La aventura de gobernar en minoría
La ley concede a los once alcaldes que no tienen mayoría absoluta grandes poderes para gestionar con normalidad, lo que no evita que queden expuestos a los reveses
Once son los alcaldes de la Región que iniciaron su mandato el pasado 17 de junio sin mayoría absoluta ni acuerdos firmados con otros partidos ... que les concedan garantías de poder desarrollar sus políticas con tranquilidad en los próximos cuatro años. Fueron elegidos gracias a que la Ley de Régimen Electoral General facilita que los candidatos de las listas más votadas en las elecciones sean proclamados regidores siempre que el resto de grupos no configuren una alternativa que alcance la mitad más uno de la corporación.
En esa situación se encuentran Noelia Arroyo (Cartagena), Fulgencio Gil (Lorca), Pedro Ángel Roca (Torre Pacheco), Remedios Lajara (Yecla), Juan Pagán (Totana), Ángela Gaona (San Pedro del Pinatar), Severa González (Jumilla), María Cánovas (Alhama de Murcia), Juana María Martínez (Fuente Álamo), Alicia del Amor (Cehegín) y José Gabriel García Bernabé (Alguazas). Todos del Partido Popular, excepto el último, que es independiente.
Los once alcaldes inician la aventura de gobernar en minoría, la cual, pese a lo que pueda parecer, no es tan complicada como lo podría ser para un jefe del Ejecutivo central o un presidente autonómico en la misma situación. La ley les otorga grandes competencias para poder gestionar con normalidad el día a día, aunque están expuestos a sufrir revolcones importantes en los plenos. De hecho, una alcaldesa de la Región, la alhameña María Cánovas, vio esta semana cómo la oposición le impedía aprobar las nuevas retribuciones de la corporación, pese a que incluían una rebaja de sueldos.
El Pleno mantiene la competencia de aprobar asuntos como los sueldos de la corporación y el Presupuesto municipal
«Los ayuntamientos son una administración presidencialista, en el sentido de que los alcaldes-presidentes tienen la mayoría de competencias, que delegan en los concejales y en la Junta de Gobierno», explica Maravillas Abadía, presidenta del Colegio de Secretarios, Interventores y Tesoreros de la Región de Murcia.
Es así desde la reforma de la Ley Orgánica de Bases de Régimen Local impulsada en 2003 por el Gobierno de José María Aznar, que retiró buena parte de las atribuciones que tenía el Pleno municipal para dárselas a los regidores en busca de mejorar la gobernabilidad de la que se considera la administración más cercana a los ciudadanos.
Las competencias del Pleno, que es donde la oposición puede hacer daño al alcalde, se centran en los asuntos normativos, como los Presupuestos de cada ejercicio, las ordenanzas, los reglamentos y las modificaciones en el planeamiento urbanístico. Cuestiones nada baladíes, como se ve. También las retribuciones de la corporación, que es lo que ha supuesto la polémica en Alhama. Y hace unos años, se produjo en Abarán la curiosa circunstancia de que la oposición se unía para quitarle el sueldo al alcalde del Partido Popular.
«Además, ahora con las ordenanzas y reglamentos, se ha previsto un trámite previo de consulta, para que los colectivos, asociaciones, partidos y ciudadanos afectados por el asunto que pretenden regular opinen. Eso hace que lleguen a los plenos para su aprobación inicial muy consensuadas, por lo que es difícil para un grupo político justificar su voto en contra», señala la presidenta del Colegio de Secretarios, Interventores y Tesoreros.
Un as en la manga
Por otra parte, la ley da a los alcaldes un as en la manga en el caso de que la oposición consiga bloquearles en los plenos asuntos importantes como los Presupuestos del Ayuntamiento. Se trata de la cuestión de confianza vinculada a la aprobación de dicho proyecto. El punto 5 del artículo 197 bis de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General señala que, si el Pleno rechaza esa cuestión de confianza vinculada a los Presupuestos planteada por el alcalde, la oposición cuenta con un mes de plazo para presentar una moción de censura y elegir a un nuevo regidor. Si no lo hace o la moción de censura se presenta pero no prospera, el alcalde que ha presentado la cuestión de confianza consigue la aprobación de esta y del Presupuesto al que estaba vinculada.
