Arreón final en la vacunación contra la lengua azul tras hallar 16 positivos
La expansión del virus entre la cabaña ovina y bovina de la Región se ha frenado, pero los ganaderos deben inmunizar a todos sus animales antes de abril
Una carrera a contrarreloj en las granjas de la Región de Murcia. Los ganaderos de ovejas y vacas en la Comunidad deberán tener vacunada contra ... la lengua azul a toda su cabaña de animales antes de abril. Ese mes está marcado en el calendario de las explotaciones porque se vuelve a iniciar el periodo de actividad del mosquito que propicia la fiebre catarral ovina tras acabar el invierno.
Hasta ahora y tras los tres primeros focos detectados en Águilas en noviembre del pasado año, las autoridades sanitarias han hallado en total 16 casos positivos en lengua azul en poco más de tres meses. La transmisión se ha frenado y su expansión se ha limitado a Águilas (7 casos), Lorca (3), Totana (2), Librilla (2) y Puerto Lumbreras con otros dos casos, municipio donde se registró el último incidente y que cuenta con el único caso confirmado en 2024.
Es más, el último foco confirmado en toda España por el Laboratorio Central de Veterinaria de Algete (Madrid), centro estatal de referencia para estas enfermedades, fue precisamente el de Puerto Lumbreras. Otro de los últimos positivos detectado en el país fue en el vecino municipio alicantino de Orihuela.
¿QUÉ ES LA LENGUA AZUL?
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Enfermedad La lengua azul (LA) o fiebre catarral ovina es una enfermedad vírica no contagiosa que afecta a los rumiantes domésticos y salvajes (principalmente a las ovejas, pero también a los bóvidos, las cabras, los búfalos, los antílopes, los ciervos y los alces).
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Síntomas Esta enfermedad puede ser inapreciable en muchos animales, pero también puede causar la muerte en una proporción importante de rumiantes infectados. Los síntomas son fiebre, salivación excesiva, disnea o jadeo con presencia de descarga nasal. Hay hiperemia, congestión y edema alrededor de labios, párpados, hocico y labios, con posible formación de úlceras en la mucosa de la boca.
Esta misma semana se iniciará una nueva campaña de vacunación que se centrará en las Tierras Altas de Lorca, la comarca del Noroeste y la del Altiplano, todo ello tras centrarse en los últimos meses en el Valle del Guadalentín y Campo de Cartagena. Hasta el momento, se han administrado en la Región unas 25.000 dosis en bovino (las vacas requieren de dos dosis de 4 ml cada una, por lo que estarían inmunizados 12.500 ejemplares en total) y 160.000 dosis en ovino (2 ml aplicados en una única dosis). El cálculo inicial hablaba de inmunizar a 386.000 animales antes de primavera, por lo que faltaría por suministrar las dosis a más de la mitad de los animales.
«La previsión es que todos los ovinos y bovinos ubicados en la Región de Murcia se encuentren vacunados cuando finalice el periodo estacionalmente libre de vectores», explican fuentes de la Consejería de Ganadería a LA VERDAD. Añaden que hay que tener en cuenta que gran parte de los bovinos de cebo ubicados en granjas murcianas «ya se vacunaron en la comunidad autónoma de origen, por lo que no se requerirá su vacunación en la explotación de destino en la Región».
540.000 vacunas
La presencia del virus de la fiebre ovina en la Comunidad ha obligado a la compra de 540.000 dosis para la campaña de vacunación 2023/2024. Todas las ovejas y vacas mayores de tres meses deben ser inmunizadas.
El pasado mes de enero, la Consejería reclamó al Ministerio de Agricultura que los protocolos de la lengua azul tengan en cuenta el estatus sanitario de cada comunidad, «con el fin de no generar sobrecostes en pruebas y controles que no sean necesarios». Preguntada por esta cuestión, la Consejería señala que para este año el Ministerio obliga en su programa nacional contra la lengua azul «a un mayor número de pruebas en la Región: aproximadamente 650 muestras». En 2023 se analizaron con tests serológicos 120 muestras en seis granjas centinelas.
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No habrá cupo de animales por veterinario en las granjas
El próximo 16 de mayo cada explotación ganadera de la Comunidad deberá disponer de un veterinario asociado a dicha granja. Los recientes cambios en la normativa estatal sobre sanidad animal obligan a las granjas a disponer de un profesional de estas características, que diseñará para cada una un plan sanitario propio con medidas de higiene y bioseguridad, control de medicación o vigilancia para la prevención de enfermedades. En general, la figura del veterinario de explotación deberá actuar como un asesor más cercano a los titulares de las explotaciones.
Por lo pronto, la Consejería de Ganadería no establecerá un cupo de animales sobre los que se deberá responsabilizar cada profesional sanitario. «No obstante, en un futuro se podría establecer un límite de cabezas por veterinario en función de las verificaciones que realice el personal veterinario de la Dirección General de Ganadería acerca de la aplicación de lo establecido en el real decreto» aprobado en mayo del año pasado. Esa norma deja en manos de las comunidades fijar un número máximo de animales para ser atendidos por el veterinario asociado a la granja.
Asociaciones de defensa
En la práctica, el modelo de trabajo en lo que respecta a la sanidad animal en las granjas de la Región no variará mucho. La mayoría de las explotaciones están asociadas a una agrupación de defensa sanitaria, entidad que dispone de veterinarios que atienden dichas explotaciones. Las organizaciones agrarias también mantienen en sus plantillas a varios de estos sanitarios, que son demandados a su vez por los socios.
Cada explotación dispondrá de un sanitario que elabore un plan de seguridad con medidas de higiene y control de medicación
Fuentes de la Consejería remarcan que ahora cada granja deberá tener detallado en su documentación el nombre y apellidos del veterinario que revise a los animales. La nueva obligación afectará a todas las explotaciones, excepto a aquellas de pequeño tamaño. Por ejemplo, no se aplicaría a aquellas con menos de cinco hembras reproductoras de vacuno y 30 bovinos de producción cárnica; o en el caso del ovino, con menos de 20 reproductoras o 50 animales de cebo. En el porcino: menos de cinco hembras reproductoras o 25 de cebo.
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