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Antonio Cirujano, Francisco Javier Blasco, Carolina Bastida y Víctor Taray, durante la presentación del informe.

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Antonio Cirujano, Francisco Javier Blasco, Carolina Bastida y Víctor Taray, durante la presentación del informe. V. Vicéns / AGM

Las bajas por incapacidad temporal cuestan a las empresas 454 euros por trabajador al año

El absentismo laboral supera el 5%, lo que sitúa a la Región en la media nacional, según Adecco

Miércoles, 21 de noviembre 2018, 03:37

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El absentismo laboral pasa factura. Y lo hace en mayor medida con el cambio de tendencia hacia un crecimiento económico consolidado. De hecho, ha repuntado hasta una tasa nacional superior al 5%, que es generalizada en todos los territorios. En el caso de la Región, la duración media de las bajas, por un periodo de más de dos semanas, se eleva a 108,23 días, y el coste de esa incapacidad temporal supone ya a las empresas murcianas hasta 454 euros por trabajador y año. Así lo constata el VII Informe Adecco sobre absentismo laboral, presentado ayer en Murcia por esta compañía líder en recursos humanos.

Se trata de un fenómeno que afecta de manera directa a la productividad, pero también a todo el sistema social y sanitario. De ahí la importancia de una mayor implicación por parte de patronos, trabajadores y Administración para la adopción de medidas preventivas, como se advierte en las conclusiones.

El director de Adecco en Levante, Víctor Tatay, inauguró el acto de presentación del estudio ante unos sesenta directivos murcianos, acompañado por la vicepresidenta de Dirección Humana, Carolina Bastida, organización que representa a este colectivo en la Región, reconociendo que «el absentismo es un fenómeno malo, que no hay que esconderlo». Y dejó claro que «una tasa del 5,1% es demasiado alta y tiene unas consecuencias nefastas para nuestras empresas». De hecho, supone un nuevo máximo histórico.

La duración media de las bajas temporales de más de dos semanas se sitúa ya en Murcia en 108,23 días

Por grupos de actividad, la mayor tasa en 2017 se produjo en el sector servicios, repitiendo el 5,1% del año 2007, el mismo valor que en industria, mientras que en construcción fue del 3,4%. En concreto, hay que tener en cuenta que la tasa de absentismo se define como el porcentaje de las horas no trabajadas (sin contar vacaciones, festivos ni horas perdidas debido a expedientes de regulación temporal) respecto a la jornada pactada efectiva.

La construcción registra la menor incidencia de absentismo, con el 3,4%, frente a la industria y los servicios

En el caso de este trabajo, para el cómputo de dicha tasa se han empleado datos sobre horas trabajadas y no trabajadas procedentes de la Encuesta Trimestral de Coste Laboral del Instituto Nacional de Estadística (INE). Además, se ha contado con las aportaciones del barómetro de salud de la mutua Fremap y datos de la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT).

Contingencias comunes

Un dato a tener muy presente es que la tasa de absentismo por incapacidad temporal (IT) ha crecido cuatro puntos, hasta el 3,58%, mientras que las debidas a otras causas se han estabilizado en el 1,42%. De ese modo, las ratios de absentismo con carácter general repuntan de forma incuestionable, muy por encima del resto de variables en materia económica y de empleo, tras ir retrocediendo el «efecto crisis».

Del total de los procesos de baja por este motivo, el 86,36% se derivan de contingencia común (accidente no laboral o enfermedad común). Y el 13,64%, de las de origen profesional (accidentes de trabajo o enfermedades profesionales).

La contingencia común en la Región llega a situarse con una tasa de incidencia (número de procesos en función de la población) del 19,55%, frente al índice español del 22,77%; y una gravedad (duración media de los procesos) de 49,90 días, cuando la media española es del 38,97%.

En cuanto al coste total del absentismo por incapacidad temporal por contingencias comunes, experimenta un incrementando en su registro de un 10,58% interanual, lo que desglosado dispara a su vez las prestaciones económicas, el coste directo para las empresas y el llamado coste de oportunidad en términos de la producción de bienes y servicios que se dejaron de producir.

Intervención pública

El director jurídico de Adecco, Javier Blasco, reiteró que «en nuestro país, 63.000 bienes y servicios no se han podido llegar a producir como consecuencia del absentismo, el cual se ve favorecido por la dispersión normativa, por la ausencia de la cultura preventiva y por la excesiva intervención pública en la gestión empresarial». No obstante, añadió que «hay determinados aspectos que pueden ayudarnos a reducir el absentismo, como es la integración real de la prevención de riesgos laborales en la empresa». Para lo que concluyó que las empresas «debemos hacer un mejor marketing preventivo, comunicar mejor a nuestros empleados la promoción de la salud y desarrollar las habilidades de nuestros técnicos de prevención».

Por lo que se refiere a las jornadas perdidas, en 2017 se reanudó la tendencia general de reducción en las horas efectivas trabajadas, donde la Región contabiliza 1.790 horas pactadas en los convenios, mientras que Canarias llega al máximo con 1.852, seguida por Madrid con 1.835 horas. Por el contrario, País Vasco está a la cola con 1.764 horas.

Es muy significativo que de 2000 a 2017, se observa una reducción gradual del número de horas pactadas por trabajador y año. Aunque en el pasado ejercicio se observa ya un «ligerísimo» repunte de las horas pactadas que, en cualquier caso, supone un 6,4% menos que en 2000.

Mientras que en el cómputo por autonomías de la horas efectivas trabajadas, Murcia presenta un registro de 1.535 horas, lejos de Baleares, que encabeza la lista con 1.616 horas. Y otra vez el País Vasco se queda la última con 1.469 horas, junto a Extremadura (1.492).

Entre las bajas no justificadas que presentan mayor relevancia, con una frecuencia entre media y alta, siguen siendo aquellas relacionadas con el ámbito familiar del trabajador, así como con la organización del calendario y horario laboral. Es el caso de las dificultades para conciliar vida laboral y personal, así como los problemas leves de salud que no justifican una baja médica.

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