No obstante, los munícipes solo pueden presentar una cuestión de confianza al año y un máximo dos en el transcurso del mandado municipal.
En el caso de los ayuntamientos de la Región con gobiernos en minoría, esta opción de la cuestión de confianza es muy tentadora cuando haya problemas para aprobar los Presupuestos. Muchos de los alcaldes tienen la certeza de que no le van a presentar una moción de censura, pues en la mayoría de ellos sería necesaria la alianza de Vox con los partidos de izquierdas, principalmente PSOE.
Mejor con absoluta
Maravillas Abadía es secretaria de Ayuntamiento desde hace 14 años y ha vivido experiencias de todo tipo, tanto gobernar con mayoría absoluta como en minoría. En 2015, cuando se rompió el bipartidismo y se fueron reduciendo los Consistorios con mayoría absoluta, afirma que ella estaba expectante ante la nueva situación, pero luego reconoce que se sintió decepcionada con la dificultad que tenían los grupos para ponerse de acuerdo, lo que acababa afectando al funcionamiento de la propia administración y, sobre todo, a los ciudadanos.
«Aunque un alcalde puede gobernar en minoría, está claro que la mayoría absoluta aumenta la eficacia», señala a LA VERDAD la presidenta del Colegio de Secretarios, Interventores y Tesoreros.
Cuando la oposición tuvo más liberados que el gobierno local
Joaquín Buendía, alcalde de Alcantarilla, del PP ha vivido las dos experiencias. Gobernó en minoría entre 2015 y 2019, mientras que entre 2019 y 2023 tuvo mayoría absoluta. Lógicamente, se queda con la segunda etapa. En la primera, reconoce que lo pasó mal y vivió situaciones desagradables.
«Intenté llegar a acuerdos desde el principio, ofreciendo entrar en el gobierno a PSOE y a Ciudadanos, que era con los que podía pactar, porque los otros eran Podemos e Izquierda Unida. Me dejaron gobernar en solitario, pero desde el primer minuto estuve sometido a un chantaje permanente», relata Joaquín Buendía, que el pasado 28-M revalidó su mayoría absoluta, consiguiendo el 55,76% de los votos y un concejal más.
Buendía recuerda que, en sus primeros días al frente del Consistorio, tuvo que acordar el régimen de dedicaciones y retribuciones. «Trasladé a los grupos que necesitaba 4 concejales liberados. Ellos dijeron que muy bien, pero que ellos necesitaban 6. Así que durante todo el mandato hubo más ediles con dedicación exclusiva de los grupos de la oposición que del equipo de gobierno municipal».
Además, entre 2015 y 2019, el Pleno del Ayuntamiento de Alcantarilla solo aprobó un Presupuesto, el del primer año, 2016. «Y gracias, pues pudimos prorrogarlo los años siguientes, ante la imposibilidad de aprobar nuevas cuentas», subraya Buendía, que recuerda que la oposición trató de imponerle la municipalización de varios servicios con informes técnicos en contra.
No obstante, admite que, pese a esas dificultades, consiguió funcionar en aquel mandato en minoría. «El alcalde tiene la mayoría de las competencias, la gestión fue muy eficiente. Digitalizamos la administración, recuperamos el acueducto de la Noria, remodelamos los jardines y se instaló la fábrica de Alvalle», apunta. Como consejo a sus compañeros que están en minoría, recomienda que, cuando quieran aprobar una iniciativa en Pleno, «se esfuercen en hacer ver que es buena para el municipio, para que así sea difícil rechazarla».
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