron multitudinariamente en el regreso de la Vera Cruz a su basílica. Esta circunstancia no se volverá a repetir, pero fue un movimiento espontáneo que a mí me emocionó.
–¿Qué destacaría de su gestión?
–Iniciamos este periodo destacando que era necesario contar con un equipo y tener un proyecto y eso es lo que hemos intentado hacer. Creo, sinceramente, que se ha conformado un buen equipo y estoy muy agradecido por el trabajo que cada uno de los componentes de este equipo ha realizado en estos cuatro años dedicado tiempo, esfuerzo, creatividad, capacidad organizativa y mucho cariño a la Vera Cruz.
En cuanto a los proyectos, han sido muchos. Desde la colocación de los hitos monumentales con la Cruz de Caravaca a lo largo de los caminos de peregrinación hasta la celebración del Encuentro Internacional de Ciudades Jubilares, pasando por los ciclos de mesas redondas sobre los caminos y las donaciones para el Museo de Arte Sacro, entre otras acciones. Destacaría la preparación y la celebración del Año Jubilar y, por su significado y excepcionalidad, la visita de la Cruz de Caravaca a las pedanías, fue algo muy emocionante. No era fácil porque es necesario movilizar a mucha gente, a la policía, a voluntarios, vehículos de escolta... más de 50 personas se movilizaron durante más de dos meses para poder llevar a cabo todas las visitas. Se visitaron todas las pedanías de Caravaca, algunas de Moratalla y también fuimos a Puebla de Don Fadrique, en Granada.
También quiero destacar la obra social; además de recuperar la documentación del proyecto para constituir la Fundación Pía de la Vera Cruz, hemos podido ayudar a la Fundación Española contra la Leucemia, a Jesús Abandonado y a otras entidades que se dedican a los más vulnerables. Así como la entrega del óbolo de San Pedro en el Vaticano para las obras sociales pontificias y dedicar una buena parte a Caritas.
–¿Cómo valora estos primeros meses tras la clausura del Año Jubilar?
–Estamos muy contentos; siguen llegando grupos de personas a la basílica que se acercan para postrarse ante la Vera Cruz o que sienten curiosidad por conocer la historia de la presencia de la Sagrada Reliquia en Caravaca. Seguimos trabajando con la mirada puesta ya en la celebración del próximo año jubilar, en 2031, que coincidirá, además, con el 800 aniversario de la Aparición de la Cruz.
–Un mensaje para los cofrades, para los festeros y para quienes nos visiten.
–A los cofrades y festeros, que podamos renovar juntos nuestra devoción a la Santísima y Vera Cruz, que tengamos en cuenta la importancia que tienen los rituales que se han ido generando a lo largo de ocho siglos y que seamos conscientes de la responsabilidad que tenemos para seguir difundiendo el culto a la Sagrada Reliquia. A quienes nos visiten, que puedan sentir el calor de una ciudad que siempre los acogerá con los brazos abiertos y que puedan tener un buen encuentro con la Cruz y con los rituales que se celebran en su honor.
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