Una campaña a la andaluza

Pese a que se ha hecho oficial ahora, Segado lleva bastante tiempo trabajando en la estrategia que los populares seguirán en los próximos comicios. Una cita electoral ante la cual, aunque en política todo puede cambiar de la noche a la mañana, el clima que se respira en la sede del PP es de optimismo, pues todas las encuestas publicadas hasta el momento –incluso un estudio que difundió el CIS de Tezanos, aunque en este caso la muestra era demasiado reducida como para darle valor científico– vaticinan que la formación volverá a ser la fuerza más votada en la Región tras el batacazo de 2019 y que la principal duda radica en si podrá gobernar en solitario o tendrá que ponerse de acuerdo con Vox.

En ese sentido, el presidente de la Comunidad y del PP regional, Fernando López Miras, ha dejado muy claro en sus declaraciones de las últimas semanas que lo que menos le apetece del mundo es volver a gobernar en coalición con otro partido, después de la experiencia de esta última legislatura con Ciudadanos, que le puso una moción de censura por sorpresa a mitad de mandato. Y, aunque no lo afirma tan claramente, menos todavía le entusiasma la idea de contar con consejeros de Vox, partido que ya le ha dejado claro que, si tiene responsabilidades, abrirá frentes polémicos sobre cuestiones sensibles como la recuperación del Mar Menor, el aborto, la inmigración o el colectivo LGTBI. Para muestra, un botón, y ahí está el ejemplo de lo que le está pasando a Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León.

Precisamente, esa amenaza real de que el partido de Santiago Abascal pueda formar parte del Gobierno autónomo e implantar su agenda ideológica en la Región es una de las bazas que jugarán los populares para ese empujón final que les permita alcanzar los 23 escaños que dan la mayoría absoluta en la Asamblea.

Si la tendencia en los sondeos sigue como hasta ahora, con los socialistas sin despegar, y Vox mantiene su insistencia en entrar en el Ejecutivo aunque a López Miras le falte un solo diputado, se entiende que la papeleta del PP puede convertirse en el voto útil de las próximas elecciones y atraer no solo a los antiguos votantes de Ciudadanos (que se da por hecho que ya se tiene), sino también incluso a electores moderados que hayan votado anteriormente al centro izquierda.

Esa táctica de ir con los sillones por delante le salió mal a Vox en Andalucía y fue una de las claves para que Juanma Moreno, al que ninguna encuesta de la campaña y precampaña daba la mayoría absoluta, arrasara en las urnas, con 58 de los 109 diputados en el Parlamento de Sevilla.

Y en el espejo de Moreno se mirará López Miras para diseñar la estrategia de los prolegómenos de la cita electoral de mayo. Mensajes de moderación, centrados en los problemas reales de los ciudadanos (economía, precios, impuestos, empleo, agua) y sin entrar en cuestiones sensibles que puedan producir división entre el propio electorado –como si los médicos deben o no obligar a escuchar el latido del embrión a las mujeres que decidan la interrupción voluntaria del embarazo– o las supuestas intenciones oscuras de la Agenda 2030, la gran bestia negra para Vox. El enésimo giro al centro de la formación popular, esta vez con más motivo que nunca ante la posibilidad de captar votantes de centro izquierda descontentos con Pedro Sánchez. «No es que el presidente vaya a adoptar un perfil moderado por las elecciones, es que él nunca ha sido un radical», apuntan fuentes cercanas al jefe del Ejecutivo regional.

El tono andaluz que impregnará la campaña del PP en la Región viene, asimismo, marcado por Génova, donde el coordinador general, Elías Bendodo, fue nombrado director del comité de campaña. Como Joaquín Segado, pero a nivel nacional.

Bendodo fue el número dos de Juanma Moreno en la Junta de Andalucía en su primera legislatura, así como el cerebro de la campaña que llevó a los populares a la mayoría absoluta en las elecciones de junio de 2022. Un estudio postelectoral del CIS determinó que el PP fraguó su victoria en los comicios andaluces gracias a que fue capaz de aglutinar el 71% del voto que perdió Ciudadanos y arrebatarle al PSOE un 17,5% de los electores que obtuvo Susana Díaz en la anterior cita con las urnas.

No obstante, hay muchas diferencias entre Murcia y Andalucía. Allí el PP se enfrentaba a su primera reválida tras alcanzar el Gobierno cuatro años antes, en sustitución de un partido, el PSOE andaluz, acorralado por los casos de corrupción. Aquí ocurre lo contrario. Ya son 28 años de ejecutivos populares en la Región, con el consiguiente desgaste acumulado, y la corrupción se relaciona con la marca PP, más ahora con lo ocurrido en el Puerto de Cartagena. Tal vez eso explique la presión que se ha hecho desde San Esteban a Yolanda Muñoz para que deje el cargo.

Además, todavía están por salir la sentencia del 'caso Auditorio', que afecta a Pedro Antonio Sánchez, así como la más que posible apertura de juicio oral contra Ramón Luis Valcárcel por el 'caso La Sal II', vinculado a la desaladora de Escombreras.

Así que no hace falta ser adivino para presagiar que el PSRM se agarrará a la supuesta corrupción pasada y futura como un clavo ardiendo, aunque su candidato y secretario general, José Vélez, también tenga cuentas pendientes con la Justicia.